¡°Los nacionalismos no soportan la complejidad¡±
Leon¨¦s, historiador (escribi¨® 'Mater dolorosa'), teme a una Catalu?a de cultura ¨²nica
?Nos merecemos este momento? En parte. Hemos vivido medio siglo bastante bueno. Sin fascismos ni revoluciones sociales dr¨¢sticas y tr¨¢gicas. Nos comportamos de una manera prudente y sensata en la Transici¨®n. Pero la crisis econ¨®mica nos la merecemos y no nos la merecemos.
?Y eso por qu¨¦? Todo el mundo particip¨® en la burbuja. Lo seguro era el ladrillo. En algunas zonas de Espa?a la ciudadan¨ªa, adem¨¢s, ha participado en el clientelismo pol¨ªtico.
?El franquismo arroja alguna sombra a¨²n? La m¨¢s clara, la falta de esp¨ªritu c¨ªvico. Una dictadura marca el paso. Si te apartas de la fila recibes un golpe. El d¨ªa en que te dejan de dar golpes te sales porque no hay valores interiorizados. Se nota en la actitud; mira esos debates de la televisi¨®n, gritan. No se sabe debatir. Siglos de educaci¨®n en el dogma y en la exclusi¨®n del discrepante que se agravaron con los cuarenta a?os de franquismo.
?Qu¨¦ nos ense?a el siglo XIX, su materia? A no hacer cambios pol¨ªticos dr¨¢sticos, que son b¨¢sicamente simb¨®licos y no sirven sino para ofender al adversario. Cambiar la bandera, cambiar la jefatura suprema del Estado, dejar de ser Monarqu¨ªa para ser Rep¨²blica pero seguir haciendo las mismas cosas clientelares. Cambiar el himno, cambiar el nombre de la plaza que ya no se llama Plaza Mayor sino Plaza de la Constituci¨®n o de La Libertad, y con eso se quedaban tan contentos.
De 1900 a 1938 Espa?a avanz¨® de manera descomunal. En esta ?crisis nos hemos acomodado
Para ofender al adversario. Los cambios pol¨ªticos son mucho m¨¢s complicados. Hagamos cambios un poco m¨¢s profundos o lentos. Espa?oles del XIX, como los de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, lo entendieron: hay que educar a la gente. De ellos habr¨ªa que aprender.
Le han aconsejado a Felipe VI que lea su libro Mater Dolorosa, premio nacional de Ensayo en 2002. ?Qu¨¦ aprender¨ªa? Que las naciones no son, como creen los nacionalistas, entes eternos e inconmovibles sino formaciones hist¨®ricas surgidas de circunstancias que, habiendo sido otras, habr¨ªan ido en diferente direcci¨®n.
En espa?a ¡°no se sabe discutir¡± por ¡°siglos de educaci¨®n en el dogma
?Catalu?a se puede ir? Es uno de los finales posibles. Otro problema innecesario. Y no necesariamente bueno. Una Catalu?a homog¨¦nea alrededor de una ¨²nica cultura podr¨ªa ser opresora para las minor¨ªas castellanoparlantes que all¨ª existen. La sociedad catalana es compleja y los nacionalismos se caracterizan por no soportar la complejidad.
?Le inquieta? Algo. Pero reconozco el derecho a tomar decisiones colectivas. Si alguien quiere irse de mi lado me puede doler, pero yo no puedo decirle que no.
?Qu¨¦ estado de ¨¢nimo le produce su pa¨ªs? No me gusta, pero lo que me preocupa es que esto no sirva para reflexionar. Si sirviera se podr¨ªa abrir un periodo de avance. Tras el 98, y hasta 1935, Espa?a avanz¨® de manera descomunal. Esta crisis no ha generado eso.
?Nos hemos acomodado? S¨ª, nos hemos acomodado y, con los a?os del ¨¦xito, cre¨ªmos que todo era muy f¨¢cil y que ¨¦ramos los mejores. E incluso pensamos que hab¨ªamos hecho las cosas m¨¢s r¨¢pidamente y con menos dolor que otros. Pues no, no son tan f¨¢ciles las cosas.
Ahora no habr¨¢ dolores tr¨¢gicos. No, no parece. Afortunadamente hay algo a lo que parece que se ha renunciado, a matar al otro; incluso en el resto de violencia que hab¨ªa en esta sociedad, la de ETA, ha quedado bastante claro que ha fracasado y hasta los propios medios que la apoyaban est¨¢n dispuestos a renunciar a ello. Ser¨ªa m¨¢s optimista: no creo que estemos al borde de ninguna guerra civil ni nada parecido.
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