Una plaza para el cura que presenci¨® 1.700 fusilamientos
Zaragoza dedica una plaza al capell¨¢n de la c¨¢rcel de Torrero entre 1936 y 1942
"?Tantos hombres para matar a tres mujeres!¡¯, grit¨® una. Son¨® la descarga cerrada. Les di la absoluci¨®n, y antes de que el teniente descargara los tiros de gracia, me alej¨¦ caminando como un aut¨®mata¡±. El pelot¨®n de fusilamiento ascend¨ªa a 24 hombres. Las tres mujeres eran Selina Casas, Margarita Navascu¨¦s y Simona Blasco. Y el testigo que describe la atroz escena, un cura, Gumersindo de Estella, que presenci¨® 1.700 fusilamientos en las tapias del cementerio de Torrero (Zaragoza) entre 1936 y 1942. ¡°Como sacerdote y cristiano sent¨ªa repugnancia ante tan numerosos asesinatos y no pod¨ªa aprobarlos¡±. Tampoco pudo impedirlos, pero dej¨® constancia de ellos en un estremecedor diario por el que ayer le homenaje¨® el Ayuntamiento de Zaragoza dedic¨¢ndole una plaza en el cementerio de Torrero.
Gumersindo de Estella, nombre religioso de Mart¨ªn Zubeldia (1880-1974), acompa?aba a las v¨ªctimas en camioneta desde la c¨¢rcel hasta la tapia del cementerio y les daba la extremaunci¨®n entre el fusilamiento y el tiro de gracia. No solo presenci¨® las ejecuciones, tambi¨¦n el robo de ni?os, como describi¨® en su diario: ¡°?Por compasi¨®n, no me la roben! Que la maten conmigo¡¯, gritaba una. ¡®?No quiero dejar a mi hija con estos verdugos!¡¯, exclamaba la otra. Se entabl¨® una lucha feroz entre los guardias que intentaban arrancar a viva fuerza las criaturas del pecho y brazos de sus madres y las pobres madres que defend¨ªan sus tesoros a brazo partido¡±.
Los beb¨¦s ten¨ªan un a?o. Eran las hijas de Selina Casas y Margarita Navascu¨¦s. Las acusaban de haber intentado escapar a la zona republicana el d¨ªa anterior, 21 de septiembre de 1937. Dos monjas recogieron a las ni?as despu¨¦s de que mataran a sus madres.
¡°Mi actitud contrastaba vivamente con la de otros religiosos, incluso superiores m¨ªos, que se entregaban con regocijo extraordinario y no solo aprobaban cuanto ocurr¨ªa, sino que aplaud¨ªan y prorrump¨ªan en vivas con frecuencia¡±, escribi¨® Gumersindo de Estella en su diario. Hab¨ªa sido precisamente el enfrentamiento con sus superiores el que le hab¨ªa llevado a ser capell¨¢n de la c¨¢rcel de Torrero. Zubeldia discuti¨® con el padre Ladislao Yabar, quien anunciaba con ceremonia: ¡°Hoy comeremos gallinas requisadas en Gipuzcoa por nuestros valientes requet¨¦s¡±, y fue trasladado, como castigo, desde Pamplona a Zaragoza. Le cost¨® casi un a?o que retiraran de la capilla el retrato de Franco que presid¨ªa el altar. Se retir¨® un tiempo por una ¨²lcera. Cuando regres¨®, ya terminada la guerra, los fusilamientos segu¨ªan -cerca de 700 despu¨¦s de la contienda-? pero hab¨ªan colocado unos sacos terreros tras la tapia porque las balas hab¨ªan traspasado la pared y alcanzado los nichos.
En total, m¨¢s de 3.543 republicanos fueron fusilados en aquel muro desde la madrugada del 19 de julio de 1936 hasta el 20 de agosto de 1946. No se dej¨® de matar ni un solo d¨ªa, ni en nochebuena. En octubre de 2010 se inaugur¨® en el cementerio una espiral con los nombres de todas las v¨ªctimas.
¡°Su diario es un documento ¨²nico, extraordinario¡±, explica el catedr¨¢tico de historia contempor¨¢nea Juli¨¢n Casanova,autor de La Iglesia de Franco (Editorial Cr¨ªtica). ¡°Muestra la desaz¨®n desde dentro de un hombre de la Iglesia al ver el fervor guerrero de la instituci¨®n, que se ha puesto al servicio de Franco¡±.
Zubeldia ocult¨® su diario hasta poco antes de su muerte, cuando hizo saber de ¨¦l a otros sacerdotes. ¡°Son cinco cuadernos, para nosotros, un tesoro¡±, explica el padre Tarsicio de Azcona, de 90 a?os. ¡°Sufri¨® mucho. ?l era un hombre del pueblo, un misionero popular¡±. El diario se public¨® en un libro en 2003 gracias a Azcona y al tambi¨¦n capuchino Jos¨¦ ?ngel Echevarr¨ªa. El reconocimiento le lleg¨® ayer, cuando se cumpl¨ªan 75 a?os del final de la Guerra Civil, gracias a un acuerdo por unanimidad del Ayuntamiento de Zaragoza para dedicarle una plaza. El alcalde, Juan Alberto Belloch; Casanova y Azcona se reunieron para hablar de Gumersindo de Estella en el Teatro Principal.?
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