¡°Excelencia: la democracia llegar¨¢ un d¨ªa a Espa?a¡±
La desaparici¨®n de entre nosotros del presidente Su¨¢rez es causa de dolor, de tristeza, sobre todo cuando recordamos tantas cosas como sucedieron en aquellos pocos a?os entre 1976 y 1981; cuando de forma resuelta y llena de coraje contribuy¨® a la transici¨®n espa?ola, a la democracia como uno de los principales protagonistas, por no decir el primero.
Cuando todo son recuerdos y comentarios, uno se pregunta d¨®nde puede estar la clave que en cierto modo predestin¨® a Adolfo Su¨¢rez al importante papel que le correspondi¨® en esa fase de nuestro desarrollo pol¨ªtico. Y en ese sentido, en mi libro Ni Mussolini ni Franco, la dictadura del general Primo de Rivera y su tiempo introduje, en el ¨²ltimo cap¨ªtulo, una serie de analog¨ªas y diferencias entre las dos dictaduras espa?olas, tan distintas, del siglo XX.
Tengo por cierto confirmado por el propio don Adolfo el hecho de que en su ¨²ltima entrevista con Franco, ya avanzado el a?o 75, como presidente que era entonces Su¨¢rez de la llamada Asociaci¨®n Pol¨ªtica Uni¨®n del Pueblo Espa?ol (UPE), le coment¨® al Caudillo, en palabras m¨¢s o menos aproximadas a estas, lo siguiente: ¡°Excelencia, las leyes biol¨®gicas, har¨¢n que un d¨ªa, cuando usted falte, la democracia vuelva a Espa?a. Es una consecuencia de estar en Europa, algo absolutamente inevitable¡±.
La respuesta de Franco, tambi¨¦n seg¨²n la versi¨®n del propio Su¨¢rez, fue de estupefacci¨®n:¡±?As¨ª que usted cree que la democracia no org¨¢nica llegar¨¢ a Espa?a? Pues entonces, que nosotros ganemos las elecciones¡¡±
Aquel presidente de UPE, en toda la vor¨¢gine de esos meses, fue designado por el Rey para presidir su segundo gobierno, y en ese trance, con no pocas dificultades, logr¨® aglutinar, no una operativa uni¨®n del pueblo espa?ol, sino una Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico, la UCD. Y llev¨® a un cierto n¨²mero de prohombres del r¨¦gimen anterior, en combinaci¨®n con toda una serie de m¨¢s j¨®venes partidarios de la democracia, al triunfo electoral del 15J de 1977.
?Significa eso que Franco intuy¨® en la figura de Su¨¢rez a un ulterior y ya democr¨¢tico presidente de gobierno? ?Cabe pensar que el pr¨ªncipe Juan Carlos hablara en alg¨²n momento con el entonces jefe del Estado y caudillo de Espa?a sobre la posible candidatura de Su¨¢rez para presidir un gobierno de transici¨®n?
Las claves de esos a?os pol¨ªticos en nuestro pa¨ªs son muy complejas: fue la convergencia de una oposici¨®n democr¨¢tica entre la clandestinidad y toda una serie de manifestaciones de ¨²ltima hora, el poder inc¨®lume, todav¨ªa, del r¨¦gimen que llevaba gobernando casi 40 a?os y la convicci¨®n general de que la reconciliaci¨®n de los espa?oles, encauz¨¢ndose en una nueva situaci¨®n de libertades, era ineluctable y factible.
No son lucubraciones lo que aqu¨ª se quieren hacer. Es, sencillamente, despejar una de las inc¨®gnitas entre un momento y otro del cambio pol¨ªtico en Espa?a. Una sucesi¨®n de circunstancias, en las que Adolfo Su¨¢rez no lleg¨® a formular ¨Cporque nunca escribi¨® sus memorias-, la filogenia de un proceso que todav¨ªa est¨¢ por desentra?ar.
Pero dejando ya esas pesquisas un tanto ucr¨®nicas, lo que cabe decir, parafraseando a don Pedro Calder¨®n de la Barca, es aquello de ¡°que errar en lo menos no importa, si acert¨® en lo principal¡±. Y no cabe duda de que esa reflexi¨®n, es aplicable a la ejecutoria de Su¨¢rez, quien acaba de pasar a la historia para ocupar un puesto que ya nadie puede discutirle.
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