Votar socialista

No son tiempos f¨¢ciles para la socialdemocracia europea. Apenas un resultado electoral favorable parece anunciar una nueva etapa de cambios, el deterioro econ¨®mico comienza a manifestarse hasta desembocar en un rotundo fracaso. El hundimiento de Fran?ois Hollande en Francia es la m¨¢s reciente y dolorosa experiencia en este sentido. La oscilaci¨®n del p¨¦ndulo alcanza entonces la m¨¢xima amplitud, y si el partido socialista se mantiene en el poder, es a costa de ejecutar en lo fundamental una pol¨ªtica de recortes similar a la que hubiese practicado Sarkozy. Nada tiene de extra?o que muchos socialistas franceses rechacen esta marcha atr¨¢s, agudizada incluso por un endurecimiento derechista de la pol¨ªtica ante la inmigraci¨®n.

Claro que tambi¨¦n est¨¢ ah¨ª la experiencia at¨ªpica del centro-izquierda en Italia que tal vez debiera servir de fuente de inspiraci¨®n para nuestros socialistas. El nombre de Renzi y el de Valls han sido asociados, pero sus proyectos pol¨ªticos son bien diferentes: donde el catal¨¢n corta en Sanidad, Renzi lo hace en Defensa. Las reformas restrictivas de las pensiones tienen puntos en com¨²n, pero en Renzi hay una evidente intenci¨®n de salvar a las m¨¢s bajas a costa de las ¡°de oro¡±. Y en Valls falta la vocaci¨®n redistributiva y asistencial de Renzi. En Valls faltan reformas estructurales, que en cambio, incluyendo a la organizaci¨®n del Estado (fin de las provincias, jibarizaci¨®n del Senado) son piezas capitales en Renzi.

Tal vez una l¨ªnea de actualizaci¨®n renziana evitar¨ªa la penosa situaci¨®n presente en que la impopularidad del gobierno Rajoy no tiene como contrapartida el paso del PSOE al frente de las expectativas electorales, sino un paralelo descenso. Para empezar, la propia designaci¨®n de Elena Valenciano, no por decisi¨®n un¨¢nime del partido, seg¨²n dijo Rubalcaba, sino desde el v¨¦rtice, por muchos que sean sus m¨¦ritos en la gesti¨®n del PSOE, supone un primer jarro de agua fr¨ªa. Las grandes palabras de la nueva Europa progresista frente a la gesti¨®n econ¨®mica liberal-conservadora, no llevan demasiado lejos, lo mismo que un eslogan que cabr¨ªa situar al filo de imposible: ¡°Tu mueves Europa¡±.

La d¨¦bil imaginaci¨®n pol¨ªtica del PSOE de hoy le impide aprovechar la ocasi¨®n para articular su propuesta de reforma federal del Estado, que deber¨ªa ir acompa?ada de una reducci¨®n radical de instituciones in¨²tiles, con un proyecto m¨ªnimamente concreto de reforma europea. Y aprender de las expectativas de Renzi y del fracaso de Hollande. El voto socialista se justifica en primer t¨¦rmino por las debilidades ajenas, de otros grupos de oposici¨®n de izquierda ¨Cde la inmutable IU al oportunismo de los brotes neochavistas-, y sobre todo por la exigencia de generar una alternativa cre¨ªble al PP, como la que por otra parte impuls¨® Valenciano frente al anteproyecto de ley del aborto.