Billy el Ni?o pierde hasta el pasaporte
El juez Ruz proh¨ªbe salir de Espa?a a los dos expolic¨ªas franquistas reclamados por torturas por Los exagentes rechazan su extradici¨®n a Argentina, donde les reclama una juez
El exinspector de polic¨ªa Antonio Gonz¨¢lez Pacheco, alias Billy el Ni?o, y el excapit¨¢n de la Guardia Civil Jes¨²s Mu?ecas, acusados de torturas durante el franquismo por una juez de Argentina, entraron ayer en la Audiencia Nacional como cualquier ciudadano honrado, y salieron del edificio judicial como salen muchos imputados: ocultando su rostro con gafas de sol, sombrero y pa?uelo y meti¨¦ndose a toda velocidad en un coche con rumbo desconocido. Y no solo eso, el juez Pablo Ruz, sobre quien ha reca¨ªdo en primera instancia el examen de la solicitud de extradici¨®n cursada contra ellos por la juez argentina Mar¨ªa Servini, les orden¨® la entrega del pasaporte y les prohibi¨® salir de Espa?a. El magistrado tambi¨¦n les obliga a comparecer semanalmente en la Audiencia o bien en el juzgado m¨¢s pr¨®ximo a su domicilio y a fijar una direcci¨®n y un tel¨¦fono en los que poder ser localizados en cualquier momento.
La decisi¨®n tomada por el juez Ruz ¡ªcon el acuerdo de la Fiscal¨ªa de la Audiencia¡ª busca evitar el riesgo de fuga de ambos exagentes. Y constituye una de las acciones judiciales m¨¢s duras tomadas en democracia contra miembros de las fuerzas de seguridad por hechos cometidos durante la dictadura de Francisco Franco. Sin embargo, es dif¨ªcil que los jueces espa?oles vayan m¨¢s lejos, ya que el alcance penal de los hechos de los que Argentina acusa a los agentes puede estar borrado por la Ley de Amnist¨ªa de 1977, seg¨²n varias fuentes jur¨ªdicas.
Ruz cit¨® este jueves a Pacheco y Mu?ecas para un mero tr¨¢mite de los procesos de extradici¨®n: preguntar a los reclamados si desean ser entregados a Argentina. Como era de esperar, ambos rechazaron ser puestos a disposici¨®n de la juez Servini, que ha abierto en Buenos Aires una causa sobre las torturas durante el franquismo. Esta negativa implica que la causa pasar¨¢ directamente a la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, que deber¨¢ celebrar una vista de extradici¨®n. Es en este acto donde las defensas de los exagentes podr¨¢n invocar la Ley de Amnist¨ªa para evitar la entrega de sus clientes. En el caso, que fuentes jur¨ªdicas ven poco probable, de que la Audiencia aceptara la extradici¨®n, la ¨²ltima palabra corresponder¨ªa al Consejo de Ministros, que podr¨ªa vetarla. Por el contrario, si los magistrados de la sala de lo Penal rechazaran la entrega, esta no podr¨ªa llevarse a efecto en ning¨²n caso.
El excapit¨¢n Mu?ecas, de 77 a?os, est¨¢ acusado de torturar al antiguo miembro de ETA Andoni Arrizabalaga, que pas¨® 22 d¨ªas incomunicado en el cuartel de Zarautz (Gipuzkoa) tras su detenci¨®n en agosto de 1968. Arrizabalaga fue condenado posteriormente a muerte aunque la pena capital se conmut¨® por ocho a?os de c¨¢rcel. Por su parte, el exinspector Gonz¨¢lez Pacheco, de 67 a?os, tiene sobre sus espaldas 13 acusaciones de torturas de otras tantas personas entre 1971 y 1975.
El abogado argentino Carlos Slepoy, representante de los querellantes se declar¨® ayer ¡°satisfecho¡± por la decisi¨®n del juez Ruz, con el acuerdo del fiscal Pedro Mart¨ªnez Torrijos. ¡°Creemos que garantiza que ambos queden a disposici¨®n de la Justicia mientras dure el proceso de extradici¨®n¡±, sostuvo el letrado. Los representantes de las acusaciones particulares no participan en estas comparecencias de extradici¨®n. Sin embargo, el juez Ruz recibi¨® en su despacho a Slepoy tras producirse las comparencias de los dos expolic¨ªas para explicarle el contenido y el alcance de los autos en los que adopta las medidas cautelares contra Gonz¨¢lez Pacheco y Mu?ecas.
Slepoy agradeci¨® la ¡°deferencia¡± del magistrado, pero se quej¨® de la actitud de los agentes que custodian el edificio judicial por la actitud que mostraron ante la veintena larga de manifestantes que acudieron a exigir la extradici¨®n de los dos expolic¨ªas. Los concentrados fueron trasladados desde la puerta de la Audiencia Nacional en la calle Prim 12 de Madrid, a la esquina con el paseo de Recoletos. All¨ª gritaron consignas como ¡°Extradici¨®n a los torturadores¡± y ¡°Ni olvido ni perd¨®n: verdad, justicia y reparaci¨®n¡±.
Slepoy se quej¨® de que agentes de la polic¨ªa llegaron a pedir a algunos de estos manifestantes su carn¨¦ de identidad ¡°para multarles¡±, algo que calific¨® como ¡°un acto de intimidaci¨®n¡±. Una de las afectadas fue Francisca Villar del Saz, una de las acusadoras de Billy el Ni?o. Esta mujer, que pas¨® dos meses en la prisi¨®n de Yeser¨ªas entre febrero y abril de 1975 fue apercibida por los agentes con una sanci¨®n de 600 euros ¡°por concentraci¨®n ilegal y desobediencia¡±.
Este trato contrast¨® con el que recibieron los dos acusados en su salida. Gonz¨¢lez Pacheco y Mu?ecas salieron en sendos Renault Megane con conductor cuya puerta fue abierta por un agente de paisano.
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