Cientos de ni?os malviven en centros de inmigrantes en Espa?a
ACNUR pide que se adec¨²e la acogida a la llegada de familias refugiadas
Cientos de ni?os sirios malviven hacinados y en penosas condiciones en territorio espa?ol, en los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta y Melilla a los que llegan tras meses o incluso a?os de huida de una guerra que tiene escasos visos de amainar. La situaci¨®n de estos ni?os es una consecuencia m¨¢s del deficiente sistema de acogida espa?ol para los aspirantes a refugiados que recalan en las dos ciudades aut¨®nomas con la intenci¨®n de saltar lo antes posible a la Pen¨ªnsula.
¡°Viven en un centro abarrotado donde la sobreocupaci¨®n genera tensi¨®n entre la poblaci¨®n, donde no es posible que los ni?os hagan vida familiar y duerman con ambos padres, donde conviven y comparten instalaciones con otros adultos¡±, relatan desde ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados. ¡°Es un ambiente que no respeta la presencia de ni?os¡±. En Ceuta y en Melilla ¡°se est¨¢n violando numerosos derechos de los ni?os¡±, sostiene Isabel L¨¢zaro, profesora de derecho internacional privado de la universidad de Comillas y miembro de la c¨¢tedra de menores.
El problema de fondo es que la inmigraci¨®n en este rinc¨®n del planeta ha cambiado de rostro y de forma dr¨¢stica en el ¨²ltimo a?o, sin que la pol¨ªtica migratoria y las instalaciones hayan sido capaces de adecuarse a la nueva realidad. Antes llegaban sobre todo hombres solos procedentes del ?frica subsahariana, y ahora llegan cientos de familias con ni?os que escapan de la guerra en Siria y que deploran las condiciones de acogida que les ofrece Espa?a.
En Ceuta, unos cien sirios -38 de ellos ni?os- acampan en el centro de la ciudad desde hace un mes, para denunciar las condiciones en las que viven en el centro de inmigrantes. ¡°Es m¨¢s seguro para los ni?os dormir en la plaza que en el CETI¡±, cuenta por tel¨¦fono uno de los participantes de la protesta, que teme que se publique su identidad porque piensa que podr¨ªa afectar a su proceso de asilo. ¡°Los [subsaharianos] del CETI se desnudan, fuman porritos y hasta mantienen relaciones sexuales delante de los ni?os. Los ni?os sirios est¨¢n viendo muchas cosas que no tendr¨ªan por qu¨¦ ver¡±, estima.
En Melilla, basta con poner un pie a las puertas del CETI para darse cuenta de que este no es un lugar adecuado para los menores. La abrumadora presencia de ni?os resulta tan evidente, que a ratos, las puertas del centro parecen la salida de un colegio. A trav¨¦s de las verjas se percibe la falta de espacio. A casi cualquier hora, decenas ni?os corretean con la cara tiznada entre los subsaharianos renqueantes y heridos tras alguno de los saltos de la valla y sorteando en ocasiones a los antidisturbios que acuden a poner orden cuando el ambiente se calienta.
En Ceuta, unos cien sirios acampan en el centro de la ciudad desde hace un mes
El Ministerio de Empleo cifra en 468 los menores ¡ª447 de ellos sirios¡ª acompa?ados en el CETI de Melilla. ¡°Dentro del centro hay m¨®dulos para las familias que se respetan en la medida que nos deja la sobreocupaci¨®n¡±, apuntan desde el ministerio.
¡°El principal problema es el hacinamiento. Dormimos muchas personas en cada habitaci¨®n y gente de todos los pa¨ªses, mezclados. Pasamos el d¨ªa fuera porque dentro no hay espacio¡±, explica Hamed, que lleg¨® a Melilla procedente de la ciudad siria de Homs hace dos meses junto a su mujer, su padre y sus cuatro hijos. ¡°Los ni?os no duermen bien y no tienen buena higiene. Enferman mucho¡±, se lamenta.
