A Rajoy se le abre un nuevo frente
Lo peor es que el presidente del Gobierno no valora el proceso de desmantelamiento de ETA
Desde que ETA declar¨® el cese definitivo del terrorismo, hace m¨¢s de dos a?os, el sue?o de Sortu era sumar al PNV a su marcha anual en favor de los presos etarras. Aunque para ello se ha tenido que cambiar el lema ¡ªDerechos humanos, soluci¨®n y paz¡ª,Sortu ha logrado su objetivo con enorme ¨¦xito por la torpeza pol¨ªtica que supuso prohibir una marcha cuando el terrorismo ya est¨¢ acabado. Al instar la fiscal¨ªa esa prohibici¨®n, el Gobierno ha provocado un incendio, con una marcha multitudinaria que ha exigido el cambio en su pol¨ªtica penitenciaria.
El PNV ha insistido en la excepcionalidad de su presencia junto a Sortu. Su m¨®vil ha sido defensivo: evitarle a la Ertzaintza capear el temporal de una prohibici¨®n, y detener el riesgo de una involuci¨®n en el proceso de desmantelamiento de ETA, protagonizado por Sortu, ante la respuesta represiva del Gobierno de Rajoy por la prohibici¨®n de la marcha.
El lehendakari Urkullu y el PNV, en los dos a?os transcurridos desde el cese definitivo del terrorismo, han presionado insistentemente a Sortu y ETA para que remataran su final. Rajoy pod¨ªa estar contento con Urkullu. Y cuando esas presiones logran un resultado importante ¡ªque los presos etarras asuman la legalidad penitenciaria¡ª se encuentran con que la respuesta del Gobierno son detenciones y la prohibici¨®n de una marcha anual que siempre se hab¨ªa celebrado.
Es posible que las detenciones de esta semana est¨¦n justificadas. La cuesti¨®n de fondo es la actitud del Ejecutivo ante el final de ETA. Rajoy no ha dado ning¨²n paso en pol¨ªtica penitenciaria desde el cese definitivo del terrorismo hace dos a?os, con lo que vulnera el Pacto de Ajuria Enea de 1988, que compromete a todos los partidos a flexibilizar la pol¨ªtica penitenciaria en caso de que ETA cese la violencia. No ha hecho ning¨²n caso a las reiteradas peticiones de Urkullu, de acercamiento de presos etarras a las c¨¢rceles vascas. Ni siquiera ha activado la v¨ªa Nanclares de reinserci¨®n. Su coartada es la presi¨®n para lograr la disoluci¨®n de ETA.
Pero lo peor es que no valore el proceso de desmantelamiento de ETA. Ni el cese definitivo del terrorismo ¡ªsin que ETA lograra el derecho de autodeterminaci¨®n y la uni¨®n del Pa¨ªs Vasco con Navarra¡ª, cuando la gente en la calle percibe que ya no es un problema porque desaparecieron los atentados y la extorsi¨®n.
Tampoco valora que los presos de ETA hayan pasado de reclamar la amnist¨ªa y la negociaci¨®n a asumir la legalidad penitenciaria. Y que la imagen de los excarcelados de ETA en Durango es la de su derrota al rechazar la violencia, aunque se comprenda que irrite a sus v¨ªctimas.
En vez de insistir en que la victoria de la democracia se impone sobre el terrorismo, aunque quede pendiente el anunciado desarme y la disoluci¨®n de ETA, cede ante el discurso torticero del Tea Party espa?ol y su batall¨®n medi¨¢tico, con el expresidente Aznar al frente, de que es la banda terrorista quien gana y la democracia la que pierde, y que ha calado de modo preocupante en el electorado conservador espa?ol. Un discurso mentiroso, revanchista y contradictorio con el que el propio Aznar mantuvo como gobernante. Con una mera tregua, acerc¨® 200 presos al Pa¨ªs Vasco e inici¨® con ETA un di¨¢logo de paz por presos en 1999 que la banda, y no Aznar, rompi¨®.
La ausencia de liderazgo y de pedagog¨ªa de Rajoy, que le impide hacer una pol¨ªtica de Estado en Euskadi adaptada al final del terrorismo, fue denunciada el viernes por el lehendakari Urkullu y el l¨ªder del PSE, Patxi L¨®pez, aunque este ¨²ltimo partido no se ha sumado a la marcha de Bilbao para no coincidir con Sortu.
El PNV ha insistido en que su presencia con Sortu es excepcional ante una situaci¨®n excepcional e imprevista. Pero esa excepcionalidad depender¨¢ del Gobierno de Rajoy. La multitudinaria manifestaci¨®n de ayer ha llevado a las calles vascas el cambio en la pol¨ªtica penitenciaria. Si Rajoy no lo atiende es previsible que la excepcionalidad deje de ser tal y se abra una etapa conflictiva en Euskadi.
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