El profeta y su familia
La confesi¨®n de la herencia de Jordi Pujol, los negocios de sus hijos y la imputaci¨®n de dos de ellos arrinconan al pol¨ªtico
En abril de 1989, Jordi Pujol regresaba en helic¨®ptero del entierro de unos bomberos, cuando observ¨® una columna de humo que se levantaba en la Vall d¡¯en Bas, cerca de Girona. ¡°?Pare, pare y baje aqu¨ª!¡±, le orden¨® al piloto. La Generalitat hab¨ªa dado ¨®rdenes ante la sequ¨ªa de no quemar rastrojos y all¨¢ abajo un transgresor la estaba desafiando. El pay¨¦s vio estupefacto descender el helic¨®ptero en medio de su finca. Y con ojos como platos fue testigo de excepci¨®n: de la cabina baj¨® nada menos que el presidente de la Generalitat, quien con gritos amenazadores y brazos gesticulantes le espet¨®: ¡°?Haga el favor de apagar esto!¡±. Esa era una de las virtudes de Pujol: su ubicuidad y su estilo directo. El 5 de julio de 2003, desde lo alto del macizo del Montsec d¡¯Ares, entre Catalu?a y Arag¨®n, se?alaba un n¨²cleo de casas: ¡°?Ya llega el agua corriente a los Massos de Mill¨¤?¡±, pregunt¨®, mientras se interesaba por el estado de la pierna del hermano de uno de los alcaldes integrantes del comit¨¦ de bienvenida en el remoto t¨¦rmino de Sant Esteve de la Sarga.
Pujol era todo un mito. Un hombre cat¨®lico y de derechas que pas¨® tres a?os en la c¨¢rcel por oponerse a Franco; un pol¨ªtico fr¨ªo, calculador y con gran tacto que ten¨ªa su pa¨ªs y a cada uno de sus habitantes en la cabeza¡ M¨¢s que presidente, Jordi Pujol era el alcalde de Catalu?a. Los ciudadanos lo identificaban en ocasiones con el ojo orwelliano del Gran Hermano o con el padre temido, r¨ªgido e infalible, pero querido. En seis convocatorias electorales auton¨®micas consecutivas le dieron su confianza y le convirtieron en el presidente m¨¢s pol¨ªticamente longevo de la historia de Catalu?a en democracia.
Ahora todo ha cambiado. El mito ha ca¨ªdo. La latente superioridad ¨¦tica y moral sobre la que se cimentaba su nacionalismo a pie de obra ha entrado en barrena. Pujol ha dilapidado su patrimonio. Su calvinismo se antoja puro exhibicionismo a la vista del fraude que ha cometido, seg¨²n propia confesi¨®n.
Nadie quiere la amistad de un evasor fiscal. Y menos en plena crisis. Jordi Pujol ya no podr¨¢ ser lo que apuntaba: el ¨²ltimo gran profeta del nacionalismo catal¨¢n. Su sentido del deber le ha llevado, no obstante, a emprender la ¨²ltima haza?a: intentar, como Sans¨®n, expiar sus debilidades con la autoinmolaci¨®n, esta vez sin matar filisteos.
Es quiz¨¢s el ¨²nico camino para pasar a la posteridad. De otra manera, ?qui¨¦n va a creer en sus par¨¢bolas ¨¦ticas? ¡°?Hay que pagar impuestos!¡±, clam¨® y razon¨® desde un meg¨¢fono que hab¨ªa pedido prestado a un grupo de ciudadanos. Era mayo de 1993 y decenas de personas se manifestaban en el entonces todav¨ªa cintur¨®n rojo de Barcelona contra el aumento de tasas en el recibo del agua. En casa la disciplina fiscal deb¨ªa ser m¨¢s laxa, pues bajo su propio techo algunos han ignorado el precepto del impuesto solidario.
