De los vascos a los catalanes
Si quiere convencer a alguien de algo, comience por reconocer que en el pasado usted pensaba como ¨¦l pero la experiencia le ha llevado a cambiar de opini¨®n, recomendaba Unamuno. Bastantes vascos de hoy podr¨ªan seguir ese consejo de su paisano cuando discuten con sus amigos catalanes. Sobre el derecho de autodeterminaci¨®n, por ejemplo.
Este concepto no fue introducido en el lenguaje nacionalista vasco por ETA, sino por sus escisiones izquierdistas, trotskistas o mao¨ªstas. Su defensa era, en los a?os 70, una forma de diferenciarse del PNV, que solo lo hizo suyo a partir de su popularizaci¨®n por Ibarretxe como derecho a decidir, a comienzos del siglo XXI. En el debate constitucional el PNV no hizo cuesti¨®n de tal principio, que s¨ª fue defendido por Letamend¨ªa, entonces diputado de Euskadiko Ezkerra (EE). En el debate del Estatuto de Gernika, un a?o despu¨¦s, ni el PNV ni EE tuvieron inter¨¦s en reclamarlo.
Es incoherente reclamar a la vez federalismo y consulta de autodeterminaci¨®n
La evidencia, no te¨®rica sino real, de que el Estatuto garantizaba un amplio autogobierno hizo que muchos de esos antiguos izquierdistas abandonasen la doctrina autodeterminista. Lo que pudo tener l¨®gica durante el franquismo dejaba de tenerla en un regimen democr¨¢tico que garantizaba la pervivencia de la singularidad vasca sin provocar rupturas traum¨¢ticas en la poblaci¨®n. Y que reflejaba mejor que cualquier otra f¨®rmula la pluralidad identitaria de la sociedad vasca: hay una fuerte minor¨ªa independentista, pero cerca de dos tercios de la poblaci¨®n consideraba y considera compatibles sus identidades vasca y espa?ola.
Lo mismo que en Catalu?a, incluso ahora, en plena oleada soberanista. Con la particularidad de que el subgrupo m¨¢s numeroso (en torno al 40%) es el de quienes se consideran ¡°tan catal¨¢n como espa?ol¡±, que constituye a su vez la base esencial de la opci¨®n autonomista. El contraste entre este dato de fondo, que se mantiene estable, y el r¨¢pido aumento de la adhesi¨®n a la independencia, que ha pasado en tres a?os del 16% al 46%, refleja seguramente que hay un fuerte componente coyuntural, sobrevenido, en esa adhesi¨®n. En el Pa¨ªs Vasco los partidarios de la independencia son ahora, seg¨²n el Soci¨®metro de noviembre del Gobierno vasco, el 25%, el mismo porcentaje que cuando comenz¨® a gobernar Ibarretxe, hace 15 a?os.
La autonom¨ªa, como el federalismo, viene a ser en el fondo un pacto por el que los nacionalistas renuncian a reclamar la independencia a cambio de la posibilidad de autogobernarse que garantiza el Estado auton¨®mico. Por eso resulta incoherente la posici¨®n de quienes se declaran a la vez federalistas y partidarios de la consulta de autodeterminaci¨®n, como los dirigentes de ICV y los cr¨ªticos del PSC.
La crisis de este ¨²ltimo partido solo puede resolverse con m¨¢s claridad. Como la empleada por Rubalcaba al decir que lo que planteaba Mas como derecho a decidir era el viejo derecho de autodeterminaci¨®n, con el que su partido esta en desacuerdo, por lo que rechaza su propuesta de consulta, que lleva a Catalu?a a un callej¨®n sin salida. O, como la de Jordi Sol¨¦ Tura, entonces representante del PSUC en la ponencia constitucional, cuando rehus¨® apoyar la propuesta de Letamend¨ªa por considerarla contradictoria con la l¨®gica, mucho m¨¢s integradora, del sistema auton¨®mico.
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