El respeto al derecho
Desde hace a?os, ciertas autoridades catalanas -auton¨®micas y municipales- dejan de aplicar el derecho vigente si lo consideran contrario a sus intereses. Cuando conviene no se respetan ni la Constituci¨®n, ni ciertas leyes, reglamentos o sentencias. Todo ello dentro de una ambigua impunidad, obtenida a trav¨¦s del silencio, la coacci¨®n o el cambalache y defendido, si es necesario, por el aparato medi¨¢tico-patri¨®tico habitual con argumentos emocionales, no jur¨ªdicos. Y si cuela, cuela. Aunque una ley, un reglamento o un acto administrativo, sean inv¨¢lidos, si nadie los recurre ante un juez o tribunal, se siguen aplicando a menos que sean revisados de oficio. Una situaci¨®n de este tipo provoca el imperio de la arbitrariedad en lugar del imperio de la igualdad ante la ley, propia de un Estado de derecho.
Est¨¢ hecho desde una concepci¨®n negadora del derecho como instrumento regulador
La pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica se ha ido desarrollando as¨ª durante m¨¢s de treinta a?os. La buena ley de 1983 dej¨® de cumplirse apenas aprobada; despu¨¦s se ejercieron presiones para que no se interpusieran recursos ante el Tribunal Constitucional a la mala ley de 1998; y, finalmente, tras la torpeza de incluir determinados preceptos ling¨¹¨ªsticos en el nuevo Estatuto, se desobedecen las sentencias que dictan los tribunales.
El reciente informe del Consejo Asesor para la Transici¨®n Nacional sobre la situaci¨®n respecto a la Uni¨®n Europea de una hipot¨¦tica Catalu?a independiente, del que habr¨¢ que ocuparse con m¨¢s detenimiento, est¨¢ elaborado, como tantos otros, con la mentalidad de que el derecho es como un chicle que puede estirarse hasta donde convenga, de acuerdo con la correlaci¨®n de fuerzas pol¨ªticas y los intereses econ¨®micos en juego. En definitiva, est¨¢ elaborado desde una concepci¨®n negadora del derecho como instrumento regulador de una sociedad, una concepci¨®n que considera al derecho como mero instrumento del poder, sin l¨ªmites que garanticen la seguridad jur¨ªdica de los ciudadanos.
Es aquel funesto concepto de que en derecho todo es interpretable, o sea, todo es posible si hay voluntad pol¨ªtica: una frase de moda en Catalu?a. La decisi¨®n pol¨ªtica contra, y a pesar de, la norma jur¨ªdica: Schmitt contra Kelsen, otra vez el uso alternativo del derecho. ?Ay Dios m¨ªo! Por ahora gana Kelsen, menos mal. Los juristas de cabecera de la Generalitat quiz¨¢s sean buenos juristas pero, en todo caso, pierden todos los pleitos: el Estatuto, la declaraci¨®n de soberan¨ªa, la v¨ªa del art¨ªculo 150.2 de la Constituci¨®n para llevar a cabo la consulta. Hasta el Bar?a, al parecer contagiado de este clima, lo tiene mal ante la FIFA. Me temo que si hacen caso al informe del Consejo de la Transici¨®n Nacional, seguir¨¢n las derrotas. Y tambi¨¦n el rid¨ªculo: Europa es una comunidad de derecho.
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