S¨ª, pudieron
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca celebr¨® su primera asamblea en Barcelona hace cinco a?os. Esta es su historia
Las im¨¢genes muestran un c¨ªrculo de unas 40 personas en el local de La Solidaridad del Raval de Barcelona. Se sientan en una sucesi¨®n de sillas plegables, de escritorio y butacones. Gente atra¨ªda por carteles pegados en locutorios y oficinas de los servicios sociales. Muchos son inmigrantes. Es el 22 de febrero de 2009 y TV-3 informa: ¡°Por primera vez en Catalu?a, se ha celebrado una asamblea de personas ahogadas por los cr¨¦ditos hipotecarios, una pesadilla que afrontan las familias en solitario y que quieren afrontar conjuntamente¡±.
?El impulsor de la asamblea fue el colectivo V de Vivienda, un movimiento inspirado en el activismo antiglobalizaci¨®n que arranc¨® en 2007 al grito de ¡°No tendr¨¢s una casa en la puta vida¡±. Pero si entonces denunciaban los elevados precios que dificultaban el acceso a la vivienda, en 2009, tras el estallido de la burbuja, la situaci¨®n hab¨ªa cambiado. El drama era ahora no poder pagar la hipoteca. La informaci¨®n del canal auton¨®mico inclu¨ªa unas declaraciones de una entonces desconocida Ada Colau como portavoz de la iniciativa: ¡°Es un problema generado por las entidades que han dado cr¨¦ditos a quien no cumpl¨ªa los requisitos y ahora se lavan las manos¡±. Y acababa advirtiendo de que, seg¨²n el Consejo General del Poder Judicial, en Espa?a se produc¨ªan unos 9.000 desahucios ese a?o.
¡°La sorpresa fue que esper¨¢bamos encontrar a gente cabreada, peroen realidad estaban deprimidos y asustados. As¨ª no se pod¨ªan organizar protestas, primero hab¨ªa que empoderarles¡±, que se sintieran con fuerzas para actuar, explica hoy Colau, de 39 a?os, una investigadora del Observatorio DESC ¡ªplataforma creada en 1998 en defensa de los derechos humanos¡ª que estudi¨® Filosof¨ªa y es la cara m¨¢s conocida de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Entonces eran solo un blog.
El plural de ¡°esper¨¢bamos¡± hace referencia a los seis fundadores de la PAH, donde siguen cinco a?os despu¨¦s. ¡°Veinticuatro horas, 365 d¨ªas, agotados, pero con la energ¨ªa que da una experiencia tan gratificante por todo lo conseguido¡±. Son: Colau; su pareja, Adri¨¤ Alemany, economista; Luc¨ªa Delgado, Luc¨ªa Mart¨ªnez y Ernest Marco, que trabajan juntos en la Universidad Aut¨®noma, y Guillem Domingo, hoy en la PAH de Terrassa y en precario en el frente laboral. Tienen entre 30 y 40 a?os y ninguno tiene hipoteca. Viven todos de alquiler.
Se conocieron en V de Vivienda, un colectivo que, salvo para Colau, les sirvi¨® para aterrizar en los movimientos sociales. ¡°?bamos a las manis como j¨®venes que no pod¨ªamos marcharnos de casa¡±, recuerda Luc¨ªa Mart¨ªnez. Y cuando el estallido de la burbuja provoc¨® que miles de propietarios quedaran a merced de los bancos, empezaron a tirar del hilo. Se empaparon la ley hipotecaria, descubrieron que el impago de cuotas condena a las familias a quedarse en la calle y a cargar con la deuda, y aprendieron a moverse en los vericuetos de la letra peque?a: las cl¨¢usulas suelo, los valores de tasaci¨®n y de subasta, los intereses de demora, la daci¨®n en pago, las carencias y refinanciaciones. Y plagaron su discurso de referencias al derecho internacional en colaboraci¨®n con el Observatorio DESC.
