R¨¦cord de deuda por error
Hacienda dio a 13 proveedores de Navalvillar de Ibor (C¨¢ceres) 100 veces m¨¢s de lo adeudado Pese a que el fallo ocurri¨® en 2012, sigue apareciendo como el pueblo m¨¢s moroso de Espa?a
Un error. Un punto en el lugar equivocado. Y Germ¨¢n Rodas se encontr¨® 247.000 euros en su cuenta de Caja Duero como pago a la factura de 2.470 que le adeudaba el Ayuntamiento de Navalvillar de Ibor, un peque?o pueblo de C¨¢ceres donde el olor a humo de chimenea impregna las callejuelas y las sillas de enea reposan al sol apoyadas sobre paredes encaladas. El Consistorio, con 484 vecinos, se acogi¨® en 2012 al plan de pago a proveedores del Gobierno, un sistema de financiaci¨®n para que comunidades aut¨®nomas y Ayuntamientos pagaran sus facturas atrasadas. La deuda de Navalvillar con sus 13 proveedores era de 126.000 euros, pero la cifra que lleg¨® al Ministerio de Hacienda fue de 7,1 millones. La m¨¢s alta de Espa?a por habitante.
Y Hacienda pag¨®. A lo largo del a?o, los proveedores se fueron encontrando en sus cuentas bancarias cifras con tres ceros. Desde los 247.000 euros de Germ¨¢n Rodas hasta 1.694.703 euros que sorprendieron a la empresa que amuebl¨® varias estancias de la piscina municipal y que reclamaba 16.947,03. Ninguno se qued¨® con el dinero: alertaron del error al Ayuntamiento, y su alcalde, el independiente Sigifredo Robledo, al Instituto de Cr¨¦dito Oficial. Las instituciones no se hab¨ªan percatado del error. En el informe del Tribunal de Cuentas de diciembre pasado sobre el balance del plan, Navalvillar sigue figurando como el Ayuntamiento m¨¢s endeudado de Espa?a en relaci¨®n con sus habitantes: 7.196.153,55 millones de euros y 484 vecinos; 14.868,09 euros de facturas pendientes por cabeza.
Rodas, de 41 a?os, se encarga del mantenimiento de los ordenadores del Ayuntamiento y repara peque?as aver¨ªas. Recuerda, entre sonoras carcajadas que hacen vibrar su enorme cuerpo, el d¨ªa que lo llamaron del banco. "Una empleada de Caja Duero me pidi¨® que me acercara a la sucursal porque hab¨ªa un problema con mi cuenta. Cuando sac¨® el extracto y vi esa cantidad, me acojon¨¦".
¡ªGerm¨¢n, ?t¨² crees que ese dinero es tuyo?
¡ª?Esa es mi cuenta?
¡ªS¨ª.
¡ªEntonces es m¨ªo.
A pesar de las bromas, nunca pens¨® en quedarse con un solo c¨¦ntimo. El navalvillote "de toda la vida" pidi¨® al banco que solucionara el problema y devolviera el dinero. "?C¨®mo iba a quedarme con algo que no era m¨ªo? Si me dices que son cinco o seis millones, cojo los trastos y me voy a Brasil, pero por 247.000 euros¡". Y vuelve a estallar en una profunda carcajada. Rodas se pregunta qu¨¦ habr¨ªa pasado si hubiese tenido, por ejemplo, alg¨²n embargo: "El banco lo hubiera retenido directamente. ?Y luego qu¨¦? Menudo foll¨®n". Tambi¨¦n le preocupaba la declaraci¨®n de la renta y pidi¨® un documento a la entidad que reflejara que ese dinero nunca hab¨ªa sido suyo y nunca hab¨ªa hecho uso de ¨¦l.
?C¨®mo iba a quedarme algo que no era m¨ªo? Si me dices que son cinco o seis millones, cojo los trastos y me voy a Brasil, bromea el inform¨¢tico.
