Envueltos en la bandera
Las elecciones al Parlamento Europeo, convocadas para el domingo 25 de mayo ser¨¢n un banco de pruebas sobre el estado de la opini¨®n que desde el 20 de noviembre de 2011, fecha de las generales, solo ha sido sometido a la verdad en las urnas en Andaluc¨ªa y Asturias el 25 de marzo de 2012, en el Pa¨ªs Vasco y en Galicia el 21 de octubre y en Catalu?a el 25 de noviembre, todas ese mismo a?o. As¨ª que cuando llegue el d¨ªa de las europeas habr¨¢n transcurrido m¨¢s de 18 meses sin agitaciones electorales. Todo un remanso ajeno a las incandescencias propias de las campa?as que acompa?an y ambientan la llamada a las urnas.
El perfil de esta la segunda mitad de la legislatura es muy diferente porque tendremos elecciones municipales y auton¨®micas en mayo de 2015, al cumplirse cuatro a?os de las precedentes, y mucho antes, a finales de 2014, es muy probable la convocatoria de las catalanas, una vez que se haya descartado el refer¨¦ndum del 9 de noviembre. Adem¨¢s nos queda por ver qu¨¦ pasar¨¢ en Navarra y en otras comunidades que disponen de libertad para convocar a las urnas y pueden optar por adelantarlas seg¨²n la conveniencia estimada del Gobierno de turno.
El programa del PP para Europa es proclamar que es el ¨²nico que garantiza la unidad de Espa?a
Para las europeas al Partido Socialista hay que agradecerle que haya sido madrugador en la confecci¨®n de las listas. Pero una ligera observaci¨®n permite notar que la suma de los equilibrios de g¨¦nero, de edades, territoriales y de poder han relegado los principios de m¨¦rito y capacidad y el imprescindible dominio de idiomas. Se transparentan acuerdos para colocar afines en puestos de salida, enviar a Bruselas a quienes pudieran quedar desubicados si hubiera movimientos en la ejecutiva, complacer a los l¨ªderes auton¨®micos, respetar el poder¨ªo de Susana D¨ªaz y as¨ª sucesivamente. Y hay nombres que pudieron padecer persecuci¨®n por la justicia, como Jos¨¦ Blanco, sin que ello les proyecte necesariamente a la esfera del Parlamento Europeo. Carecer¨ªa de sentido que se convirtiera en una suma de premios de consolaci¨®n.
En el Partido Popular todo es silencio, como si fueran alumnos de p¨¢rvulos dominados por las artes pedag¨®gicas del maestro. El l¨ªder se complace al contemplar el espect¨¢culo gratificante de la docilidad. Nadie pregunta. Se dir¨ªa que siguen una adaptaci¨®n a la conocida pauta teresiana: ¡°Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Rajoy no se muda, la paciencia todo lo alcanza: quien a Rajoy tiene, nada le falta: solo Rajoy basta¡±. Quienes pensaban tener el favor del presidente del PP se aplican la m¨¢xima guerrista de que quien se mueve no sale en la foto y saben la inutilidad del esfuerzo por no pasarse de la raya porque la raya se mueve al comp¨¢s del l¨ªder. Falta la lista, pero hay programa: envolverse en la bandera nacional y proclamar que el PP es el ¨²nico que garantiza la unidad de Espa?a. De modo que de Catalu?a pueda venirles el triunfo con grave da?o resultante para las instituciones.
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