En 2010 convocamos una manifestaci¨®n, pero ¨¦ramos tan pocos que fuimos por la acera¡±, cuenta Ernest Marco
Pero arrancar la PAH fue ¡°dur¨ªsimo¡±, coinciden. ¡°Nadie nos hac¨ªa caso. Fue una traves¨ªa del desierto de dos a?os¡±, relata Alemany. ¡°En 2010 convocamos una manifestaci¨®n, pero ¨¦ramos tan pocos que fuimos por la acera¡±, cuenta Marco. Nadie ve¨ªa venir el drama. Y las familias amenazadas de desahucio estaban hundidas. Organizaron talleres, ¡°pero los afectados se daban codazos para hablar solo de su tema¡±, evoca Alemany. Ensayaron asambleas con abogados y tampoco funcion¨®. ¡°Era la ¨¦poca del ¡®nadie te ha puesto la pistola en el pecho para firmar¡±, a?ade Alemany.
Hasta que dieron con la f¨®rmula: ¡°Asambleas abiertas y colectivas para generar un espacio de confianza en el que los afectados pierden el miedo, se empoderan y constatan que si solos no podr¨¢n, juntos s¨ª¡±, describe Domingo. ¡°Los procesos de ejecuci¨®n hipotecaria son largos, un tiempo que permite reponerse del golpe, sumergirse en el papeleo y hacer el tr¨¢nsito deafectados a activistas¡±, subrayan.
Y ya no pararon de hacer asambleas, quincenales entonces, saltando de local en local, siempre en Ciutat Vella. Ahora en Barcelona hay varias a la semana (de acogida, de seguimiento, de comisiones negociadoras con cada banco¡).
El 12 de septiembre de 2010 apareci¨® por una de ellas Llu¨ªs Mart¨ª, de 51 a?os entonces, de La Bisbal del Pened¨¨s. Una m¨¢quina recordando fechas. Siempre con la camiseta verde puesta. Amenazado de desahucio, se hab¨ªa enterado de esas reuniones a trav¨¦s de una conocida. ¡°En las asambleas te das cuenta de que todos los casos son iguales, solo cambian las caras, el DNI, el banco y la cifra de la deuda¡±. Mec¨¢nico de motos, dos a?os atr¨¢s Mart¨ª se hab¨ªa quedado con el taller donde trabajaba a sueldo. Una compra que financi¨® ampliando la hipoteca de su casa. ¡°En 2008, la faena se derrumb¨®¡±, le falt¨® trabajo y dej¨® de pagar. Con una deuda de 140.000 euros. Comenzaron las amenazas de CatalunyaCaixa y el p¨¢nico a que, como le dec¨ªan, le quitaran la custodia de su hijo, que entonces ten¨ªa nueve a?os y viv¨ªa con ¨¦l desde que se separ¨® de su mujer. Pero Mart¨ª tambi¨¦n estaba muy cabreado. Mucho: ¡°Si hac¨ªa falta, cog¨ªa un bulldozer y tiraba la casa al suelo¡±.
En esa asamblea conoci¨® ¡°a Ada y compa?¨ªa¡±. Y estos dieron con quien protagonizar¨ªa el primer bloqueo de su desahucio. Del d¨ªa de diciembre de 2010 previsto para su ejecuci¨®n, Mart¨ª recuerda ¡°un fr¨ªo que pelaba¡± y a Colau ¡°embarazad¨ªsima enfrent¨¢ndose a la secretaria judicial y yo detr¨¢s porque hab¨ªa cambiado el chip y hab¨ªa entendido que aquello era mi casa y nadie me iba a echar¡±. ¡°Fletamos un bus para ir hasta La Bisbal¡±, recuerda el n¨²cleo fundador. El juzgado mand¨® a la vivienda unifamiliar de Mart¨ª una citaci¨®n para que se presentara en las dependencias de El Vendrell. Y se presentaron. ¡°Setenta personas y no s¨¦ cu¨¢ntas televisiones¡±. El desahucio se suspendi¨®. ¡°Logramos lo que nadie hab¨ªa ni so?ado, ?parar a un banco!¡±, concluye mirando al techo Luc¨ªa Mart¨ªnez. Hubo m¨¢s intentos. Pero la tercera vez, en 2011, el juzgado los suspendi¨® definitivamente. ¡°La casa sigue siendo del banco, pero no me echar¨¢n¡±, resume Mart¨ª.