¡°En el CETI hay colas para todo, para comer, para ir al ba?o.... Las duchas est¨¢n cerradas y tenemos que ir a la ciudad para ducharnos. Hombres y mujeres dormimos separados¡±, se queja Mohamed, que vive en el centro con su mujer y dos hijos, de nueve meses y nueve a?os. ¡°Los ni?os se ponen enfermos muy a menudo y la farmacia solo abre por las ma?anas. Adem¨¢s, el doctor solo viene una hora cada ma?ana¡±, a?ade este hombre bajito y delgado, de pelo cano y un aspecto impoluto, que no consigue ocultar el agotamiento tras cuatro meses de espera en el CETI. Jos¨¦ Palaz¨®n, de la ONG Prode¨ªn, a?ade que aunque en principio cada ni?o tiene asignada una litera, ahora algunos duermen en colchones tirados en el suelo.
En el CETI de Melilla, unos 2.200 inmigrantes y aspirantes a refugiados conviven entre las paredes y las tiendas de campa?a militares. El problema es que este centro no estaba concebido para tanta gente ¨Csu capacidad ¨®ptima es de 472 ocupantes - y menos a¨²n para tantos menores. La inmensa mayor¨ªa de los sirios que llegan a Melilla despu¨¦s de uno o dos a?os de traves¨ªa han dilapidado sus fortunas en transporte, alojamiento y pasaportes falsos. Los ni?os encadenan como sus padres viviendas temporales, sin posibilidad de ir al colegio ni llevar una vida normal.
Los criterios de traslado a la Pen¨ªnsula indican que en principio las familias con hijos tienen prioridad. El problema es que con el repunte de sirios a partir del oto?o de 2013, el CETI de Melilla se ha convertido en un cuello de botella y los trabajadores no dan m¨¢s de s¨ª. Las cifras de llegada de inmigrantes a la frontera sur de Europa son, sin embargo, mucho menores que las del Mediterr¨¢neo central y el Este de la Uni¨®n Europea. Por eso, los expertos consideran que la crisis del CETI se trata sobre todo de un problema de gesti¨®n m¨¢s que del n¨²mero de inmigrantes que recalan en Melilla. A¨²n as¨ª, la Comisi¨®n Europea acaba de destinar 10 millones de euros a la frontera sur espa?ola y parte de ellos ir¨¢n destinados a mejoras en los CETI, seg¨²n trascendi¨® de la visita esta semana de la comisaria europea de interior, Cecilia Malmstr?m.
Isabel L¨¢zaro, experta en derechos de los menores, insiste en que en Ceuta y en Melilla ¡°se est¨¢n violando numerosos derechos reconocidos en la Convenci¨®n de los derechos del ni?o de la que Espa?a forma parte¡±. Cita, por ejemplo, el derecho a vivir en familia ¨Clos ni?os viven con las madres en el CETI y los padres duermen en salas separadas- o el derecho a una vida digna ¨Cviven, a su juicio, en condiciones insalubres. ¡°La convivencia con adultos que no son de su familia de forma prolongada es el caldo de cultivo para abusos y violencia contra los ni?os¡±, sostiene la experta.
Desde ACNUR piden que el traslado a la Pen¨ªnsula de los menores sea una verdadera prioridad y que mientras est¨¦n en Ceuta y en Melilla, se les aloje en pisos o pensiones donde puedan llevar una vida en familia. Destacan un problema adicional: Con cierta frecuencia se dan casos de familias que cruzan la frontera de Marruecos por separado para despertar menos sospechas, ya que se hacen pasar por marroqu¨ªes con pasaportes falsos. Al llegar los ni?os sin sus padres, acaban en el centro de menores, donde no podr¨¢n reunirse con su familia en el CETI hasta que las pruebas de ADN, que se aplican a los ni?os que llegan en pateras, determinen el parentesco. Las organizaciones de defensa de los refugiados se quejan de la lentitud de esos procesos, que pueden demorarse meses.
Cae la noche en la frontera sur de Europa y la llamada a la oraci¨®n retumba entre mezquitas.? Sentado a las puertas de una jaima levantada con palos y mantas frente al CETI de Melilla, Mohamed y su mujer cocinan a la brasa un plato tradicional sirio que devolver¨¢ a sus hijos por un instante los sabores del hogar que dejaron atr¨¢s.
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