Del Mosad a la Guardia Civil
Said Sahnoune, un argelino que fue esp¨ªa, logra refugiarse en Espa?a tras pasar 17 d¨ªas en Barajas. El exagente trabaj¨® para el servicio secreto israel¨ª en L¨ªbano y para la Guardia Civil en su pa¨ªs. En 2007 fue condenado a 10 a?os de c¨¢rcel en Argelia, pero logr¨® indultos y fue liberado en 2012.
¡°Ahora entre en esa sucursal bancaria y averig¨¹e el nombre de su director¡±. ¡°Mejor a¨²n, tr¨¢iganos su tarjeta de visita¡±. ¡°Su siguiente misi¨®n va a ser abordar a ese transe¨²nte y trate de que le diga qui¨¦n es, a qu¨¦ se dedica etc¨¦tera¡±. Said Sahnoune iba recibiendo estas ¨®rdenes de un agente israel¨ª con el que caminaba por Tel Aviv en 1998. Eran algunas de las pruebas a la que les somet¨ªa el servicio secreto interesado en contratar a este periodista argelino que entonces ten¨ªa 35 a?os.
Los ex¨¢menes m¨¢s exhaustos Sahnoune los hab¨ªa, sin embargo, pasado en su habitaci¨®n del Hotel Metropolitan de esa ciudad. ¡°All¨ª me sometieron a largos interrogatorios con detector de mentiras incluido sobre mi vida, mis motivaciones...¡±, recuerda. ¡°?Te ha enviado un servicio extranjero?¡±, fue una de las preguntas m¨¢s reiteradas.
Pas¨® todas las pruebas y fue reclutado por un servicio secreto israel¨ª cuyo nombre sus interlocutores nunca pronunciaron, pero que solo puede ser el c¨¦lebre Mosad, el ¨²nico que posee una amplia red exterior. M¨¢s tarde, tambi¨¦n fue contratado por las fuerzas de seguridad espa?olas.
Tres lustros despu¨¦s de aquel paseo por Tel Aviv, Sahnoune, ya con 50 a?os, desembarc¨® el 22 de noviembre al aeropuerto madrile?o de Barajas procedente de un pa¨ªs africano y acompa?ado por su hijo Kamel, de 20 a?os. Aprovech¨® una escala en Madrid para solicitar asilo pol¨ªtico. No se lo concedieron, pero gracias a los abogados del Comit¨¦ Espa?ol de Ayuda al Refugiado le dejaron franquear la frontera espa?ola 17 d¨ªas despu¨¦s.
El argelino puso un par de condiciones: ¡°No quiero trabajar contra mi pa¨ªs; no quiero matar ni poner a tiro a nadie¡±
Sahnoune, el exagente que se hosped¨® en hoteles de lujo, vive ahora en un albergue para refugiados que gestiona la Cruz Roja en un barrio de Madrid. Accede a contar su vida, pero deja claro que es ¡°aun pronto¡± de para narrar algunos episodios ¡°delicados¡±. De las largas horas pasadas con ¨¦l mano a mano este corresponsal saca la impresi¨®n que da una versi¨®n algo edulcorada de sus andanzas por ?frica y Oriente Pr¨®ximo.
Tras dos semanas de pruebas en Tel Aviv, un jefe del Mosad, que se identific¨® como Sami, le invit¨® a cenar para confirmarle que su perfil les interesaba. ¡°Y usted, ?est¨¢ interesado?¡±, le pregunt¨®. El argelino contest¨® ¡°s¨ª¡±, pero puso un par de condiciones: ¡°No quiero trabajar contra mi pa¨ªs; no quiero matar ni poner a tiro a nadie que ustedes vayan a matar¡±. Las aceptaron, seg¨²n ¨¦l.
Sahnoune hab¨ªa llegado a Tel Aviv despu¨¦s de emigrar primero, a principios de los noventa, a ?frica Occidental. En Ben¨ªn fund¨® un diario Le Matin. En Costa de Marfil colabor¨® con otro, La Paix. La publicaci¨®n de un suplemento sobre el asesinato del primer ministro israel¨ª, Isaac Rabin, en 1995, propici¨® un primer contacto con la Embajada de Israel en ese pa¨ªs que le felicit¨®.
