De ¡®verso suelto¡¯ a ministro hincha
Gallard¨®n asume en solitario una ley, la del aborto, que lo sit¨²a en el ala m¨¢s dura del PP Cualquier modificaci¨®n posterior lo dejar¨¢ a ¨¦l sin defensa
El alcalde que hace ocho a?os dispensaba gratis ¡ªy a menores¡ª la p¨ªldora postcoital para evitar embarazos no deseados (provocando, al hacerlo, la indignaci¨®n de buena parte de su partido y de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica) es hoy el ministro que ha firmado y defiende con entusiasmo la ley del aborto m¨¢s restrictiva de la democracia. Aquel alcalde ¡ªy antes presidente auton¨®mico¡ª que concitaba el apoyo de muchos ciudadanos no votantes del PP con iniciativas alejadas del programa de su partido ¡ªla creaci¨®n de una narcosala para que los yonquis se inyectaran en condiciones sanitarias aceptables, las campa?as a favor del preservativo que motivaron la protesta de Antonio Mar¨ªa Rouco Varela, las bodas de homosexuales, la apertura de los festejos municipales a nombres de la cultura asociados con la izquierda¡ª se desploma hoy en popularidad y es visto por muchos como el representante del ala m¨¢s dura de la derecha espa?ola.
Alberto Ruiz-Gallard¨®n, el verso suelto del PP cuando ejerc¨ªa de jefe y aspiraba a algo m¨¢s, se ha convertido, como subordinado, en un ministro hincha, centrado sin fisuras en la defensa del PP y del Gobierno. Lo ha hecho envolvi¨¦ndose en una bandera: la de la nueva ley del aborto, la ley que consagra la ¡°protecci¨®n de la vida del concebido¡± y, solo en segundo lugar, los ¡°derechos de la mujer embarazada¡±. ?l sostiene ¡ªlo dec¨ªa esta semana en sendas entrevistas¡ª que no es que aquel alcalde se haya derechizado, sino que la izquierda no entiende que esta es ¡°la ley m¨¢s progresista¡± que ha aprobado el Ejecutivo y la aportaci¨®n ¡°m¨¢s importante¡± que ¨¦l dejar¨¢ en su paso por la pol¨ªtica espa?ola.
Durante los casi dos a?os que ha durado la elaboraci¨®n de la ley del aborto, desde el Ministerio de Justicia han ido llegando mensajes contradictorios. Teniendo en cuenta que en el programa electoral del PP no se dec¨ªa pr¨¢cticamente nada de c¨®mo ser¨ªa esa ley ¡ªs¨ª se anunciaba una nueva norma, pero sin entrar en detalles salvo en lo referido a las menores¡ª, Gallard¨®n podr¨ªa haber hecho el proyecto que hubiera querido, siempre que obtuviera el respaldo del presidente Mariano Rajoy. En p¨²blico, y desde el primer momento, el ministro opt¨® por la versi¨®n m¨¢s restrictiva de la ley: confirm¨® la vuelta a un sistema de supuestos para proteger al ¡°no nacido¡±, anunci¨® la supresi¨®n de uno de esos supuestos, el de malformaci¨®n fetal, e incendi¨® el Congreso con su teor¨ªa sobre la ¡°violencia de g¨¦nero estructural¡± ¡ªla ¡°presi¨®n social¡± y la falta de ayudas que supuestamente obligan a las mujeres a abortar aunque quieran tener a su hijo¡ª; un asunto, por cierto, que qued¨® en mera teor¨ªa sin trasladarse a la pr¨¢ctica, porque en la nueva ley no se incluye ni una sola medida concreta de apoyo a la maternidad.
En privado, sin embargo, desde el entorno de Gallard¨®n se manejaba la idea de que el ministro estaba trabajando en una versi¨®n mucho m¨¢s abierta de la ley, que reconoc¨ªa formalmente la protecci¨®n del nasciturus pero dejaba en realidad la ¨²ltima palabra en manos de la mujer. As¨ª fue publicado en varios medios, entre ellos EL PA?S, y nunca desmentido. Adem¨¢s, Gallard¨®n suaviz¨® a mediados de este a?o su anuncio sobre la eliminaci¨®n del supuesto de malformaci¨®n fetal: durante una intervenci¨®n en el Senado, asegur¨® que ¨¦l nunca hab¨ªa querido referirse a las anomal¨ªas graves sino a algunas ¡°discapacidades¡± fetales que cre¨ªa que no deb¨ªan ser motivo de aborto. Las otras, las grav¨ªsimas, seguir¨ªan siendo un supuesto legal para abortar. ¡°Naturalmente¡±, dijo.
Si existi¨® realmente esa versi¨®n m¨¢s suave de la ley, ha sido enterrada por el propio Gallard¨®n. El anteproyecto que aprob¨® el Consejo de Ministros el pasado d¨ªa 20 no deja a la mujer la ¨²ltima palabra en nada ¡ªdepender¨¢ de la decisi¨®n de los m¨¦dicos¡ª y el supuesto de malformaci¨®n fetal desaparece del todo. La mujer embarazada de un feto con anomal¨ªas grav¨ªsimas y que no desee tenerlo podr¨¢ abortar, pero solo si alega otra cosa: que eso supone un peligro grave para su salud ps¨ªquica (y, a partir de la semana 22, ¨²nicamente si las anomal¨ªas son incompatibles con la vida).
El ministro de Justicia no solo ha asumido la defensa de ese proyecto de ley ¡ªen solitario, porque ning¨²n otro ministro o dirigente del PP ha querido salir a respaldarla, y Rajoy ha pasado por ello de puntillas¡ª, sino que lo ha hecho con aut¨¦ntica entrega. ¡°No he hecho nada nunca m¨¢s importante en pol¨ªtica que la presentaci¨®n de este proyecto. Nada tiene la importancia de este proyecto¡±, declar¨® con ¨¦nfasis esta semana al diario Abc. ¡°En los 30 a?os que llevo en pol¨ªtica, probablemente haya sido la decisi¨®n m¨¢s avanzada y m¨¢s progresista que he tenido la ocasi¨®n de proponer¡±, insisti¨® en La Raz¨®n. Sutilmente, eso s¨ª, quiso compartir la autor¨ªa de la ley con quien se la encarg¨®: ¡°Por muy convencido que est¨¦ un ministro de una iniciativa¡±, advirti¨®, ¡°es imposible que la saque adelante sin el apoyo de su presidente¡±.
Tanto ha aplaudido Gallard¨®n la nueva ley y tan pocos matices ha puesto a su defensa que, al m¨ªnimo cambio que el PP introduzca en la tramitaci¨®n parlamentaria ¡ªy ya se oyen voces en el partido que lo piden¡ª, ¨¦l quedar¨¢ ante la opini¨®n p¨²blica como el duro que la concibi¨®.
El ministro de Justicia ha protagonizado varias y variadas pol¨¦micas en estos dos a?os ¡ªpor las tasas judiciales, por el endurecimiento del C¨®digo Penal, por la reforma del Consejo General del Poder Judicial (en el que, en pro del acuerdo con el PSOE, incumpli¨® de plano el programa del PP), por ciertos indultos¡ª.
Pero la nueva ley del aborto se adivina como aquella que marcar¨¢ su paso por el ministerio. Al menos en lo que se refiere a su imagen frente a un electorado al que anta?o cortej¨® con ¨¦xito y que hoy le da la espalda.
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