El timo de las 67.000 revistas falsas
Una red estaf¨® a 150.000 comerciantes vendi¨¦ndoles anuncios en publicaciones policiales inexistentes. La trama logr¨® 15 millones desde 2001

Con una vieja prensa en una nave industrial de Elche (Alicante) tiraron 67.000 revistas desde 2001. Todas bajo el paraguas de supuestas asociaciones profesionales de polic¨ªas, guardias civiles y el Ej¨¦rcito y, ¨²ltimamente, tambi¨¦n de entidades que trabajan con colectivos de discapacitados. Cada una de las publicaciones inclu¨ªa bloques de peque?os anuncios. Entre 30 y 40 por n¨²mero que costaban cada uno de ellos a raz¨®n de 150 a 400 euros, dependiendo del tama?o y ubicaci¨®n de la publicidad. Pero eran revistas de pega. Solo se imprim¨ªa el ejemplar que recib¨ªa el anunciante. No se distribu¨ªan en ning¨²n otro lugar.
Una red logr¨® as¨ª estafar 15 millones de euros a m¨¢s de 150.000 aut¨®nomos y peque?os empresarios de toda Espa?a durante 13 a?os. Los contenidos de las publicaciones se rellenaban plagiando informaciones de fuentes oficiales o con entrevistas a agentes de polic¨ªa, que cre¨ªan en la fiabilidad de las revistas, plagadas de logotipos y escudos de la Guardia Civil y la polic¨ªa. La organizaci¨®n utiliz¨® el nombre de la Asociaci¨®n de Radioaficionados de la Guardia Civil (ACRAG) y de la Asociaci¨®n de radioaficionados de Santo ?ngel del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa (ARSA), dos entidades que existen, pero sin vinculaci¨®n alguna con la trama.
La operaci¨®n se ha cerrado con 52 detenidos, 49 de ellos en Elche, y en los registros se han incautado 46.000 euros en efectivo, cuatro veh¨ªculos y abundante material inform¨¢tico. Uno de los servidores fue localizado en el falso techo de una oficina. Tambi¨¦n se han bloqueado las cuentas de 32 personas f¨ªsicas y jur¨ªdicas. E identificado como testaferros a personas mayores en dificultades econ¨®micas que no sab¨ªan lo que firmaban. Las pesquisas han sido dirigidas por la Unidad de Investigaci¨®n Tecnol¨®gica del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa en colaboraci¨®n con la Unidad de Delitos Econ¨®micos y Fiscales (UDEF) y en ella participaron agentes de las comisar¨ªas de Barcelona, Albacete, Alicante y Elche.
Expansi¨®n hacia Centroam¨¦rica
La red naci¨® en 2001 con la creaci¨®n de una asociaci¨®n instrumental que simulaba agrupar a polic¨ªas profesionales. El ide¨®logo de la trama situ¨® de presidente a un polic¨ªa municipal jubilado y rellen¨® el resto de la entidad con familiares cercanos. Pronto el colectivo cont¨® con una revista asociada. La prensa empez¨® a tirar revistas, una por anunciante, y la publicidad empez¨® a brotar en la era de la burbuja inmobiliaria.
La m¨¢quina de hacer dinero funcion¨® engrasada hasta 2006, cuando empezaron a arreciar denuncias sobre una supuesta estafa. Muchos clientes ten¨ªan sospechas hacia la asociaci¨®n, desconocida para el p¨²blico en general. Fue entonces, seg¨²n los investigadores policiales, cuando la red cambi¨® de estrategia comercial y decidi¨® utilizar como reclamo entidades reales. Vincul¨® sus publicaciones falsas a asociaciones policiales que s¨ª operaban, legalmente constituidas. Las t¨¦cnicas de venta, en las que eran adiestrados los teleoperadores, manten¨ªan la ambig¨¹edad sobre la relaci¨®n entre la empresa y los colectivos profesionales.
