Para que no nos confundan
Votad: para que los ultras no nos absorban y los l¨ªderes no cocinen solos el nuevo Ejecutivo
?Por qu¨¦ conviene votar? Para que no nos confundan. Que no nos confundan con los extremistas antieuropeos y xen¨®fobos. Una baja participaci¨®n en nuestro pa¨ªs, tradicionalmente de los m¨¢s europe¨ªstas, ser¨ªa aprovechada por los ultras para apuntarnos a su carro. No la imputar¨ªan a ignorancia, desinformaci¨®n, conformismo o euro-criticismo, sino a hostilidad hacia Europa. Dir¨ªan que nos quedamos en casa porque no pudimos votarles¡ a ellos. Hay mucho donde escoger, pero si nada nos convence, antes en blanco que abstenerse.
Conviene votar para aumentar la calidad democr¨¢tica de la Uni¨®n. Para que los primeros ministros no se confundan. Que no caigan en la tentaci¨®n ¡ªasalta hasta a la canciller alemana¡ª de volver a guisarse entre ellos la elecci¨®n del presidente del Ejecutivo, la Comisi¨®n. Y de colocar a un candidato extra?o a los cabezas de lista que se presentan a examen popular. Cuanta m¨¢s legitimidad atesore la votaci¨®n de hoy, m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ esa maniobra torticera: ser¨ªa forzar el Tratado de Lisboa, que consagra la elecci¨®n semiautom¨¢tica del presidente, y una burla a los ciudadanos. A m¨¢s votos, menos regreso al pasado.
Votad: para que los ultras no nos absorban y los l¨ªderes no cocinen solos el nuevo Ejecutivo
Conviene votar porque Europa es el aire que respiramos. La integraci¨®n en la (hoy) UE es la ¨²nica operaci¨®n trascendental emprendida por los espa?oles contempor¨¢neos m¨¢s all¨¢ de s¨ª mismos. La UE ha sido detonante de la modernizaci¨®n de nuestra econom¨ªa. Catapulta de nuestra presencia en Latinoam¨¦rica. Y lanzadera de prosperidad: incluso con la despiadada crisis actual, el bienestar se dispar¨® desde la adhesi¨®n desde el 69,8% (1985) al 89,5% (2011) del PIB per c¨¢pita medio europeo, medidas ambas fechas respecto a la UE a 15 (a 28, se situar¨ªa en el 98,2%): otra cosa es ¡ªasunto dom¨¦stico¡ª su antiigualitaria distribuci¨®n social. Contra lo que arguye el nacionalismo hispano, que a¨²n sue?a con picas en Flandes, no existe inter¨¦s nacional espa?ol que no sea europeo, o que no albergue un vector esencial comunitario. La mayor¨ªa de las decisiones que influyen en nuestra vida cotidiana se toman en com¨²n con los socios: de la calidad del agua y los alimentos, a la seguridad de los electrodom¨¦sticos; de la movilidad de nuestros estudiantes, a la homologaci¨®n de las tabletas. Y se garantizan por un tribunal com¨²n (desahucios, decisiones antioligopolios, igualdad de g¨¦nero, c¨¦ntimo sanitario¡) Este proceso no ir¨¢ a menos, ir¨¢ a m¨¢s.
Conviene votar para reequilibrar las actuales pol¨ªticas europeas. Para suavizar la austeridad enfatizando el crecimiento y el empleo; rehacer la senda del bienestar y repartirlo mejor; matizar la obsesi¨®n securitaria abri¨¦ndose a la inmigraci¨®n ordenada; relanzar la uni¨®n econ¨®mica para que la monetaria no quede hu¨¦rfana; acompasar la lentitud de lo social a la velocidad de lo econ¨®mico. Cada uno sabe qui¨¦n se adecue mejor a esos designios, u otros de cosecha propia. Conviene votar con todos los europeos. Solos, somos poco en el mundo.
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