Fue la primera victoria de la primera campa?a de la PAH: Stop desahucios. Los fundadores ya cre¨ªan entonces que el problema se extender¨ªa hasta el ¨²ltimo rinc¨®n y que su modelo podr¨ªa ser replicable con cuatro normas b¨¢sicas: el asesoramiento colectivo y gratuito, el apartidismo, que fuese pac¨ªfico y que aceptase los puntos del manifiesto fundacional. En estos cinco a?os se han creado 205 plataformas.Una afectada, Sara V¨¢zquez, abogada de 43 a?os, cre¨® la de M¨¢laga. V¨¢zquez perdi¨® su casa y a¨²n no logrado quitarse de encima la deuda con el banco. Otras plataformas fueron organizadas por ciudadanos concienciados. Iolanda Prats, de 41 a?os, explica que la plataforma de Valencia fue impulsada por la Plataforma por los derechos sociales. ¡°Tuve claro que quer¨ªa formar parte de algo tan potente¡±, a?ade.?
En Madrid, el origen de la PAH ¡°tiene relaci¨®n con las movilizaciones de la poblaci¨®n migrante¡± relacionadas con cuestiones de vivienda, relata Rafa Mayoral, de 39 a?os, abogado vinculado a organizaciones de apoyo a estos colectivos. Como sus compa?eros, destaca que la confluencia en las asambleas de gente de origen dispar ha resultado una excelente herramienta para espantar el racismo.
Estamos ante los activistas m¨¢s potentes desde la Transici¨®n¡±, dice Jordi Mir, de la Pompeu Fabra
Pero el verdadero trampol¨ªn de la PAH para atraer afectados y activistas a las asambleas fue el 15-M. La paralizaci¨®n de desahucios se extendi¨® hasta alcanzar la cifra de 1.011, seg¨²n el ¨²ltimo recuento de la plataforma, de la semana pasada. El m¨²sculo de la calle les dio fuerza para impulsar la iniciativa legislativa popular (ILP) de la daci¨®n en pago: que las familias puedan entregar su vivienda y librarse de la deuda. La recogida de firmas les sirvi¨® para vertebrarse como movimiento por toda Espa?a. Consiguieron un mill¨®n y medio de firmas y una presi¨®n social que llev¨® a la mayor¨ªa absoluta del PP a admitir la ILP a tr¨¢mite en el Congreso. Luego vetaron que prosperara, pero los integrantes de la PAH se?alan la entrada de la ILP en la C¨¢mara como uno de sus mayores logros.
Pero pese a los ¨¦xitos de la PAH, que tambi¨¦n suma centenares de daciones, el problema de los desahucios crece. La ¨²ltima cifra de lanzamientos de primera vivienda (35.098 entre enero y junio de 2013, seg¨²n el Banco de Espa?a) indica que aumentan. Mientras, Espa?a sigue acumulando casi 600.000 viviendas vac¨ªas, seg¨²n el Ministerio de Fomento. Las asambleas de las PAH est¨¢n m¨¢s llenas que nunca. En la del pasado lunes en Barcelona, el encuentro semanal de acogida, donde llegan los casos nuevos, hab¨ªa un centenar de personas. Se habla de c¨®mo pedir abogado de oficio, certificados de situaci¨®n econ¨®mica, solicitar la daci¨®n¡ Los afectados entran por la puerta con el cuerpo encogido y salen algo m¨¢s derechos. Se dan cuenta de que no son los ¨²nicos, ni est¨¢n solos; de que no tienen por qu¨¦ sentirse culpables de no poder pagar, qu¨¦ m¨¢s quisieran; de que no han hecho nada malo y de que ¡°s¨ª, se puede¡±.