El s¨®lido armaz¨®n doctrinal de Pujol ¡ªP¨¦guy, Bergson y un poco de Mounier¡ª ha fracasado en su propio domicilio. Sinceridad, por lo que parece no ha habido mucha. Maria, hermana de Pujol, no sab¨ªa nada de que su padre, Florenci, muerto en 1980, hubiera testado en favor de Marta Ferrusola y de los hijos de su hermano. Jordi, al menos, as¨ª lo ha explicado y convertido en su argumento autoinculpatorio central de confesi¨®n el pasado 25 de julio. ?C¨®mo se puede esconder una herencia durante 34 a?os? ?C¨®mo en todo este periodo no se encuentra el momento oportuno para regularizar la situaci¨®n con la Agencia Tributaria, a pesar de las tres amnist¨ªas fiscales a las que se ha podido acoger? Todo se?ala a un expolio continuado. Se tratar¨ªa de una pesca, como la de los salmones de Franco: solo con tirar la ca?a se cobra pieza segura. Algunos de sus hijos se han revelado maestros en intermediar entre las empresas y la Administraci¨®n. Jordi Pujol Ferrusola es un disc¨ªpulo aventajado. Pero tambi¨¦n se han beneficiado de concursos Josep, Pere, Marta... En Catalu?a no todo el mundo ha callado ante los ¡°aromas de corrupci¨®n¡±, en t¨¦rminos del que fuera fiscal general del Estado Eligio Hern¨¢ndez, que flu¨ªan de algunos negocios del entorno familiar de Pujol y que han acabado este a?o con la imputaci¨®n de Jordi y Oriol. El grado de pluridisciplinariedad de los negocios de Jordi Pujol Ferrusola son tales que sus habilidades desbordan a los investigadores de la UDEF (Unidad de Delincuencia Econ¨®mica y Fiscal). Su asesoramiento implica ¡°la intermediaci¨®n inmobiliaria en distintas zonas de Espa?a, el negocio de las refiner¨ªas petrol¨ªferas, el desarrollo de plantas fotovoltaicas o la actuaci¨®n como broker especialista en compraventa de participaciones de diversas sociedades mercantiles¡±. El informe policial remitido al juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz considera que Jordi Pujol Ferrusola cobraba por no hacer nada, y pone como ejemplo un servicio por el que factur¨® 1,1 millones de euros. En el contrato que justificaba ese pago, fotocopiado en el informe, se establece que ¡°Jos¨¦ Coronado Mateu paga 1,1 millones de euros a Jordi Pujol Ferrusola para que negocie con Jos¨¦ Coronado Mateu la ejecuci¨®n de unas obras¡±.
El expresidente, que siempre recomend¨® tener tres hijos a las parejas catalanas para mantener la natalidad aut¨®ctona, ha tenido siete de dif¨ªcil control. Era habitual que los consejeros de Presidencia tuvieran como misi¨®n vigilarlos de cerca. Marta Ferrusola se enfurec¨ªa cada vez que alguien osaba discutir el derecho de sus hijos a hacer negocios, ¡°con lo que ella y su marido hab¨ªan hecho por Catalu?a: el sacrificio y la dedicaci¨®n de toda una vida¡±, recuerda Ramon Pedr¨®s ¡ªjefe de su gabinete de prensa durante 10 a?os¡ª en la biograf¨ªa no autorizada La volta al m¨®n amb Jordi Pujol (La vuelta al mundo con Jordi Pujol), Planeta, Barcelona, 2002.
El presidente trataba peri¨®dicamente de embridar el ¨ªmpetu empresarial de sus hijos, pero acababa cediendo. Las presiones de su esposa eran fuertes. As¨ª que la ¨²nica soluci¨®n era, cada cierto tiempo, cambiar los fusibles en Presidencia, porque las actividades de Jordi o de Josep, Pere, Marta y m¨¢s recientemente Oriol produc¨ªan cortocircuitos. Hasta seis comisiones parlamentarias lleg¨® a paralizar CiU en la ¨²ltima legislatura de Pujol por razones de nepotismo o partidistas. La familia, El mejor equipo de tu vida, tal como rezaba un lema puesto en circulaci¨®n por el ¨²ltimo Gobierno de Jordi Pujol, tambi¨¦n fue decisiva para aupar a Artur Mas. Primero desplaz¨® a Miquel Roca en el terreno municipalista del partido; luego a Pere Esteve de la direcci¨®n de CDC; tambi¨¦n le toc¨® el turno a Joaquim Triad¨², de Presidencia, y, por ¨²ltimo, a Josep Antoni Duran Lleida en la carrera por suceder a Pujol. Mas era un delf¨ªn de toda confianza y su recambio, Oriol Pujol, estaba preparado. Pero este julio fat¨ªdico el presunto soborno del caso ITV ha acabado con el Pujol con m¨¢s vocaci¨®n pol¨ªtica.
