El sue?o de Marina d'Or se desvanece
El proyecto de una gigantesca ciudad de vacaciones se topa con la quiebra de la promotora que pone fin a su aventura inmobiliaria
La mayor ciudad de ocio y vacaciones de Europa permite dormir en medio de un gigantesco acuario, en el centro de un gran arrecife de roca volc¨¢nica y agua cristalina. A pocos metros del Mediterr¨¢neo, en Oropesa (Castell¨®n), se levantan las reproducciones de la torre Eiffel, la torre de Pisa y el Arco del Triunfo. Pasear por canales que simulan la ciudad de Venecia o visitar r¨¦plicas de los asentamientos y poblados de antiguas civilizaciones son otras de las posibilidades de este macrocomplejo tur¨ªstico. Todas estas construcciones, m¨¢s los tres campos de golf (dise?ados por Greg Norman y Sergio Garc¨ªa) y 35.000 viviendas que ocupan 18 millones de metros cuadrados solo existen en maqueta. Y en los sue?os de su impulsor, Jes¨²s Ger, el due?o de Marina d¡¯Or.
Bajo una gran carpa, la parte que s¨ª lleg¨® a construirse de la Ciudad de Vacaciones, a orillas del mar, ha mantenido durante a?os las 34 maquetas que reproduc¨ªan el macroproyecto completo, que se introduc¨ªa tierra adentro. Para hacer m¨¢s atractiva la visita y para mayor admiraci¨®n del sue?o en ciernes, un espect¨¢culo de agua, luces y m¨²sica decoraba todos los d¨ªas la entrada. D¨¢ndole a un bot¨®n, se encend¨ªan las luces del Hotel Hollywood, con otro, cobraban vida los millones de turistas en miniatura que deambulaban, por ejemplo, por el hotel Caribe, proyectado para ocupar una superficie de 13 campos de f¨²tbol, con un lago artificial de 30.000 metros cuadrados de l¨¢mina de agua y dos kil¨®metros de ¡°magn¨ªficas playas caribe?as de ambiente tropical¡±, tal como publicitaban. El proyecto se ha quedado en maquetas porque la crisis y los tribunales han impedido su desarrollo.
El sue?o de Jes¨²s Ger comenz¨® en los ochenta cuando puso la vista sobre uno de los pocos pedazos de costa virgen que quedaba en Castell¨®n. Por entonces, vend¨ªa colchones en el negocio familiar, en la capital de la provincia. Con dotes de comercial, curtido en ventas y una ambici¨®n inconmensurable, empez¨® su camino.
El promotor construy¨® 15.000 apartamentos, muchos de los cuales est¨¢n hoy en manos de los bancos
Jes¨²s Ger promovi¨® unos peque?os edificios de apartamentos y un hotel y el sue?o empez¨® a crecer a medida que ve¨ªa desfilar a turistas que cruzaban el destartalado puente sobre el canal de agua que daba acceso a la urbanizaci¨®n en busca de una playa casi virgen. Eran tiempos de financiaci¨®n f¨¢cil. Y comenz¨® a construir, poco antes del boom, la primera parte de su ciudad de vacaciones, sobre m¨¢s de un mill¨®n de metros cuadrados pegados al mar.
Hoy, camino de cumplir los 70 a?os, Ger se presenta como art¨ªfice de un imperio en Oropesa (extendido a pa¨ªses como Marruecos y Ecuador). El complejo de Marina d¡¯Or est¨¢ compuesto por cinco hoteles, cerca de 15.000 apartamentos, parques de ocio, balneario, m¨¢s de veinte restaurantes, eventos tem¨¢ticos¡ ?l se ha desvelado como un obstinado en la defensa de programas de salud que, en su imagen, se vinculan a la b¨²squeda de la eterna juventud. En el transcurso de su sue?o, se divorci¨® y se volvi¨® a casar con una mujer diez a?os m¨¢s joven que ¨¦l, discuti¨® con sus hijos y se reconcili¨®. Contrat¨® como miembros de su equipo de seguridad a exagentes de la Guardia Civil, a quienes se les reconoce por el pin que todos llevan en el ojal de la chaqueta, el velero que hace de emblema de la empresa. Seg¨²n el grado de confianza y responsabilidad en el holding, el material de fabricaci¨®n var¨ªa. Dicen que el suyo ha llegado a ser de oro y diamantes. Le gusta vestir sin discreci¨®n y a veces ha sido propenso a la extravagancia.
