Los pilares de la sociedad aguantan
Los ciudadanos creen que costar¨¢ reparar los da?os de la crisis que parece amainar El pa¨ªs resiste gracias a algunas de las instituciones que lo vertebran
La sociedad espa?ola sigue aguantando, sin hundirse, un a?o m¨¢s. Y ello a pesar de los estragos que ya ha causado una crisis que apenas ahora da signos de querer amainar: generalizado empobrecimiento, creciente desigualdad (con la consiguiente quiebra de lo que era una amplia y estabilizadora clase media: lo percibe as¨ª el 92% de los espa?oles), profundo desgaste institucional¡ Da?os, todos ellos, que de forma masiva (80%) la ciudadan¨ªa considera de dif¨ªcil y, en todo caso, lenta reparaci¨®n. Pero pese a ello, y como a lo largo de estos ¨²ltimos siete a?os, el pa¨ªs resiste. Y lo hace gracias al sostenido buen hacer de muchas de las instituciones que lo vertebran y que consiguen compensar las ¡ªpara la ciudadan¨ªa¡ª cada vez m¨¢s irritantes e insoportables carencias de tantas otras.
Quienes siguen funcionando, y quienes siguen mereciendo una alt¨ªsima aprobaci¨®n ciudadana, son, ante todo, los investigadores cient¨ªficos, los m¨¦dicos del sistema p¨²blico de salud y los profesores de la ense?anza p¨²blica. Es decir, tres cuerpos profesionales (modestamente retribuidos, duramente castigados por los recortes) de los que los espa?oles valoran no solo su contribuci¨®n al bienestar p¨²blico sino tambi¨¦n, y con una perspicacia no tan compartida como ser¨ªa deseable, su irreemplazable papel ante un mejor futuro colectivo. Y en este punto hay que rese?ar una grave se?al de alarma que no deber¨ªa ignorarse: la sanidad p¨²blica (su funcionamiento, no sus profesionales) ya no merece una aprobaci¨®n mayoritaria. En solo un a?o, su evaluaci¨®n ciudadana ha perdido 24 puntos: la ca¨ªda m¨¢s importante de las 34 instituciones evaluadas. Resulta dif¨ªcil pensar que no vaya a tener reflejo alguno en las urnas el hecho de que, en un per¨ªodo ya casi preelectoral, los espa?oles entiendan que la que tienen por joya de su corona institucional est¨¦ empezando a verse seriamente da?ada por la crisis y por los recortes.
En la cima del aprecio popular permanecen tambi¨¦n las obras sociales (C¨¢ritas, los servicios asistenciales municipales), la Guardia Civil, los movimientos sociales y las ONG, la polic¨ªa, la Universidad y las Fuerzas Armadas: todas ellas instituciones con claro perfil altruista/protector/asistencial. Y aun cabe a?adir a la lista a los abogados que con su beligerancia en cuestiones consideradas de inter¨¦s colectivo ¡ªtasas judiciales, defensa gratuita¡ª logran, una vez m¨¢s, quedar por encima de las restantes profesiones jur¨ªdicas; y a la prensa que, pese a su generalizada incertidumbre econ¨®mica, logra conservar una evaluaci¨®n ciudadana m¨¢s que digna.
La novedad que en este apartado de las ¡°buenas¡± instituciones resulta especialmente destacable, concierne a la Corona: en menos de dos meses, con Felipe VI, ha logrado una llamativa recuperaci¨®n del aprecio p¨²blico (de hecho, es la ¨²nica instituci¨®n que obtiene un porcentaje aprobatorio ampliamente superior al de 2013).
La Iglesia, por su parte, sigue siendo objeto de una evaluaci¨®n muy dispar seg¨²n se trate de su obra social (C¨¢ritas), de los curas de las parroquias o de los obispos. Los espa?oles parecen evaluar de forma muy distinta lo que unos declaran p¨²blicamente y lo que, m¨¢s calladamente, hacen otros a pie de calle.
Sigue sin ser cierto, como a veces se dice, que los espa?oles recelen especialmente de su tejido empresarial. Sin duda, y como muestran los datos, su imagen se ha podido enturbiar algo con la crisis y, no sin cierta paradoja, con la incipiente recuperaci¨®n. Al espa?ol medio (que no es economista) le cuesta entender ¡ªy nadie se lo explica de forma cre¨ªble¡ª que si vuelve a haber beneficios estos no conlleven un inmediato y paralelo incremento del empleo. De ah¨ª sin duda su suspicacia, que propicia una evaluaci¨®n m¨¢s cr¨ªtica de las empresas. Con todo, lo cierto es que las pymes siguen estando en lo alto de la clasificaci¨®n de confianza institucional y que, pese a haber decrecido, el porcentaje de aprobaci¨®n de las m¨¢s grandes (29%) sigue siendo superior al que, por ejemplo, registran estas en un pa¨ªs como Estados Unidos (22%, seg¨²n datos de Gallup). Las instituciones financieras que, en conjunto, contin¨²an siendo las empresas peor evaluadas, no han logrado todav¨ªa sacudirse la p¨¦sima imagen que el sonado, y para todos costoso, fiasco de cajas y bancos ¡°malos¡± ha proyectado, indiferenciadamente, sobre todo el sector. Por supuesto, cuando tienen ocasi¨®n de expresar una evaluaci¨®n m¨¢s matizada, los espa?oles saben distinguir el grano de la paja: por ejemplo, en el Bar¨®metro anual de Metroscopia sobre imagen ciudadana de las empresas espa?olas, entre las diez citadas como m¨¢s merecedoras de confianza figuran precisamente tres entidades bancarias. Pero en el imaginario colectivo el t¨¦rmino ¡°Banco¡± dista mucho de connotar lo que de s¨®lido y bueno pueda haber en nuestro sistema financiero y, en cambio, evoca la que para muchos es su cara menos amable, m¨¢s incompetente y rapaz.
Y quedan por considerar los casos del sistema jur¨ªdico y del pol¨ªtico: merecen una consideraci¨®n detenida. La tendr¨¢n en la pr¨®xima ¡ªy ¨²ltima¡ª entrega de esta serie.
Jos¨¦ Juan Toharia es catedr¨¢tico em¨¦rito de Sociolog¨ªa y presidente de Metroscopia. El presente texto, segundo de una serie de tres, es un avance del libro Pulso de Espa?a 2014, dirigido por Antonio L¨®pez Vega, con patrocinio de Telef¨®nica y de pr¨®xima publicaci¨®n en Ediciones El Pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.