Impunidad
El abuso de las tarjetas opacas de Caja Madrid solo se explica si los directivos ten¨ªan la sensaci¨®n de estar al margen de la ley
Hasta ahora, los hechos conocidos sobre la forma de gestionar Caja Madrid (y posteriormente Bankia), destacan por la sensaci¨®n de falta de profesionalidad y de rigor demostradas en las inversiones, sobre todo inmobiliarias. Esta entidad, junto con Bancaja, protagoniz¨® una fusi¨®n que ha necesitado 22.424 millones de euros de ayudas p¨²blicas para su reflotamiento.
?El incre¨ªble nivel de vida que ten¨ªa Miguel Blesa, presidente de la caja madrile?a, tambi¨¦n levant¨® despu¨¦s ampollas. La causa judicial abierta para aclarar si hubo irregularidades con las preferentes y en la salida a Bolsa de Bankia destap¨® los sueldos de la c¨²pula directiva de Caja Madrid con Blesa y con su sucesor, Rodrigo Rato. En total, una quincena de directivos cobr¨® 67,8 millones entre 2007 y 2010, en plena crisis financiera.
Estas enormes remuneraciones no impidieron que estos directivos y consejeros gastaran 15,5 millones entre 1999 y 2012 con tarjetas opacas sin justificar. Sin atropellar la presunci¨®n de inocencia y consciente de que no todos los consejeros actuaron igual, hay hechos dif¨ªciles de rebatir. La nueva direcci¨®n de Bankia, que ha descubierto y denunciado el esc¨¢ndalo, asegura que el segundo uso m¨¢s habitual de estas tarjetas era la extracci¨®n de efectivo de los cajeros, (m¨¢s de dos millones), as¨ª como los gastos en hipermercados, tiendas y ropa. Seg¨²n los expertos fiscales, obtener met¨¢lico es la t¨ªpica f¨®rmula para evitar el rastro electr¨®nico de los gastos, al margen de que pueda tener otras consecuencias fiscales o penales.
La entidad, que puede ser responsable de alterar la contabilidad, no declaraba los gastos, seg¨²n el informe entregado a la Fiscal¨ªa. De hecho, las tarjetas estaban vinculadas a gastos de representaci¨®n, pero tambi¨¦n, que es m¨¢s chusco, ¡°a cuentas correspondientes a errores de servidor inform¨¢tico¡±.
La opacidad era total y por eso no se ped¨ªan justificantes, lo que supone una invitaci¨®n al abuso. Los titulares de las tarjetas deb¨ªan ser conscientes de que sus gastos particulares no eran declarados, con lo que ocultaban la retribuci¨®n en especie, fijada por Hacienda desde 1992.
Este esc¨¢ndalo deja graves interrogantes. ?C¨®mo es posible ocultar este sistema opaco durante tanto tiempo? ?Por qu¨¦ nadie lo denunci¨®? La duda es relevante porque en el consejo estaban sentados los grandes partidos y sindicatos. Solo se puede entender si exist¨ªa una gran sensaci¨®n de impunidad y si imperaba la idea de que, si todos comet¨ªan abusos, nadie lo iba a denunciar. Estas d¨¢divas, contrarias a las normas b¨¢sicas del gobierno corporativo, solo tienen una explicaci¨®n: era una f¨®rmula para lograr la obediencia de los consejeros.
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