Amnist¨ªa rescata el ¡®caso Aarras¡¯ y denuncia la tortura en Marruecos
Entrega 216.000 firmas y pide ante el Parlamento la liberaci¨®n de un extraditado por la Audiencia
El 'caso Ali Aarras' es un exponente de las cosas que funcionan de manera oscura en Marruecos. Cinco delegaciones de la ONG Amnist¨ªa Internacional (AI) (entre ellas la espa?ola) han acudido estos d¨ªas a Rabat para airear de nuevo su mantenimiento en prisi¨®n desde hace cuatro a?os, tras ser extraditado por la Audiencia Nacional espa?ola, acusado y condenado a 12 a?os de c¨¢rcel por delitos de terrorismo y tr¨¢fico de armas. La ONU y el Comit¨¦ contra la Tortura han denunciado que Marruecos logr¨® su confesi¨®n bajo coacciones y violencia y que Espa?a, por tanto, nunca debi¨® devolverlo a su pa¨ªs de origen. El Gobierno marroqu¨ª, en una decisi¨®n in¨¦dita, anunci¨® antes del verano una investigaci¨®n interna que deb¨ªa haber ya acabado y de la que nada se sabe oficialmente.
Amnist¨ªa Internacional ha retomado as¨ª, con m¨²ltiples reuniones pol¨ªticas y diplom¨¢ticas durante dos d¨ªas en Rabat, con la entrega de 216.000 firmas al ministro de Justicia y con una simb¨®lica cadena humana esta tarde ante el Parlamento, el 'caso Aarras' para subrayar el problema de la tortura en Marruecos. El lema es ¡°Stop tortura¡±. La organizaci¨®n de derechos humanos est¨¢ ultimando un informe al respecto sobre este pa¨ªs que estar¨¢ concluido en primavera. Pero hasta el propio ministro de Justicia marroqu¨ª, Mustafa Ramid, ha admitido incluso a la delegaci¨®n de AI que la tortura existe, aunque no la considera una perversi¨®n sistem¨¢tica del Estado sino algo aislado, ajeno a su control y lleg¨® a plantear que se le hicieran propuestas para combatirla mejor.
Ali Aarras es un marroqu¨ª de 52 a?os educado en un colegio de monjas de Melilla que a los 15 emigr¨® a B¨¦lgica para buscarse la vida, trabaj¨® en la construcci¨®n y en todo tipo de apa?os, regres¨® a la ciudad espa?ola en el norte de ?frica, se cas¨® con una marroqu¨ª y en 2005 se convirti¨® en musulm¨¢n. En 2006 el entonces juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garz¨®n le investig¨® ampliamente por una presunta colaboraci¨®n con el terrorismo yihadista pero no lleg¨® a ser juzgado. En abril de 2008 fue detenido por una petici¨®n de Marruecos, que reclam¨® su extradici¨®n. En diciembre de 2010 la Audiencia Nacional la concedi¨®, pese a las advertencias en contra de varias organizaciones humanitarias y la ONU, porque los jueces espa?oles argumentaron entonces que el peligro de tortura en las c¨¢rceles marroqu¨ªes no es algo ¡°sistem¨¢tico¡±.
El ministro de Justicia marroqu¨ª, Mustafa Ramid, admite ante la delegaci¨®n de AI que la tortura existe, aunque no la considera una perversi¨®n sistem¨¢tica del Estado
Nada m¨¢s aterrizar en Rabat, Ali Aarras fue conducido y recluido sin ning¨²n tipo de asistencia durante 12 d¨ªas en el temido centro de alta seguridad que el Ministerio del Interior marroqu¨ª tiene en Temara, a las afueras de la capital. All¨ª fue interrogado y al final firm¨® su confesi¨®n, en un papel en ¨¢rabe. Farida Aarras, su hermana, sus abogados, Mes Alamat, Cohen y Marchand, Amnist¨ªa, el Comit¨¦ de Derechos Humanos de la ONU y el Comit¨¦ contra la Tortura sostienen que Ali admiti¨® su culpa sin saber lo que firmaba y tras recibir numerosas palizas, violaciones, vejaciones y todo tipo de malos tratos. Farida Aarras ha relatado varias veces como hasta 16 guardias le colgaron por los pu?os, luego por los pies, le proporcionaron descargas el¨¦ctricas, le partieron cinco dientes y le introdujeron botellas por el ano.
La presi¨®n sobre este caso fue tal que el propio Gobierno de Marruecos de Abdelilah Benkirane (del partido islamista moderado PDJ) anunci¨® el pasado 21 de mayo una in¨¦dita investigaci¨®n interna para esclarecer lo sucedido. Y se concedi¨® 90 d¨ªas para efectuar una indagaci¨®n imparcial y en profundidad, con ex¨¢menes m¨¦dicos seg¨²n est¨¢ndares internacionales, para aportar alguna conclusi¨®n.
Los 150 representantes de AI que estrecharon sus brazos en c¨ªrculo esta tarde frente al Parlamento reclaman que se den detalles de ese supuesto informe elaborado por un juez local (el Gobierno dice que es confidencial), que en la audiencia secreta del caso que se abrir¨¢ este mes haya presencia de un forense internacional (replican que cualquier forense nacional es igual de v¨¢lido) y, sobre todo, que se act¨²e en serio contra la tortura sistematizada en el pa¨ªs.
Esteban Beltr¨¢n, presidente de la delegaci¨®n espa?ola, explic¨® que le hab¨ªan relatado al ministro que el problema de la tortura en Marruecos no es en ning¨²n caso un asunto aislado sino "grave, serio y estructurado, porque el sistema de confesiones lo favorece y es lo que vale ante un tribunal de justicia, porque el informe policial tiene presunci¨®n de veracidad salvo que se demuestre lo contrario y por la incomunicaci¨®n, que puede durar 12 d¨ªas, seis sin abogado"
Ali Aarras sigue confinado, ahora en la prisi¨®n de Sal¨¦, y ha protagonizado varias huelgas de hambre. Su hermana se exili¨® a B¨¦lgica.
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