Ante el 14 de abril
Una de las singularidades del republicanismo en Espa?a es que tanto en su nacimiento como en momentos claves posteriores, se presenta ante todo como rechazo absoluto a quien ejerce en ese momento el poder mon¨¢rquico. As¨ª sucedi¨® con Fernando VII y volver¨¢ a ocurrir, de forma asimismo bien justificada, con Isabel II y Alfonso XIII. La peripecia de Juan Carlos I es m¨¢s compleja, ya que arranca de la viscosa sucesi¨®n del franquismo, con toda su carga negativa, remonta el vuelo con la instauraci¨®n de la democracia y su defensa el 23-F, para entrar en un inesperado declive durante los ¨²ltimos a?os, por una serie de causas de todos conocidas.
Seg¨²n Carrillo, habr¨ªa una trama pol¨ªtica, impulsada por el Rey, para un gobierno de concentraci¨®n
Nada tiene de extra?o que sea el comportamiento del Rey en el momento m¨¢s cr¨ªtico lo que haya incidido con mayor fuerza en la cuesta abajo de su prestigio. El revuelo montado en torno a La gran desmemoria por Pilar Urbano es la mejor prueba de la centralidad del tema. En el libro, el relato sobre la actuaci¨®n del Rey en torno al 23-F es todo un ejercicio de destrucci¨®n de imagen, aunque la autora no olvide puntualizar el distanciamiento de Juan Carlos respecto de Armada en febrero del 81; lo cual enlaza con la informaci¨®n de Su¨¢rez Illana -confirmada en otro lugar por el Rey- de que al salir Su¨¢rez del Congreso, aun mal informado, fue Juan Carlos quien propuso la detenci¨®n del responsable del golpe. En los momentos m¨¢s duros, conversaciones Su¨¢rez-Juan Carlos, y en otros, faltan pruebas fehacientes y la autora debiera proporcionarlas, so pena de incurrir en difamaci¨®n, como sugiere Su¨¢rez hijo. No basta con ¡°Su¨¢rez me dijo¡±.
Ciertamente, la visi¨®n cr¨ªtica cuenta con s¨®lidas bases. Ante todo, el informe de 26 de marzo de 1981 a Helmuth Schmidt del embajador alem¨¢n Lothar Lahn, rese?ado por EL PAIS, seg¨²n el cual el Rey, sobre el golpe: 1) No se mostr¨® contrario a sus protagonistas: ¡°es m¨¢s, mostr¨® comprensi¨®n, cuando no simpat¨ªa¡±; 2) ¡°Los cabecillas -dijo- solo pretend¨ªan lo que todos dese¨¢bamos¡±: orden, ; 3) Hab¨ªa aconsejado reiteradamente a Su¨¢rez ¡°que atendiera a los planteamientos de los militares; hasta que estos decidieron actuar por su cuenta¡±. El relato de Carrillo a Garc¨ªa Montero y Lagunero cierra el c¨ªrculo: habr¨ªa existido una trama pol¨ªtica, impulsada por el Rey, para un gobierno de concentraci¨®n presidido por Armada (presi¨®n regia para traerle a Madrid), y aun cuando el Rey prefiriese la soluci¨®n Calvo-Sotelo al dimitir Su¨¢rez, Armada ensay¨® el golpe, que fracas¨® por Tejero. El constitucionalismo del Rey ante TVE y los capitanes generales fue claro; su actuaci¨®n precedente, cuestionable, como Rey que quiso indebidamente reinar, en medio del ¡°ruido de sables¡±.
El ideal republicano mantiene su vigencia.
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