Una milla de oro para Gamonal que nadie pidi¨®
La guarder¨ªa del barrio cerrar¨¢ si no llegan 13.000 euros
Sociolog¨ªa de urgencia en el barrio de Gamonal: c¨®mo explicar que en la tranquila, conservadora y en apariencia cat¨®lica ciudad de Burgos estalle una revuelta callejera reci¨¦n acabadas las navidades. Todo ello por una calle que se convierte en bulevar y por la construcci¨®n de un aparcamiento de algo m¨¢s de 200 plazas en una calle donde lo que faltan son, precisamente, plazas de aparcamiento. Es decir, un mero asunto urban¨ªstico se convierte en la chispa que provoca un incendio. ?Estaba sucediendo algo en Gamonal?
Se dice del barrio, el m¨¢s populoso de Burgos, que concentra casi un tercio de su poblaci¨®n (unos 60.000 de los 180.000 habitantes) que es un barrio de izquierdas, lo cual ser¨ªa una explicaci¨®n para el inicio del an¨¢lisis sociol¨®gico si no fuera porque la izquierda dej¨® de ganar elecciones en Gamonal. En los ¨²ltimos comicios incluso ah¨ª gan¨® el PP. Se habla de un barrio edificado bajo el modelo urban¨ªstico de los a?os 50, sin dotaciones, sin parques, sin aparcamientos, que demandaba una inversi¨®n.
Pero tambi¨¦n se hablaba de recortes practicados por el Ayuntamiento de Burgos en materia social, de tres subidas de impuestos en dos a?os, de una deuda muy elevada que se ha conocido recientemente, de paro y de una emigraci¨®n rampante que afecta a los j¨®venes de menos de 30 a?os. Se hablaba en Burgos de la guarder¨ªa que van a cerrar en Gamonal porque no hay 13.000 euros para sufragar los arreglos. Y s¨ª hay ocho millones de euros para hacer una obra que amenaza de ruina a todos los comercios de la calle Vitoria, en 1.200 metros de calle. Ocho millones de euros para una milla de oro que nadie ha pedido. Esa es la frase que dice la gente que vive en Gamonal: ¡°No queremos ese bulevar. No queremos esa obra¡±.
La posici¨®n del alcalde, Javier Lacalle, del PP, es at¨ªpica: remodelar una calle contra la opini¨®n de los vecinos, cuando lo habitual es lo contrario, que los vecinos reclamen una obra que el consistorio no acaba de programar. El PP local explica que el proyecto estaba en su programa electoral y ha sido conocido en toda su amplitud, e incluso aprobado, por asociaciones vecinales. Ahora se descubre que la composici¨®n de los Consejos de Barrio estaba manipulada y que el consistorio nunca quiso escuchar la voz de las asociaciones que representaban a los vecinos. Todo estaba encauzado para que ganase quien ten¨ªa que ganar.
Exist¨ªa un hartazgo del movimiento vecinal (la mayor¨ªa absoluta del PP era implacable) y una opini¨®n generalizada de que la obra no ten¨ªa otra finalidad que satisfacer al empresario Antonio Miguel M¨¦ndez Pozo, el constructor al que se le adjudica un poder absoluto en Burgos. M¨¦ndez Pozo ya fue el causante del caso que convirti¨® a Pe?a en el primer alcalde condenado en la democracia. Eso pas¨® en Burgos. Antes de la gran corrupci¨®n urban¨ªstica de finales de siglo, figuran en los anales el caso de Burgos y los primeros pasos de Jes¨²s Gil en Marbella.
Sin embargo, esta mezcla de clientelismo y caciquismo es muy frecuente en algunas de las capitales de Castilla y Le¨®n, donde los grandes constructores se reparten adem¨¢s los principales medios de comunicaci¨®n de la regi¨®n y aparecen imputados, de forma directa e indirecta, en el caso Gurtel. Forma parte del paisaje de la comunidad y ha sido generalmente aceptado y conocido. Nada de esto explica por s¨ª solo el estallido violento sucedido este fin de semana.
Tampoco lo explica la hip¨®tesis de los ¡°turistas radicales¡±, tan del agrado de quienes buscan conspiraciones de bolsillo ante cada contrariedad pol¨ªtica, seg¨²n la cual j¨®venes ultras llegados de otros lugares fueron quienes provocaron el incendio. Si eso fuera as¨ª, la poblaci¨®n se habr¨ªa retirado de las manifestaciones: el lunes por la noche, miles de personas acudieron a la manifestaci¨®n y dieron su apoyo a la resistencia contra la obra urban¨ªstica.
Lo sucedido tiene adem¨¢s un precedente en otra calle de Burgos, la de Eladio Perlado, donde el anterior alcalde, Juan Carlos Aparicio, tambi¨¦n del PP, puso en marcha una obra con un aparcamiento de por medio que el vecindario no acept¨®. Hubo protestas callejeras y Aparicio dio marcha atr¨¢s. Ese es el consejo que le han dado al alcalde Lacalle, quien sostiene que dar un paso atr¨¢s es darle satisfacci¨®n a los violentos.
?Qu¨¦ tiene Gamonal que no tengan otros barrios con problemas? La diferencia es una: un cacique con nombre y apellidos detr¨¢s de un conflicto. ?Explica eso la chispa violenta?
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