Un Rolls-Royce sin fr¨ªo ni calor
Madrid acoge con indiferencia la llegada de Felipe VI al trono Nueve detenidos por llevar s¨ªmbolos republicanos y enfrentarse a la polic¨ªa
Centenares de personas replican ante el cine Callao, en el coraz¨®n de Madrid, cada aplauso de los diputados en el Congreso. La pantalla gigante ubicada clavada en la fachada retransmite la proclamaci¨®n del rey Felipe VI, que llega al p¨²blico a trav¨¦s de subt¨ªtulos. Al cierre de la sesi¨®n, uno de los asistentes se arranca con vivas al Rey, que no logran demasiado eco en el resto de la parroquia. La Gran V¨ªa, como las principales arterias del centro de la capital, est¨¢ cortada al tr¨¢fico con cientos de vallas envueltas en banderas rojigualdas. Por dentro, un doble cord¨®n de seguridad sit¨²a agentes policiales (del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y la municipal) cada tres metros en todo el recorrido, pese a que la asistencia es todav¨ªa discreta. Un helic¨®ptero de la polic¨ªa sobrevuela la zona con su zumbido habitual.
La ense?a rojigualda cuelga de las farolas, marquesinas de autob¨²s y est¨¢ en los proyectores del edificio de la Asociaci¨®n de la Prensa. En alg¨²n quiosco a?ade el toro de Osborne en medio. Decenas de voluntarios del Ayuntamiento de Madrid cargan mochilas con otras en miniatura para entregar a los viandantes. Se han repartido 10.000 por toda la ciudad pero muchas aparecen abandonadas en papeleras o sobre las barras de bar. Ni siquiera quienes las reparten se libran de abrir los bolsos en los controles policiales. El ambiente es de expectaci¨®n, m¨¢s que de entusiasmo.

Cuando la gran pantalla y el vuelo raso del helic¨®ptero anuncian la llegada del Rolls Royce descapotable en el que viaja el Rey camino del Palacio de Oriente, la gente se apelotona sobre las vallas bajo el sol de mediod¨ªa. En las aceras sigue sobrando espacio para caminar. Los andamios, donde las televisiones sit¨²an sus puntos de directo, evidencian a¨²n mucho asfalto sin gente. Al paso de la comitiva, las primeras filas lanzan loas a Felipe VI, a la reina Letizia Ortiz y a la monarqu¨ªa en general. Un term¨®metro marca 31 grados cuando el coche cl¨¢sico circula despacito con el Rey saludando a ambos lados de la calle, de pie.
La ovaci¨®n dura segundos y la gente empieza a dispersarse hacia sus casas o a la Plaza de Oriente (el final del recorrido) repleta con miles de ciudadanos que aprovechan el d¨ªa festivo para saludar al nuevo Rey ondeando al viento sus banderas. Algunos visten sus mejores galas.
Ninguna instituci¨®n ofreci¨® ayer datos sobre la presencia de ciudadanos en las calles pero las im¨¢genes evidenciaron que no puede compararse con la de las celebraciones deportivas, ni siquiera a la boda de los pr¨ªncipes, que calc¨® ese mismo recorrido en mayo de 2004. ¡°Aqu¨ª hemos venido todos libremente, los republicanos estar¨¢n en sus casas¡±, explica un matrimonio jubilado a una joven que espera a la puerta de una tienda para comprar un biquini con cara de pocos amigos.
No todos los que est¨¢n en contra han decidido recluirse, despu¨¦s de que la Delegaci¨®n del Gobierno y el Tribunal Superior de Justicia de Madrid hayan decidido prohibir todas las protestas convocadas contra la proclamaci¨®n del nuevo monarca. Dos marchas y otras tantas concentraciones fueron desautorizadas alegando problemas de seguridad. La Polic¨ªa alert¨® de que cualquier persona con camisetas, banderas u otros s¨ªmbolos republicanos ser¨ªa identificada por el riesgo ¡°real y cierto¡± de incidentes.

La instrucci¨®n la interpretan a su manera cada uno de los agentes. Entre la muchedumbre de la Puerta del Sol que re¨²ne a varios millares de personas a media ma?ana, un hombre agita su bandera tricolor sin que los polic¨ªas se decidan a actuar. En las calles aleda?as, otros agentes detienen a la misma hora a tres personas y las acusan de desobediencia por sendos incidentes relacionados con sus s¨ªmbolos republicanos, aducen fuentes judiciales. Uno de ellos, ha intentando acceder a una de las zonas de tr¨¢nsito del coche oficial con una camiseta de colores republicanos. Otras dos mujeres son arrastradas por la calle Montera, perpendicular a la Gran V¨ªa, cuando pretenden acceder a la Plaza de Oriente, a trav¨¦s de la Puerta del Sol. Se produce un forcejeo con los polic¨ªas y ambas acaban acusadas de desobediencia y resistencia a la autoridad, seg¨²n la denuncia policial. Una cuarta es detenida a primera hora de la tarde por agredir a un partidario de la monarqu¨ªa. Al final de la tarde, todos salen en libertad con cargos.
