Los juegos de Rajoy
Al PP se le rompen las costuras por su flanco m¨¢s derechista, precisamente en el momento en que est¨¢ desarrollando la parte m¨¢s radical de su programa, con las leyes del aborto, de educaci¨®n y de orden p¨²blico. El giro conservador del PP estaba en su programa y en la oposici¨®n de Rajoy al PSOE. Al modo de la derecha radical americana, se present¨® a las elecciones vestido de ortodoxia neoliberal en lo econ¨®mico y de conservadurismo con sello nacionalcat¨®lico en todo lo dem¨¢s. En el ¨²ltimo a?o, y en especial despu¨¦s de la suspensi¨®n de la doctrina Parot, aceler¨® su proyecto de restauraci¨®n conservadora para tranquilizar al sector m¨¢s derechista de su electorado. Con la mitad de sus votantes descontentos por el empobrecimiento generalizado del pa¨ªs, con tal de contener a su extrema derecha, el PP ha corrido el riesgo de alienarse el voto liberal con un abracadabrante proyecto de ley del aborto. No basta. El malestar toma ya forma de fugas, Ortega Lara; de desmarques, Mayor Oreja; y de desplantes, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
Si el PP sigue desplaz¨¢ndose hacia la extrema derecha, puede perder al sector liberal
Desde su refundaci¨®n por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, el PP ha alardeado de haber integrado en el partido a todo el espectro de la derecha espa?ola, sin que la extrema derecha tuviera que buscarse la vida en otra parte. Dudoso m¨¦rito, que confirma que la derecha espa?ola es una de las menos liberales de toda Europa. Rajoy corre el riesgo de ser el presidente en cuyo mandato la extrema derecha se desgaj¨® del PP, lo cual en el sistema electoral espa?ol es catastr¨®fico. Lo parad¨®jico es que esto ocurre precisamente cuando el PP m¨¢s se aleja del centro.
?Cu¨¢l es el problema, entonces? Hace a?os compar¨¦ a Zapatero, con el camarero de Sartre: un joven de ¡°Au deux magots¡± que sobreactuaba tanto que, al decir del fil¨®sofo, no trabajaba de camarero, jugaba a camarero. La manera de hacer pol¨ªtica de Mariano Rajoy consiste en jugar a no hacer pol¨ªtica. Para Sartre ser¨ªa otra figura de la mala fe. Esta actitud desconcierta a la ciudadan¨ªa en general y a los radicales del PP en particular. Su ala derecha no soporta las t¨¢cticas dilatorias del presidente. Quieren determinaci¨®n en los temas que les son m¨¢s sensibles: el final de ETA y Catalu?a. Lo dem¨¢s son compensaciones que no sacian su sed. Y sue?an con Aznar, que exhib¨ªa todos los d¨ªas, con gallard¨ªa, su bandera: el autoritarismo neoliberal. La manta ya no alcanza para cubrir todo el espectro. Si el PP sigue desplaz¨¢ndose hacia la extrema derecha, puede perder al sector liberal. El giro hacia el centro no est¨¢ en el programa. Tanto jugar a no hacer pol¨ªtica, ni los suyos reconocen a Rajoy. Solo la pol¨ªtica da sentido a la acci¨®n y permite domesticar los extremos.
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