El embajador le invit¨® primero a asistir, en 1996, a un seminario de la secci¨®n ¨¢rabe del Histadrut (sindicato israel¨ª) y m¨¢s tarde le ofreci¨® un ¡°trabajo como periodista de investigaci¨®n¡± que empezaba con un viaje a Bangkok. All¨ª, en la Embajada israel¨ª, le propusieron volar a Tel Aviv donde de verdad comenz¨® el reclutamiento y despu¨¦s los cursillos de formaci¨®n.
Con su encubrimiento de periodista, el argelino, originario de la regi¨®n Cabilia, espi¨® para el Mosad en Abiy¨¢n ¡ª¡°segu¨ªan de cerca a la colonia libanesa chi¨ª en ?frica Occidental¡±, subraya-, en T¨²nez y, sobre todo, L¨ªbano a partir de la retirada israel¨ª del sur de ese pa¨ªs que ocup¨® hasta 2000. ¡°Les interesaban un liban¨¦s que trabajaba para la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina; tambi¨¦n un exembajador liban¨¦s, un militar y un par chi¨ªes en el sur del pa¨ªs¡±, recuerda. ¡°Entre sus objetivos hab¨ªa muchos cristianos libaneses¡±.
¡°Deb¨ªa tomar contacto con ellos, averiguar si iban a viajar a Europa o dejar caer que podr¨ªan ser invitados a alg¨²n evento en Europa¡±, rememora. ¡°Creo que quer¨ªan reclutarles, pero no en L¨ªbano¡±, a?ade. ¡°A veces, cuando yo hab¨ªa recabado ya bastante informaci¨®n sobre el blanco, me dec¨ªan que me olvidara de ¨¦l, que otro equipo tomar¨ªa el testigo¡±.
¡°Les dije que no hab¨ªa tenido ninguna relaci¨®n con otros servicios extranjeros y el detector de mentiras me delat¨®¡±
A Sahnoune le pagaban en mano en Chipre donde sol¨ªa transmitir la informaci¨®n obtenida a sus interlocutores israel¨ªes. El sueldo, 1.500 d¨®lares mensuales, seg¨²n el argelino, era modesto aunque tambi¨¦n le abonaban los gastos de cada misi¨®n, ten¨ªa un presupuesto para invitar a almorzar y le daban incluso un bonus si lograba algunos objetivos. ¡°Una vez me dieron hasta 6.000 d¨®lares de golpe¡±, se?ala.
Fue tambi¨¦n en Chipre donde el Mosad rompi¨® con Sahnoune despu¨¦s de someterle a una en¨¦sima sesi¨®n del detector de mentiras. ¡°Les dije que no hab¨ªa mantenido ninguna relaci¨®n con otros servicios extranjeros y el dichoso aparato me delat¨®¡±, recuerda. ¡°En realidad hab¨ªa informado al DRS [servicio secreto militar argelino] de mi labor¡± con los israel¨ªes, precisa, durante una visita a Argel para celebrar fiesta del Aid el Kebir con la familia. El Mosad ¡°me despidi¨®, pero antes me pag¨®¡±.
A principios de 2002 Sahnoune regres¨® a su Cabilia natal y sobrevivi¨® haciendo chapuzas hasta que, de manera un tanto confusa, tuvo una entrevista de trabajo en la Embajada de Espa?a. All¨ª no fue necesario pasar la prueba del detector de mentiras. ¡°Bast¨® con que les relatara mi vida profesional para que me contrataran¡± a principios de 2004 con un sueldo mensual de 900 euros m¨¢s gastos y bonus.
Con los espa?oles Sahnoune tampoco supo exactamente para qui¨¦n trabajaba. Recuerda que sus interlocutores se llamaban Miguel, Lorenzo y, sobre todo, Carlos al que un d¨ªa vio en ¡°televisi¨®n asistiendo a una ceremonia con un uniforme que era el de la Guardia Civil¡±. Al instituto armado le interesaba en Argelia el terrorismo, la inmigraci¨®n clandestina y, en alguna ocasi¨®n, el programa nuclear argelino. Y a eso se dedicaba su confidente argelino.
¡°Los servicios espa?oles solicitaban informaci¨®n sobre individuos sospechosos de terrorismo a sus contrapartes argelinas, pero estas tardaban mucho en contestar¡±, cuenta Sahnoune. ¡°Entonces los espa?oles me ped¨ªan que yo tratara de obtener por mi cuenta los datos que ellos buscaban¡±, a?ade. ¡°De vez en cuando tambi¨¦n elaboraba una revista de prensa sobre terrorismo¡±. ¡°El DRS argelino conoc¨ªa mi labor y no puso reparos mientras no espiase", afirma.
