Cabezazos contra el muro
La voluntad del pueblo de Catalu?a se ha reiterado en las tres ¨²ltimas diadas, cada vez con m¨¢s fuerza
Una puerta se ha cerrado y otra tendr¨¢ que abrirse, escribi¨® Miquel Roca en La Vanguardia al d¨ªa siguiente de que se hiciera p¨²blica la sentencia 31/2010 sobre el Estatuto. El pueblo de Catalu?a, a?ad¨ªa, ya ha manifestado su voluntad y dicha voluntad no va a desaparecer porque el Tribunal Constitucional la declare anticonstitucional. Alguna puerta tendr¨¢ que abrirse.
La votaci¨®n no puede ser examinada en t¨¦rminos jur¨ªdicos. Se trata pura y simplemente de un acto de agitaci¨®n pol¨ªtica
En esas estamos desde entonces. La voluntad del pueblo de Catalu?a sigue estando presente y se ha reiterado en las tres ¨²ltimas diadas, cada vez con m¨¢s fuerza, pero sigue sin abrirse ninguna puerta a trav¨¦s de la cual pueda encontrar salida y canalizarse jur¨ªdicamente.
La apertura de la puerta depende ¨²nica y exclusivamente del Gobierno de la naci¨®n. Catalu?a no tiene fuerza para abrirla. Mientras el Gobierno decida que la Constituci¨®n es un muro, en el que no hay, ni es posible que haya, ninguna puerta que no sea el Estatuto de Autonom¨ªa para que pueda expresarse la voluntad del pueblo de Catalu?a, seguiremos jur¨ªdicamente donde est¨¢bamos el 16 de junio de 2010 en que se public¨® en el BOE la sentencia 31/2010.
Y despu¨¦s del 9-N vendr¨¢n m¨¢s. Mientras no se abra una puerta, una negociaci¨®n, seguir¨¢n los cabezazos contra el muro
Llevamos cuatro a?os largos asistiendo al espect¨¢culo, no visto en ning¨²n otro pa¨ªs europeo, de una sociedad que se moviliza masivamente de manera anualmente reiterada, con la finalidad de que el Estado en que se integra atienda su petici¨®n de poder manifestarse en refer¨¦ndum sobre la continuidad o no de su integraci¨®n en el mismo. Siempre con el mismo resultado. No hay respuesta para dicha petici¨®n, excepto la reiteraci¨®n de la vigencia de la Constituci¨®n y el Estatuto de Autonom¨ªa.
El pr¨®ximo 9 de noviembre vamos a asistir a un nuevo episodio de este espect¨¢culo. Ante la suspensi¨®n por el Tribunal Constitucional de la ¡°consulta" (del refer¨¦ndum disfrazado de consulta) convocado por el presidente de la Generalitat, se pretende celebrar una votaci¨®n sin ninguna de las garant¨ªas que acompa?an a los procesos electorales o referendarios, con la finalidad, no de expresar, sino de hacer visible la opini¨®n de la sociedad catalana. La votaci¨®n no puede ser examinada en t¨¦rminos jur¨ªdicos. Se trata pura y simplemente de un acto de agitaci¨®n pol¨ªtica, en la misma l¨ªnea de la de las diadas.
En este momento no es posible saber si la votaci¨®n podr¨¢ realizarse o si el Gobierno buscar¨¢ la f¨®rmula para recurrirla ante el Tribunal Constitucional, a fin de que este ordene la suspensi¨®n. Pero tanto si se suspende como si no, el 9-N asistiremos a un acto de agitaci¨®n pol¨ªtica, en el que se har¨¢ visible, en Catalu?a, en Espa?a y en Europa la voluntad de la sociedad catalana de querer expresarse sobre la continuidad o no de su integraci¨®n en Espa?a.
Y despu¨¦s del 9-N vendr¨¢n m¨¢s. Mientras no se abra una puerta, una negociaci¨®n, seguir¨¢n los cabezazos contra el muro. Con riesgos ciertos para la salud de quienes se chocan con el muro, pero tambi¨¦n para la consistencia del muro contra el que se choca.
La Constituci¨®n tiene que ser un muro, pero no puede ser exclusivamente un muro, que es en lo que la ha convertido el presidente del Gobierno.
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