Tan claro como que una de las voces que llevan el peso de la asamblea, la de Susana, les explica que hace un a?o estaba como ellos: muerta de miedo. ¡°Es importante que sep¨¢is que nadie ha ido a la c¨¢rcel por no pagar la hipoteca; que aunque os amenacen, nadie os puede quitar la custodia de vuestros hijos ni expulsaros del pa¨ªs¡±, enumera con el micro en la mano mientras m¨¢s de uno estira la columna tras meses de tensi¨®n. La gente est¨¢ sentada en c¨ªrculos: nada de aqu¨ª los que asesoran y en el otro lado las v¨ªctimas. Esto no es una gestor¨ªa ni una reuni¨®n con expertos. Aqu¨ª se escucha, se aprende, se buscan soluciones, se llora, se celebra, se crean v¨ªnculos muy fuertes. Hay una estanter¨ªa con cuentos y mont¨®n de juguetes, es habitual que haya ni?os en las asambleas. El local, en una punta del Eixample, es pr¨¢ctico porque tiene un espacio para las reuniones y un altillo que sirve de oficina, pero se les ha quedado peque?o. Pagan un alquiler m¨ªnimo, porque los due?os, una pareja, explica Ada Colau, ¡°aprecian el trabajo de la PAH¡±.
Si la ILP fue un punto ¨¢lgido en el plano positivo, los escraches y la criminalizaci¨®n de la PAH fue el negativo. La plataforma replic¨® estas protestas de Argentina que se?alan a los responsables de determinadas pol¨ªticas: ¡°Primero invitamos a los pol¨ªticos a presenciar las asambleas, pero al no acercarse, respondimos acerc¨¢ndoles nosotros la realidad¡±, defiende Guillem Domingo. Tras se?alar a varios pol¨ªticos del PP, la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, equipar¨® las acciones y a Ada Colau con el terrorismo de ETA. La PAH respondi¨® con la campa?a Hay vidas en juego, v¨ªdeos donde los afectados, algunos votantes del PP, interpelaban a los pol¨ªticos.
Balance de cinco a?os de lucha
Plataformas creadas: 205
Desahucios parados: 1.011
Edificios ocupados: 20
Personas realojadas: 1.049
Ayuntamientos que han aprobado mociones para multar viviendas vac¨ªas propiedad de entidades financieras: 66 y 36 en tr¨¢mite (todos en Catalu?a)
¡°Nunca hemos improvisado, las respuestas siempre han surgido de pensar colectivamente¡±, subraya Ernest Marco. ¡°Al bloqueo de la ILP, los escraches. Cuando los juzgados dejaron abiertas las fechas de los desahucios, arrancamos la obra social, ocupando viviendas vac¨ªas¡±, a?ade Guillem Domingo. Esta fue la siguiente campa?a de la PAH. Cuando consideraban agotadas todas las v¨ªas, ocuparon edificios para albergar a familias que se aseguran de que no tienen alternativa. Hay 20 edificios propiedad de entidades o de la Sareb en toda Espa?a que albergan a m¨¢s de mil personas.
?La ¨²ltima campa?a son las mociones en los Ayuntamientos para promover sanciones municipales a los bancos que acumulan pisos vac¨ªos. Se amparan en la Ley del Derecho a la Vivienda del Gobierno catal¨¢n, que prev¨¦ medidas para evitar la desocupaci¨®n de viviendas. Las han aprobado 66 consistorios (todos en Catalu?a); entre ellos, el de Barcelona. Terrassa ya ha emitido sanciones, y los expertos auguran una batalla judicial de los bancos contra los municipios.
El n¨²cleo fundador de la PAH asegura que nunca ha recibido presiones de bancos ni instituciones. ¡°Las presiones llegan al Gobierno, incidiendo en las pol¨ªticas: vetando la ILP o con la Ley de Seguridad Ciudadana, que se?ala claramente a los escraches o la ocupaci¨®n de sucursales¡±, considera Alemany.
