?Excepci¨®n o norma?

La evidencia emp¨ªrica de que disponemos indica que en Espa?a el cuerpo electoral se expresa en las elecciones europeas de manera parecida a como lo hace en las elecciones generales, auton¨®micas y municipales. Si se comparan los resultados de las elecciones europeas desde 1987 hasta 2009 con las generales, auton¨®micas y municipales correspondientes hay una similitud m¨¢s que notable. En las elecciones de 1987 y 1989 todav¨ªa no se ha refundado AP como PP y eso se nota. Las de 1994 se celebraron con el exdirector de la Guardia Civil, Luis Rold¨¢n, todav¨ªa huido y el PSOE tuvo un batacazo. Pero nada m¨¢s.

La norma electoral europea ha sido la misma que la norma electoral nacional, auton¨®mica o municipal. Hasta el pasado domingo la sociedad espa?ola ha hecho la s¨ªntesis pol¨ªtica de s¨ª misma en t¨¦rminos parecidos en los diferentes tipos de consulta. A partir del pasado domingo es distinto. Los resultados de estas ¨²ltimas elecciones europeas contrastan con los resultados de todas las elecciones anteriores sin excepci¨®n. De ah¨ª el desconcierto generalizado, m¨¢s visible en el PSOE, pero no menor en el PP, en el que la procesi¨®n va por dentro.

La interpretaci¨®n de los resultados del pasado domingo no es f¨¢cil. Suscitan, ante todo, el interrogante de si la divergencia respecto de la norma anterior es una excepci¨®n o es el anticipo de una norma nueva y distinta. O, dicho de otra manera, los resultados de las elecciones europeas ?son la expresi¨®n de un malestar transitorio o son el indicador del agotamiento del sistema pol¨ªtico construido a partir de la Transici¨®n?

Pienso que es m¨¢s lo segundo que lo primero. En poco tiempo vamos a tener ocasi¨®n de comprobarlo. En lo que queda de 2014 el sistema pol¨ªtico espa?ol va a tener que superar un test de stress tan exigente como el reto catal¨¢n de la Diada y de la consulta del 9 de noviembre. Y en 2015 se celebrar¨¢n en primavera elecciones municipales y auton¨®micas y en oto?o las generales.

En todo caso, lo que s¨ª parece desprenderse con claridad de los resultados del pasado domingo es que en Catalu?a la confluencia de la norma electoral europea y la catalana ha desparecido de manera definitiva. Con la excepci¨®n de las elecciones de 1994 en que perdi¨® por un punto, el PSOE gan¨® por muy amplio margen en todas las dem¨¢s ocasiones en esa comunidad. Y el PP ha sido en todas el tercero y en alguna ocasi¨®n el segundo. Salvo en 1994, los dos partidos de gobierno de Espa?a han sumado m¨¢s del 50% de los votos. En esta no han llegado al 25%. De la posici¨®n dominante a la tendencia a la marginalidad. La quiebra de la norma no puede ser m¨¢s brutal.