Ser Ca?ete sin que se note
La igualdad de g¨¦nero, en el salario y otros asuntos, figura en el ADN de la Europa comunitaria
Es posible que los esfuerzos de Esteban Gonz¨¢lez Pons y otros dirigentes conservadores para reducir el ¡°error Ca?ete¡± a an¨¦cdota verbal, cuando se trata de categ¨®rica discriminaci¨®n de g¨¦nero, alcancen alg¨²n eco en Espa?a. Porque este es, al cabo, un pa¨ªs voluntarioso en t¨¦rminos europeos, pero de escasa tradici¨®n.
En cambio, le ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil a Miguel Arias Ca?ete ser Ca?ete en Bruselas sin que se note. Por una raz¨®n simple, y es que la igualdad hombre-mujer figura en el ADN de la Uni¨®n Europea desde antes, incluso, de que esta existiese. Desde que se llamaba Comunidad Econ¨®mica Europea.
Ya el Tratado de Roma que alumbr¨® el invento establec¨ªa en 1957 el ¡°principio de igualdad de retribuci¨®n entre los trabajadores masculinos y femeninos para un mismo trabajo¡± (art¨ªculo 119). Enseguida esta disposici¨®n se fue aplicando de forma creativa en distintos litigios laborales y de g¨¦nero. Gracias a la creaci¨®n jurisprudencial del Tribunal de Justicia de Luxemburgo, que dio en desarrollar la ¡°vis expansiva¡± del derecho comunitario, su capacidad de proyectarse a nuevos ¨¢mbitos.
Las sucesivas reformas del Tratado elevaron el contenido de las sentencias a norma del m¨¢s alto rango: el Tratado de ?msterdam consagr¨® en 1999 el principio de igualdad hombre-mujer como objetivo concreto, que dio paso a directivas de lucha contra la discriminaci¨®n. La Carta de Derechos Fundamentales (2000) fue m¨¢s lejos. Prohibi¨® ¡°toda discriminaci¨®n, y en particular la ejercida por raz¨®n de sexo¡± (art¨ªculo 21) y mand¨® que la igualdad fuese ¡°garantizada en todos los ¨¢mbitos, inclusive en materia de empleo, trabajo y retribuci¨®n¡± tambi¨¦n mediante ¡°la adopci¨®n de medidas que ofrezcan ventajas concretas en favor del sexo menos representado¡± (art¨ªculo 23).
Antes y despu¨¦s, el Tribunal de la UE ha emitido decenas de sentencias en asuntos de g¨¦nero, en su inmensa mayor¨ªa igualitaristas: sobre despidos, acceso a bienes y servicios, seguros, formaci¨®n profesional, seguridad social, per¨ªodos parentales...
El ¡°error Ca?ete¡± exhibe as¨ª otro inter¨¦s nada anecd¨®tico: nos recuerda que la creaci¨®n de Europa, la ampliaci¨®n de derechos europeos y la correcci¨®n de abusos nacionales no corre a cargo solo de los gobernantes, sino tambi¨¦n de las instituciones. Ah¨ª destaca el olvidado tribunal. Ese que en la sentencia Mohamed Aziz desarticul¨® en marzo de 2013 las cl¨¢usulas abusivas en los contratos de arrendamiento espa?oles, especialmente en los procesos de desahucio. O que acaba de suprimir el c¨¦ntimo sanitario que gravaba indebidamente al consumidor en la compra de gasolinas.
Tambi¨¦n el Parlamento expande derechos y mejora pol¨ªticas: en su ¨²ltima legislatura se anot¨® dos grandes triunfos: la enmienda a los presupuestos de las UE, d¨¢ndoles m¨¢s flexibilidad (a ver c¨®mo la utilizan: muchos candidatos callan); y la mayor eficacia (social) del fondo de rescate bancario, a cargo de los bancos.
La ciudadan¨ªa influye a trav¨¦s de ellas m¨¢s de lo evidente. Aunque menos de lo necesario.
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