Argentina devuelve a la Audiencia Nacional la memoria hist¨®rica
Teresa, 93 a?os, tras declarar ante el tribunal: ¡°Hoy es el d¨ªa m¨¢s feliz de mi vida¡± El juez Andreu y la magistrada argentina Servini toman declaraci¨®n a v¨ªctimas del franquismo
Esperaron a que muriera Franco, a que llegara la democracia... A finales de 2006, presentaron las primeras denuncias en la Audiencia Nacional. En 2008, celebraron la apertura de una causa contra el franquismo. En 2010,? al ver c¨®mo el juez que la hab¨ªa abierto, Baltasar Garz¨®n, es acusado de prevaricaci¨®n, suspendido y procesado por ello, deciden? hacer un viaje de 10.000 kil¨®metros para pedir justicia en Argentina. Y ayer, casi 78 a?os despu¨¦s del inicio de la Guerra Civil, 38 desde la muerte del dictador y cuatro desde que pidieron auxilio en Buenos Aires, las v¨ªctimas del franquismo cumplieron un sue?o que ha ocupado casi toda su vida: ser escuchadas por un juez. Ser tratadas como v¨ªctimas.
La jurisdicci¨®n universal, a la que el Gobierno acaba de dar carpetazo en Espa?a, devolvi¨® ayer la memoria hist¨®rica a la Audiencia Nacional. Al menos durante las casi dos horas que dur¨® la declaraci¨®n de Teresa ?lvarez, de 93 a?os, y Faustina Romeral, de 90, ante una juez y un fiscal argentinos, Mar¨ªa Servini de Cubr¨ªa y Ramiro Gonz¨¢lez, y un juez espa?ol, Fernando Andreu, el m¨¢s cr¨ªtico con la reforma del Ejecutivo: ¡°Trata a la justicia como un producto comercial¡± dijo.
Es por el principio de jurisdiccci¨®n universal por el que la juez argentina ha podido abrir en Buenos Aires la causa contra los cr¨ªmenes del franquismo que la justicia espa?ola rechaza, de la misma forma que hace 18 a?os el juez Garz¨®n atendi¨® a las v¨ªctimas de la dictadura de Videla cuando era Argentina la que les denegaba el acceso a la justicia. "Los muertos, muertos est¨¢n", dec¨ªa el entonces ministro de Asuntos Exteriores argentino, Guido di Tella.
"Le reventaron los o¨ªdos con la varilla de un paraguas"
¡°Es el d¨ªa m¨¢s feliz de mi vida¡±, resumi¨® ayer Teresa, nieta, hija y hermana de represaliados, a Andreu y Servini al terminar su declaraci¨®n en la Audiencia Nacional. Esto es lo que le cont¨® a la justicia:? ¡°Se llevaron a mi abuelo, de 77 a?os, acusado de presidir el comit¨¦ de guerra de Trubia (Asturias). Era mentira. Mi abuelo se dedicaba a la labranza. Lo llevaron a la isla de San Sim¨®n, en Pontevedra [una c¨¢rcel por la que pasaron m¨¢s de 2.000 presos] y all¨ª le perdimos. Nos devolv¨ªan todas las cartas. A?os despu¨¦s, un hombre que hab¨ªa estado preso con ¨¦l vino a mi casa y me trajo su reloj y su ropa. Nos dijo que mi abuelo hab¨ªa muerto por las malas condiciones de la c¨¢rcel y que cre¨ªa que hab¨ªan tirado su cuerpo al mar. Tambi¨¦n detuvieron a mi padre, a mi hermano Jos¨¦ y a mi hermano Sancho. Cuando fui a llevarles una manta, otro preso me dijo que a Sancho lo hab¨ªan sacado esa noche a pasear. Lo hab¨ªan matado. A Jos¨¦ y a mi padre los terminaron soltando, pero los falangistas ven¨ªan cada dos por tres a casa. Dec¨ªan que para hacer registros, pero en realidad era para robarnos todo. Una vez, mi padre no entendi¨® bien a uno de los falangistas y este sac¨® una varilla de un paraguas y le revent¨® con ella los o¨ªdos. Mi padre se qued¨® sordo. Mi madre muri¨® un a?o despu¨¦s. De pena...¡±.
Faustina Romeral tambi¨¦n abandon¨® el juzgado conmovida porque dos jueces le hubiesen dedicado una hora de su tiempo. ¡°Ha sido duro, me he emocionado, pero es muy importante que estas personas se preocupen, que nos escuchen¡±. Su padre, Eladio Romeral, alcalde socialista de Mora (Toledo) fue fusilado el 16 de noviembre de 1939. ¡°Le hab¨ªan ofrecido ir a M¨¦xico, pero no quiso dejar su pueblo¡±, recuerda Faustina. Terminada la guerra, intentaron huir por Alicante, el ¨²ltimo pedazo de la segunda rep¨²blica, donde, vi¨¦ndose acorralados, en el puerto, algunos hombres prefirieron suicidarse a ser apresados. ¡°Los barcos que hab¨ªan prometido nunca llegaron y nos detuvieron a mi padre, a mi madre y a mi. Yo ten¨ªa 15 a?os¡±.
Su padre fue fusilado y Faustina y su madre encarceladas. El recaudador de la contribuci¨®n aprovech¨® su estancia en prisi¨®n para quitarles la casa. Faustina ha peleado en los tribunales por recuperarla ¡ªahora la tiene el hijo del que se la apropi¨®¡ª pero ha perdido. ¡°No lo hac¨ªa por dinero, yo ya no lo quiero ni lo necesito para nada, sino por dignidad¡±, explica.?
El primer objetivo de ambas era ser escuchadas, y ese ya se ha cumplido. Ahora quieren que la justicia les ayude a buscar a sus familiares desaparecidos, que les reconozca como v¨ªctimas y que se sepa ¡°la verdad de lo que pas¨®¡±.
Sus abogados, Carlos Slepoy Ana Messuti y M¨¢ximo Castex, celebraron como un triunfo su declaraci¨®n en la Audiencia Nacional. ¡°Cada vez estamos m¨¢s cerca del final de la impunidad¡±, declar¨® Slepoy. Ahora esperan que la juez argentina dicte nuevas imputaciones de exrepresores franquistas y ordene la apertura de fosas comunes. Su objetivo final es que los cr¨ªmenes de la Guerra Civil y la dictadura se juzguen en Espa?a, de la misma manera que hace casi 20 a?os, las diligencias del juez Garz¨®n provocaron que Argentina decidiera finalmente juzgar a sus propios criminales y no dejar que otros pa¨ªses lo hicieran. Llevan ya un millar de procesados.
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