Sobre el expresidente pesa mala conciencia de que su dedicaci¨®n pol¨ªtica le ha restado horas para sus hijos, gobernados y moldeados por Marta Ferrusola. La esposa de Pujol desde siempre ha balizado la vida del expresidente. ¡°Ahora es el momento de quedarse¡±, le dijo Marta, sabedora de que la noche entre el 21 y el 22 de mayo de 1960 la polic¨ªa llamar¨ªa de madrugada a su puerta. La justicia franquista lo conden¨® a siete a?os, de los que cumpli¨® tres en prisi¨®n por ser el autor de la octavilla que vol¨® semanas antes, en un abarrotado Palau de la M¨²sica, titulada Us presentem el general Franco. Luego le acompa?¨® en el caso Catalana, en mayo de 1984, tras lograr su primera mayor¨ªa absoluta, la fiscal¨ªa present¨® una querella contra ¨¦l y otros 24 directivos por apropiaci¨®n indebida y falsedad documental en la citada entidad. El 30 de mayo de ese a?o, decenas de miles de personas apoyaron en las calles a Pujol, que se dirigi¨® a ellos desde el balc¨®n de la Generalitat y pronunci¨® la c¨¦lebre frase: ¡°El Gobierno central ha hecho una jugada indigna¡±. Como cuando en pleno franquismo las pintadas nacionalistas identificaron a Pujol con Catalu?a, ahora se retom¨® el estribillo. La trinidad Catalu?a, familia y Pujol se revelaba perfecta. ¡°En adelante, de ¨¦tica y de moral hablaremos nosotros, no ellos¡±, proclam¨® ante las masas. Muchos le creyeron. Las senyeres colgaban de numerosos balcones en solidaridad con el catal¨¢n que iba a ser v¨ªctima de la maquinaria espa?ola del Estado.
La querella era un ataque pol¨ªtico a Catalu?a y a Pujol. Algunos socialistas catalanes, como Raimon Obiols, fueron objeto de las iras de los m¨¢s exaltados cuando sal¨ªan del Parlamento de la Generalitat. Eran pujolistas ¡°indignados¡± que gritaban ¡°matadlo, matadlo¡±. El coche del alcalde Maragall fue aporreado y ejemplares del diario EL PA?S, que avanz¨® la noticia de la querella, quemados. Pujol tom¨® como abogado a Joan Piqu¨¦ Vidal, condenado luego a siete a?os de prisi¨®n por el caso de Luis Pascual Estevill, un juez que mandaba a prisi¨®n a los empresarios que no pagaban mordida y al que CiU envi¨® como representantes al Consejo General del Poder Judicial. Piqu¨¦ es una toga de oro pasada por presidio, del que se dice que influy¨® sobre los jueces que compon¨ªan la desaparecida Audiencia Territorial de Barcelona y que votaron 33 contra 8 en favor de la exculpaci¨®n.
Han pasado los a?os y, visto lo visto, la desconfianza y el escepticismo se han apoderado de algunos de sus incondicionales.
¡°Mi estado de ¨¢nimo es de un gran dolor y un enorme cabreo¡±, aseguraba esta misma semana un dirigente de la federaci¨®n nacionalista que ve peligrar su formaci¨®n, CDC, tras las confesiones de su fundador. En palabras del polit¨®logo recientemente fallecido Miquel Caminal, el ¡°nacionalismo instrumental¡± del que anta?o hac¨ªa gala Pujol se desvanece ante el soberanismo, mientras la justicia extingue su aura prof¨¦tica.
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