As¨ª lo relata una nota policial: ¡°Para la captaci¨®n masiva de clientes utilizaban t¨¦cnicas il¨ªcitas de telemarketing, autoritarias e incluso coercitivas. Los teleoperadores solicitaban ¡®colaboraciones¡¯ para el anuncio en las revistas. En muchos casos se presentaban o jugaban con la ambig¨¹edad de pertenecer a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado¡±.
Durante meses, los agentes rastrearon los archivos y los dep¨®sitos legales de diversas provincias. Ni en la Direcci¨®n General de Archivos Museos y Bibliotecas de la Consejer¨ªa de Cultura de Madrid ni en el dep¨®sito legal de la Biblioteca Nacional encontraron rastros de las presuntas revistas policiales. La polic¨ªa s¨ª hall¨® pistas de los planes de expansi¨®n de la organizaci¨®n. Estaba pensando en exportar su fraude a varios pa¨ªses de Centroam¨¦rica. Todos de habla hispana. Para no tener que traducir las revistas.
El presunto cabecilla de la red es un hiperactivo empresario valenciano, Antonio Pascual Fern¨¢ndez Mu?oz, encarcelado el pasado junio y hoy en libertad condicional, a quien el juez le imputa los delitos de estafa, pertenencia a organizaci¨®n criminal y blanqueo de capitales. Seg¨²n las fuentes de la investigaci¨®n, el supuesto cerebro de la red manejaba adem¨¢s de la firma Teleges, de marketing telef¨®nico, una imprenta y sociedades inmobiliarias, que serv¨ªan presuntamente para camuflar la estafa a gran escala.
El dinero negro corr¨ªa de sociedad en sociedad gracias a una trama de facturas falsas. Y serv¨ªa tambi¨¦n para premiar los ¨¦xitos comerciales de su agresiva red de teleoperadores que vend¨ªa la publicidad. La polic¨ªa describe al principal detenido como un experto en t¨¦cnicas de motivaci¨®n. Organizaba fiestas y concursos para sus trabajadores. No ten¨ªa problemas en distinguir al empleado del mes si alguno lograba subir la facturaci¨®n. Todos hab¨ªan pasado un exigente proceso de selecci¨®n. Y al entrar en la prensa eran adiestrados para vender.
Dispon¨ªan de m¨¢s de 100 l¨ªneas de tel¨¦fono para convencer a peque?os empresarios de todos los sectores. Tiraban de gu¨ªas de tel¨¦fono, p¨¢ginas amarillas y hasta de los folletos que anuncian las fiestas patronales de los pueblos. Los investigadores se encontraron decenas de ellos en los registros. En busca de anunciantes, los trabajadores llamaban a Ayuntamientos para hacerse con esas publicaciones locales donde se publicita el peque?o comercio. De bares a restaurantes pasando por panader¨ªas y comercios. Hasta alg¨²n club de carretera. Todos cayeron en la tela de ara?a de la red, que no distingu¨ªa entre provincias. De norte a sur, las pymes recib¨ªan las supuestas revistas con los mismos contenidos, solo cambiaban los anuncios del centro. Primero fueron trimestrales, luego cada seis meses y al final ya no ten¨ªan periodicidad.
Los polic¨ªas no encontraron ni un solo contrato mercantil en los registros. Los comerciales ofrec¨ªan a las empresas ¡°colaboraciones¡± con revistas sobre cuerpos de polic¨ªa. Y manten¨ªan la ambig¨¹edad sobre si se trataban de organismos oficiales. Una treintena de p¨¢ginas web, todas muy rudimentarias, sirvieron para dar cobertura al timo. Pero empezaron a aflorar las denuncias que alertaban del enga?o. Una c¨¢mara oculta de la televisi¨®n p¨²blica valenciana puso a la organizaci¨®n bajo el foco en marzo de 2010. En 2012 la polic¨ªa agiliz¨® sus investigaciones. La red cay¨® el pasado junio. Esta semana se ha levantado el secreto de sumario.
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