Sin convertirse en pesadilla, Marina d¡®Or tuvo momentos complicados. Pese a la defensa a ultranza de la mayor¨ªa de los vecinos y concejales de los Ayuntamientos afectados por sus proyectos, Ger se enfrent¨® a decenas de litigios. Una mala prensa que paliaba invitando a los concejales a viajes a Par¨ªs y Londres y, en el caso del alcalde de Oropesa, tambi¨¦n a China, donde logr¨® una concentraci¨®n de famosos a golpe de tal¨®n.
Y lo super¨® hasta el punto de conseguir que su macrourbanizaci¨®n sirviera como la mejor excusa para la construcci¨®n de un aeropuerto en Castell¨®n. El aeropuerto est¨¢ hecho pero ni atisbo de los hoteles, apartamentos, campos de golf y ciudad de ocio.
Ahora, el imperio, su parte inmobiliaria (no tur¨ªstica), comienza de verdad a resquebrajarse.
Ten¨ªa previsto edificar 35.000 viviendas m¨¢s entre lagos, campos de golf y una reproducci¨®n de la torre Eiffel
La empresa constructora y promotora de los apartamentos, Comercializadora Mediterr¨¢nea de Viviendas (Comervi) ha entrado en quiebra. El juzgado Mercantil 1 de Castell¨®n ha aprobado el concurso de acreedores al declararse insolvente. La sociedad cerr¨® 2012 con una deuda a corto plazo de 232 millones de euros, 177 de ellos con entidades de cr¨¦dito. La Sareb, el banco malo, tiene 80 millones de esa deuda avalada con los activos inmobiliarios. Los ¨²ltimos datos presentados en el Registro Mercantil recogen el desplome de la empresa. En 2012 cerr¨® con p¨¦rdidas por primera vez (6,7 millones de agujero), pese a que las ventas ascendieron a 62,6 millones de euros (79 en 2011) y ha pasado de dar empleo a 856 personas en 2008 a 234 en 2012. La plantilla ahora era de 80 personas.
Para Marina d¡¯Or, la declaraci¨®n de quiebra de su promotora supone poner fin a la aventura inmobiliaria en Espa?a. El grupo lo interpreta como un par¨¦ntesis, hasta que la situaci¨®n mejore. El concurso de acreedores no afecta a su divisi¨®n de hoteles, ni a los proyectos internacionales, con lo que el objetivo ha pasado a centrarse en la vertiente m¨¢s tur¨ªstica, que sigue dando beneficios.
Pero los apartamentos sin vender se acumulan junto al ne¨®n, el cart¨®n piedra, las construcciones tem¨¢ticas y hasta una calle que imita la portada iluminada de la feria de abril que decoran la parte dedicada a la hosteler¨ªa. La Ciudad de Vacaciones de Marina d¡¯Or se levanta a varios kil¨®metros de distancia del casco urbano de Oropesa. Al complejo se accede a trav¨¦s de una carretera que atraviesa huertos y descampados. Una estructura a semejanza (aunque m¨¢s modesta) de la que anuncia la entrada a Marbella da la bienvenida al complejo. All¨ª se levantan los cinco hoteles.
La oficina de venta de apartamentos se encuentra justo en el centro de esta zona. Sus ventanas est¨¢n llenas de ofertas. ¡°Ahora con m¨¢s de un 50% de descuento, ¨²ltimas 7 viviendas¡±, reza un cartel para vender por 99.000 euros los pisos que antes costaban m¨¢s de 214.000. Dentro, los comerciales tienen poco que ofrecer. Apenas un bloque en primera l¨ªnea (¡°el primero que se construy¨®¡±, dice uno de ellos) y otro par m¨¢s en segunda l¨ªnea de playa. Son los que corresponden a la divisi¨®n de hoteles del conglomerado de Jes¨²s Ger, el resto, explican, no los pueden vender porque pertenecen a Comervi y el concurso de acreedores ha paralizado cualquier operaci¨®n.
Decenas de inmensos bloques de apartamentos se levantan a partir del complejo hotelero de Marina d¡¯Or. Miles de apartamentos cuya venta proporcion¨® a Jes¨²s Ger ingresos millonarios hasta que la burbuja estall¨®. En 2007 los problemas se agravaron. La venta de apartamentos se redujo un 60%, se frenaron nuevas obras y se despidi¨® a un millar de trabajadores. La compra de pisos no mejor¨®. ¡°Hace a?os que muchos pasaron a los bancos, nos quedar¨ªan unos 300 por vender¡±, explica un comercial.