El parte de arrestos de la ma?ana se queda ah¨ª porque en una plaza m¨¢s alejada de los fastos, la de Tirso de Molina, las fuerzas de seguridad s¨ª consienten una concentraci¨®n pac¨ªfica de unas cuatrocientas personas contra la Monarqu¨ªa, a cambio de que plieguen toda la parafernalia tricolor. Durante una hora corean c¨¢nticos contra la Monarqu¨ªa y a favor de la Rep¨²blica: ¡°Espa?a, ma?ana, ser¨¢ republicana¡± o ¡°Los Borbones, a los tiburones¡±. Agentes antidisturbios permanecen atentos a la protesta sin llegar a intervenir.
Pero por la tarde, cuando trascienden las detenciones, otro grupo de 200 personas regresa Sol para exigir la libertad de los arrestados, en medio de una plaza tomada por un contundente dispositivo de seguridad. Los manifestantes son rodeados por la polic¨ªa y se repiten los empujones que derivan en cinco nuevos arrestos. Entre ellos, el exl¨ªder de Alianza Popular y hoy simpatizante comunista y tertuliano Jorge Vestringe. La tensi¨®n continua en la plaza y al cierre de esta edici¨®n los conatos de enfrentamiento siguen.
En otras capitales espa?olas, donde diferentes cargos p¨²blicos hab¨ªan engalanado sus plazas y animado a festejar la llegada del nuevo Rey, el seguimiento tambi¨¦n es discreto.
En Andaluc¨ªa, la proclamaci¨®n de Felipe VI coincide con la celebraci¨®n, en capitales como Sevilla y Granada, de la festividad del Corpus Christi, igual que en Madrid. En ambas ciudades, y desde primera hora, los actos de la festividad local trascurren en paralelo a los del relevo en la Corona. La repercusi¨®n de la proclamaci¨®n de Felipe VI es testimonial.
Y eso que el alcalde de la capital hispalense, Juan Ignacio Zoido (PP), hab¨ªa firmado un bando que invitaba "a los vecinos de todos los barrios de Sevilla a festejar la proclamaci¨®n real, dando testimonio, una vez m¨¢s, de su respaldo, adhesi¨®n y afecto a la monarqu¨ªa". El Ayuntamiento engalan¨® la Giralda con tiras de 20 metros y los colores de la bandera espa?ola y andaluza. La Torre del Oro se adorn¨® con banderolas de se?ales n¨¢uticas.
Pero m¨¢s all¨¢ de los preparativos en monumentos y balcones, la coronaci¨®n de Felipe VI no deja gran huella en la ciudad. ¡°Si te soy sincera, no la he visto. He preferido ver la procesi¨®n¡±, apunta Lorena Caballero, vecina de la localidad de Camas. ¡°Lo poco que he visto ha sido mientras desayunaba en el bar¡±, agrega Carlos Iglesias, quien s¨ª defiende la convocatoria de un refer¨¦ndum. El acto se ha vivido de muchas formas. ¡°He apurado la hora de entrada para poder verlo. Mi jefa me ha dado permiso¡±, explica entre risas Lourdes P¨¦rez, dependienta de una tienda de souvenir cercana a la Giralda. ¡°Lo he seguido desde casa, es un momento hist¨®rico¡±, afirma Pedro Ruiz, estudiante de Medicina. ¡°Lo he escuchado por la radio camino de Sevilla¡±, precisa Diego Nu?ez, vecino de Dos Hermanas.
Por las calles de A Coru?a 3.000 personas claman pidiendo el derecho a decidir y un jefe de Estado elegido en las urnas. Tambi¨¦n en Barcelona, un centenar de personas se concentran en la Plaza Sant Jaume contra de la proclamaci¨®n de Felipe VI. Las juventudes de Iniciativa per Catalunya despliegan una bandera tricolor en un monol¨ªto en la plaza Juan Carlos I. A diferencia de lo que sucede en Madrid, no hay noticias de que la polic¨ªa intervenga contra portadores de camisetas o pancartas republicanas. La proclamaci¨®n real se cuela en el orden del d¨ªa de algunas instituciones. El pleno del Ayuntamiento de Estepona (M¨¢laga) aprueba que el futuro teatro-auditorio, que est¨¢ construyendo, lleve el nombre del nuevo monarca. Seg¨²n el Consistorio, la decisi¨®n responde a las peticiones vecinales.
Con informaci¨®n de Patricia Peir¨®, Angels Pi?ol y Antonio Jes¨²s Mora Caballero.
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