El recuerdo de esa cifra en su cuenta le arranca una abierta sonrisa. "Si no era m¨ªo, no lo era. Pero me puse m¨¢s contento¡ Luego, a seguir trabajando, 24 horas de servicio. Hay meses que no sacas ni para gastos. Pero eso no significa que te tengas que quedar con lo que no te pertenece". Rodas se enter¨® despu¨¦s de que no hab¨ªa sido el ¨²nico a quien se le hab¨ªa pagado 100 veces m¨¢s de lo debido.
A Sigifredo Robledo, el alcalde al que los vecinos llaman Alfredo por ser m¨¢s f¨¢cil, la sonrisa no le asoma ni un segundo. "Me quit¨® el sue?o durante d¨ªas", dice mientras deja las gafas en la mesa y se frota las sienes encanecidas. La auxiliar administrativa que se encargaba de recopilar las facturas para enviar al ministerio se dio de baja por ansiedad y la sustituy¨® una nueva empleada, navalvillota, que ya hab¨ªa trabajado en el Ayuntamiento.
"Hab¨ªamos enviado las facturas en papel por correo, pero Hacienda nos pidi¨® que volvi¨¦ramos a mandar la informaci¨®n de forma telem¨¢tica", asegura el regidor. "La nueva auxiliar introdujo los datos de una primera tanda que se registr¨® de forma correcta. Despu¨¦s, con la segunda de 13 proveedores, algo sali¨® mal. Hoy por hoy no s¨¦ si la culpa fue de la chica o del programa. Ella dice que lo hizo todo como la vez anterior", afirma apesadumbrado Robledo. El error consist¨ªa en el lugar donde se hab¨ªa colocado el punto: "1.000 euros se convert¨ªan en 100.000". El punto se hab¨ªa desplazado dos lugares a la derecha, lo que centuplicaba las cantidades.
En plena sierra de Villuercas, un error ¡ªinform¨¢tico o humano¡ª hab¨ªa pasado desapercibido para el Ayuntamiento, para el Ministerio de Hacienda y para el Instituto de Cr¨¦dito Oficial. "La honradez ha sido total. En cuanto lo vieron, me llamaron para decirme que les hab¨ªan pagado de m¨¢s". Robledo, que sigue recibiendo peticiones informativas sobre el tema por parte de la oposici¨®n socialista de Navalvillar, revis¨® los datos, confirm¨® el error y llam¨® al ICO. "All¨ª me dijeron que ellos hab¨ªan pagado lo que se les hab¨ªa enviado telem¨¢ticamente. Me sorprendi¨® que el Estado no viera el error inmediatamente".
La empresa que amuebl¨® estancias de la piscina p¨²blica, con 1,6 millones en la cuenta. La factura: 16.947,03
Desde el ministerio reconocen que "el error pas¨® el primer filtro. Cuando llegan documentos de los que otros empleados p¨²blicos han dado fe, como el secretario de un Ayuntamiento, es incluso contraproducente tirarlos para atr¨¢s. No podemos dudar". Aseguran que durante la segunda fase de comprobaci¨®n lo hubiesen visto: "La participaci¨®n de ese Ayuntamiento en los tributos del Estado no alcanza esas cifras. Nos hubi¨¦semos dado cuenta inmediatamente".
No hubo tiempo para comprobar si las alarmas del Ministerio de Hacienda funcionan. Los proveedores se adelantaron. Electricistas, cerrajeros, hosteleros¡ "Todos m¨¢s honrados que los que estamos acostumbrados a ver", afirma con orgullo Sigifredo Robledo en su despacho, rodeado de decenas de notas amarillas que cubren su mesa; y dibujos, mapas y pinturas de Navalvillar, el pueblo m¨¢s monta?oso de la comarca de los Ibores. Una apacible localidad donde a la entrada de un comercio con la puerta entreabierta, enclavado en una empinada calle de piedra, la due?a ha dejado un cartel sobre un taburete de mimbre: "Ahora vuelvo".
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