No fue el DRS sino los agentes de su equivalente marroqu¨ª los que le echaron el guante, en diciembre de 2005, cuando segu¨ªa el rastro de los inmigrantes subsaharianos que, tras atravesar Argelia, cruzan a Marruecos y tratan de entrar en Ceuta y Melilla o de dar el salto a la Pen¨ªnsula. El oto?o de 2005 hab¨ªa sido caliente con los masivos asaltos a ambas ciudades aut¨®nomas. Pese a que su frontera com¨²n est¨¢ cerrada desde 1994, Sahnoune entr¨® a pie ilegalmente en Marruecos desde Argelia.
¡°?Haceros cargo de vuestro perro!¡±, le espetaron los agentes marroqu¨ªes a sus colegas argelinos al entregarles a Sahnoune tan solo un par de horas despu¨¦s de que le hubiesen capturado. De vuelta a Argelia el confidente de la Guardia Civil no fue liberado. De Maghnia, en el oeste del pa¨ªs, le trasladaron primero a Or¨¢n y despu¨¦s, en un avi¨®n militar, a Antar, la c¨¢rcel secreta del DRS en Argel. ¡°Estaba repleta de islamistas¡±, recuerda.
?l pidi¨® hablar all¨ª con aquel coronel del DRS que le hab¨ªa autorizado verbalmente a colaborar con los espa?oles, pero la respuesta fue que le enviar¨ªan a la prisi¨®n castrense de Blida, a unos 50 kil¨®metros al suroeste de Argel. All¨ª ser¨ªa juzgado por un tribunal militar. ¡°Date cuenta de que si te solt¨¢semos ahora los marroqu¨ªes se pensar¨ªan que eras uno de los nuestros¡±, le explic¨® un brigada argelino del DRS. ¡°Solo cabe una explicaci¨®n a mi ca¨ªda en desgracia: un ajuste de cuentas en la c¨²pula del DRS que desbanc¨® a los que me dieron su acuerdo¡±, asegura.
El tribunal militar se declar¨® incompetente, en abril de 2006, y traslad¨® el caso a una corte civil de Tizi Ouzou (Cabilia) que tard¨® 15 meses en juzgarle a puerta cerrada. El fiscal pidi¨® 20 a?os por divulgaci¨®n de secretos de la defensa nacional a dos potencias extranjeras, pero al final solo le cayeron 10. Tambi¨¦n se sent¨® entonces en el banquillo Ali Touir, un agente de la polic¨ªa judicial acusado de complicidad con Sahnoune. Fue absuelto.
¡°Tenemos un buen sistema de reeducaci¨®n en las c¨¢rceles que permite reducir la condena si se aprenden oficios y se aprueban ex¨¢menes¡±, subraya desde Argel, al tel¨¦fono, Saada Messous, el abogado de Sahnoune. ¡°Mi cliente le sac¨® buen partido¡±, asegura el letrado. Fue excarcelado el 5 de julio de 2012 en Constantina.
¡°Estuve entonces seis meses pensando qu¨¦ hacer hasta que tom¨¦ la decisi¨®n de marcharme de Argelia¡±, explica el exesp¨ªa en una cafeter¨ªa del madrile?o barrio de San Blas. ¡°A causa de mi pasado en mi pa¨ªs estaba bloqueado, no pod¨ªa emprender nada profesionalmente¡±, sostiene.
Sahnoune reh¨²sa dar detalles sobre c¨®mo consigui¨® la documentaci¨®n para cruzar fronteras y llegar a Espa?a. ¡°Me llev¨¦ a mi hijo conmigo porque le tocaba ya hacer la mili y, por culpa del pasado de su padre, en el Ej¨¦rcito se las pod¨ªan hacer pasar canutas¡±, comenta. ¡°Estaba convencido de que me resultar¨ªa f¨¢cil entrar en el pa¨ªs para el que hab¨ªa trabajado, corrido algunos riesgos¡±. "?No ha sido as¨ª!¡±, constata. En Tizi Ouzou dej¨® a su esposa, profesora, y a sus dos hijas. ¡°La mayor se casar¨¢ pronto y no podr¨¦ asistir a su boda¡±, se lamenta.
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