Catalu?a: totalismo o democracia
El recurso al insulto contra quien discrepa es la mejor prueba del irracionalismo
Ante la gravedad del proceso independentista que se desarrolla en Catalu?a, y habida cuenta de que no se trata de una tendencia secular ¡ªCatalu?a no es Lituania¡ª sino de una radicalizaci¨®n registrada durante el ¨²ltimo quinquenio, cualquier observador hubiese esperado una oleada de informaciones y de espacios de discusi¨®n, impulsados tanto desde la Generalitat como desde el Gobierno de Madrid. Nada de esto ha sucedido. A partir de la Diada de 2012, sin esperar a las elecciones, el Gobierno de Mas puso en marcha el proceso independentista, asumiendo un poder constituyente, como si la Constituci¨®n no existiera salvo para colarse por el agujero del 150.2. Todos los medios a disposici¨®n del Gobierno catal¨¢n, con TV-3 en primer plano, se movilizaron para impedir la expresi¨®n de cualquier alternativa. Pluralismo cero, de modo directo o por asociaciones subvencionadas. Y last but not least,redact¨® para ¡°la consulta¡± dos preguntas encadenadas, incompatibles con la exigible claridad del voto.
Estamos as¨ª ante una forma de generaci¨®n del consenso escasamente democr¨¢tica, aunque clamen todos los d¨ªas por ¡°el derecho a decir¡± como forma suprema del poder de la ciudadan¨ªa frente a quienes lo niegan. Elecciones parlamentarias y plebiscitos resultan devaluados si su gestaci¨®n tiene lugar en un ambiente pol¨ªtico y social de uniformidad de las opiniones, en torno al eje de pureza (¡°Espa?a contra Catalu?a¡±), con una sobrecarga de historia sacralizada (1714), de exclusi¨®n de los disidentes, tanto pol¨ªticos como intelectuales, sin un espacio p¨²blico de debate abierto, y estableciendo de antemano una frontera simb¨®lica frente a Espa?a, a partir de septiembre de 2012.
No estamos ante un totalitarismo, pero s¨ª ante una homogeneizaci¨®n forzada del discurso pol¨ªtico, unidireccional, y a eso se le llama totalismo, no democracia. Algo ya patentado desde lugares diversos, y con triste ¨¦xito, a partir de los a?os 30. El recurso reiterado al insulto contra quien discrepa ¡ªinquisidor, Janos Kadar, estrangulador de naciones¡ª es la mejor prueba del irracionalismo que preside la escena, impulsado desde el v¨¦rtice (Mas, Homs, Jonqueras).
Frente a esta deriva, orientada hacia el enfrentamiento del 9 de noviembre (Mas dixit), ?qu¨¦ opone el Gobierno de Rajoy? Un muro, donde est¨¢ escrito ¡°Constituci¨®n¡±. Ahora con retraso emergen an¨¢lisis econ¨®micos, y el ministro Margallo se dispone a exponerlos ante el Parlamento auton¨®mico para que los catalanes aprecien el coste de un Estat catal¨¤. Le replicar¨¢n que todo eso puede pasar si Espa?a declara la guerra econ¨®mica en Europa a la Catalu?a democr¨¢tica e independiente.
As¨ª las cosas, y con el federalismo PSOE en encefalograma plano por la crisis del PSC, parece un esfuerzo in¨²til, aunque necesario, seguir insistiendo en la reforma de la Constituci¨®n de signo federal, no confederal, abierta a una futura autodeterminaci¨®n estrictamente regulada. En la estela de Pi i Margall.
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