Hoy la imagen se aleja bastante de lo que deb¨ªa ser la ciudad id¨ªlica que se mostraba en el bombardeo de anuncios de los a?os 2000. Las persianas bajadas y la ausencia de gente y coches en las calles denotan la ausencia de vida en edificios enteros. ¡°En mi bloque solo est¨¢ ocupado un apartamento y el m¨ªo¡±, explica la regente de un restaurante en primera l¨ªnea de playa. Para ella el eslogan que proclama las ¡°vacaciones todo el a?o¡± del complejo dista mucho de la realidad. ¡°Aqu¨ª solo hay gente en verano, Semana Santa y algunos puentes, el resto del a?o estamos solos¡±, dice. En su bar solo hay una persona.
La restauradora, que no quiere dar su nombre, y su marido regentan este local desde hace cuatro a?os, se lo alquilaron a su t¨ªa, que lo compr¨® como inversi¨®n cuando Marina d¡®Or se publicitaba a todas horas en televisiones, radio y prensa. ¡°Se ha vuelto a Madrid porque aqu¨ª se morir¨ªa de la depresi¨®n¡±, apunta. Seg¨²n explica, hace a?os todo era distinto. ¡°El local estaba siempre lleno, ten¨ªa de normal nueve personas trabajando, ahora somos mi marido y yo aunque en verano contratamos a m¨¢s gente¡±, relata. Pero no todo eran turistas. Recuerda como los ¡°a?os grandes¡± aquellos en los que el complejo se estaba levantando. Eran obreros y dem¨¢s trabajadores los que llenaban los bares y las terrazas.
El reclamo del bombardeo de anuncios conquist¨® a mucha gente, de Madrid y Zaragoza especialmente. Tambi¨¦n el boca a boca. ¡°Yo compr¨¦ cuando el boom, me liaron unos amigos que tambi¨¦n hab¨ªan comprado¡±, cuenta una vecina que pasea por la zona. Ella hace un a?o que intenta vender su apartamento. ¡°Lo hice por inversi¨®n, pero luego mont¨¦ un negocio de hosteler¨ªa en Madrid y ahora intento venderlo¡±, dice, consciente de que las ofertas son muy a la baja.
La competencia es fuerte. Solvia, la inmobiliaria del banco Sabadell, ha asumido parte de los apartamentos y los sac¨® a la venta desde 54.900 euros. Otras inmobiliarias han comenzado a lanzar m¨¢s ofertas. Apartamentos en primera l¨ªnea de playa y amueblados por 79.000. Son las viviendas sin estrenar. Pero las que ya se compraron tambi¨¦n est¨¢n en venta. Los carteles de Se vende cuelgan en todas las fachadas.
¡°Una mujer se puso a llorar en la terraza del bar porque hab¨ªa vendido su piso y todav¨ªa le quedaban por pagar unos 80.000 euros¡±, recuerda la propietaria del restaurante.
El par¨®n de la construcci¨®n se nota m¨¢s a medida que te alejas de la zona de hoteles porque algunos bloques se han quedado rodeados de descampados.
Marina d¡¯Or ha explicado (v¨ªa un escueto comunicado) que el concurso de acreedores de su empresa constructora y promotora ¡°supone seguir trabajando, si bien a un ritmo menor durante dos o tres a?os¡± y que los proyectos se retomar¨¢n ¡°en momentos de menor crisis que el actual para el sector inmobiliario¡±.
Porque a Jes¨²s Ger no se le han quitado las ganas de so?ar. El pasado a?o, en una reuni¨®n con los propietarios de los terrenos donde se iba a levantar el macroproyecto Marina d¡¯Or Golf (el que se ha quedado en las maquetas), prometi¨® que saldr¨ªa adelante y que estaba en ¡°negociaciones serias¡± con tres grupos inversores extranjeros. Eso s¨ª, anunci¨® que descartaba construir las 35.000 viviendas previstas. ¡°Ni hay financiaci¨®n, ni compradores¡±, dijo. En este encuentro mostr¨® su giro por la apuesta ¨²nicamente hotelera. Su intento de que Sheldon Adelson desarrollara su Eurovegas en esta zona cay¨® en saco roto. Un mes despu¨¦s los tribunales anularon su planteamiento urban¨ªstico, aun que el so?ador sigue empe?ado en que la realidad sea otra.
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