Preguntadas por la PAH, las patronales bancarias responden por escrito. Cecabank, la de las cajas de ahorros, declina ¡°significar la actividad de esta asociaci¨®n en detrimento de otras de usuarios de servicios bancarios¡±. La Asociaci¨®n Espa?ola de Banca considera que ¡°las f¨®rmulas que propone la PAH son err¨®neas y est¨¢n equivocas en el fondo y en las formas¡±. La patronal bancaria rechaza la daci¨®n en pago porque ¡°habr¨ªa da?ado de forma irreversible el sistema hipotecario¡± y defiende medidas como ¡°la ayuda a m¨¢s de 400.000 clientes a refinanciar sus pr¨¦stamos hipotecarios para adaptarlos a su capacidad de pago¡±, la adhesi¨®n al C¨®digo de Buenas Pr¨¢cticas Bancarias que paraliza ejecuciones en casos de extrema vulnerabilidad, y la aportaci¨®n de 6.000 pisos al fondo social de alquiler. Fuentes financieras aseguran que lo que produce p¨¢nico a las entidades es la posibilidad de que ¡°sinverg¨¹enzas que pueden pagar, que los hay, dejen de hacerlo¡±.
La PAH ya ha ganado, ha conseguido cambiar el estado de ¨¢nimo con resultados concretos¡±, dice Ada Colau
En las plataformas s¨ª celebran sonados espaldarazos de la justicia. El mayor, la sentencia del Tribunal Europeo que considera abusivas las cl¨¢usulas de las hipotecas en Espa?a, a la que algunos jueces se est¨¢n agarrando para parar lanzamientos. El juez Jos¨¦ Mar¨ªa Fern¨¢ndez Seijo, que elev¨® el caso de un vecino de Martorell al Tribunal de Luxemburgo, sostiene que ¡°la PAH ha sido una bocanada de aire fresco, un revulsivo para, ante un problema social, obligarnos a buscar alternativas sin salirnos del marco jur¨ªdico¡±. El juez reconoce la ¡°audacia de la PAH de enfrentarnos a personas cuando estamos acostumbrados a ver papeles¡±. Asegura que al ser ¡°un tema social, ha calado en jueces de distintos perfiles, que se han dado cuenta de que somos un elemento clave¡±.
¡°La PAH ya ha ganado. Ha conseguido lo m¨¢s dif¨ªcil: cambiar el estado de ¨¢nimo con resultados concretos fruto de acciones colectivas. La peor derrota es pensar que no hay nada que hacer¡±. Esa es para Ada Colau la mayor victoria de la PAH, pese a no haber logrado sus tres grandes objetivos: que se paren los desahucios con una moratoria, daci¨®n en pago retroactiva y alquileres sociales para que las familias puedan quedarse en casa pagando lo que puedan.
El bagaje de la PAH ya es objeto de estudio en las universidades. Desde el Observatorio de los Movimientos Sociales de la Universidad Pompeu Fabra, Jordi Mir los considera ¡°los activistas m¨¢s potentes desde la Transici¨®n¡± y subraya que ¡°ejemplifican la coherencia que reclama la sociedad entre lo que se dice y lo que se hace¡±. ¡°Una nueva forma de hacer pol¨ªtica que rompe con lo que hay y tiene un gran componente vital¡±. ¡°Prueba de ello son los intentos de apropiaci¨®n del movimiento y de la figura de Ada Colau, invitada a participar en listas electorales o a presentar el libro de Felipe Gonz¨¢lez¡±, destaca.
El investigador Amador Fern¨¢ndez-Savater escrib¨ªa hace un tiempo acerca de ¡°la fuerza¡±, que no poder, de la PAH. ¡°La que hace que solo 50 personas paren un desahucio, porque ya se ha parado antes¡± gracias en buena parte a la ¡°redefinici¨®n de la realidad¡± fruto del clima del 15-M. Fern¨¢ndez-Savater lo resume como una ¡°politizaci¨®n de la existencia, no ideol¨®gica¡±. Gala Pin, de 33 a?os, referente del activismo en Internet y ¡°de profesi¨®n, precaria¡±, es otra de las piezas clave del movimiento y concluye: ¡°El chip de la PAH ha roto el derrotismo de la izquierda con el salto del ¡®No pasar¨¢n¡¯ al ¡®S¨ª, se puede¡±.
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