La ruta de la emigraci¨®n portuguesa
Los accidentes de trabajadores son frecuentes en la autov¨ªa que une Francia y Portugal
El s¨¢bado por la tarde, algo m¨¢s de medio centenar de portugueses cruzaron la antigua frontera de Fuentes de O?oro (Salamanca) con destino a Francia y Suiza en un autob¨²s de l¨ªnea regular que une los tres pa¨ªses. La mayor¨ªa de los pasajeros iban a Niza y a Grenoble. Casi todos, a trabajar en el sector de la construcci¨®n.
De los 59 que salieron, tres no llegaron a su destino. Fallecieron en el fatal accidente de tr¨¢fico que ocurri¨® sobre las nueve de la noche en el t¨¦rmino municipal de Torquemada (Palencia). El autob¨²s que los llevaba a sus lugares de trabajo par¨® en un ¨¢rea de servicio, donde despu¨¦s de cenar los pasajeros se dividieron en dos veh¨ªculos. Uno, con direcci¨®n a Niza. Otro, a Grenoble. En el momento de salir del ¨¢rea de servicio, e incorporarse a la Autov¨ªa A-62, la antiguamente conocida como ruta de los portugueses, el primero de ellos fren¨® por motivos desconocidos. El segundo no pudo evitar la colisi¨®n y tras un volantazo a la izquierda choc¨® con fuerza. El resultado, tres muertos, varones de 74, 64 y 35 a?os.
Uno de los que se salv¨® fue Antonio, de 49 a?os, que viajaba en el autob¨²s que colision¨®. Lleva cuatro a?os en Niza, trabajando ¡°en la construcci¨®n¡±, porque es en Francia ¡°donde todav¨ªa hay trabajo¡±. Viajaba con ¨¦l Mar¨ªa, su mujer, de 47 a?os, que solo sufri¨® ¡°magulladuras¡± en el costado izquierdo. ?l es uno de los 120.000 portugueses que tienen que salir de su pa¨ªs por la falta de empleo, seg¨²n datos que facilit¨® en mayo pasado la Secretar¨ªa de Estado de Comunidades Portuguesas.
Y ¨¦l sali¨® hacia Francia como miles de portugueses. Esta cifra es perceptible cada fin de semana en la A-62, la carretera que une Burgos con Fuentes de O?oro (Salamanca), como v¨ªa de entrada a Portugal. Cada viernes, veh¨ªculos llenos de trabajadores, muchos de ellos furgonetas de siete o nueve plazas, bajan hacia el pa¨ªs luso. Los domingos suben hacia el norte de Espa?a o Francia.
Antonio habitualmente no viaja en autob¨²s sino en su coche desde Niza a Povoa de Varzim, la ciudad del distrito de Oporto donde viven su mujer y sus hijos, mayores de 20 a?os. Lleva en Niza cuatro a?os y antes, desde 2006, trabaj¨® en otras ciudades francesas. Y siempre que vuelve a su casa, recorre la A-62, la carretera que antes de convertirse en autov¨ªa era conocida como ruta de los portugueses o carretera de la muerte. Hasta ahora, conduciendo su coche, ¡°nunca¡± le hab¨ªa pasado nada.
Antonio estaba asustado, ¡°temeroso¡± dec¨ªa ¨¦l. A la una de la ma?ana todav¨ªa ten¨ªa peque?as heridas en su cara por el accidente en Torquemada. Era de los pocos que se mostraba tranquilo. Otra treintena de pasajeros apenas bajaban del autob¨²s que se hab¨ªa preparado para continuar el viaje. En una estaci¨®n de servicio de Quintana del Puente (Palencia) esperaban para seguir hacia Francia. Ninguno se ech¨® atr¨¢s. Eso s¨ª, el silencio dentro del autob¨²s denotaba el miedo que hab¨ªan pasado horas antes.
Fuentes de la Guardia Civil reconocen que el cansancio y la distracci¨®n, fruto de esa fatiga, son las principales causas de los accidentes en esta autov¨ªa. Es verdad, dicen las mismas fuentes, que el ¡°n¨²mero de siniestros disminuye considerablemente¡±. Pero tambi¨¦n es real que los accidentes con veh¨ªculos de trabajadores portugueses siempre tienen un importante n¨²mero de v¨ªctimas.
En 2008, en la zona donde se produjo el choque este s¨¢bado, otro accidente acab¨® con la vida de seis electricistas lusos que viajaban en una furgoneta. Entre 2006 y 2008 fallecieron en esta autov¨ªa diez trabajadores en siniestros ocurridos a primera hora de la ma?ana o de la noche. La mayor¨ªa viajaban en furgonetas.
Antonio reconoce que ¡°tuvo suerte¡±, mientras su mujer Mar¨ªa le limpia restos de sangre en su cara. Todav¨ªa recuerda los gritos de ¡°cuidado, cuidado, cuidado¡± antes de que sintiera el golpe del autob¨²s en el que viajaba contra el otro en el que iban sus compatriotas. Y tambi¨¦n recuerda c¨®mo saltaron los cristales, y c¨®mo se golpearon contra los asientos por el efecto de la colisi¨®n. Pero Antonio se salv¨®. Como Mar¨ªa. Y como otros 50 pasajeros. Tres no llegaron a Francia, entre ellos el conductor auxiliar del segundo autob¨²s.
Mientras tanto, la A-62 segu¨ªa frecuentada por camiones y veh¨ªculos con matr¨ªculas portuguesas. Sobre las 11 de la noche, en las proximidades de Tordesillas, pasaba una veintena de coches, algunas furgonetas. Y las ¨¢reas de servicio estaban llenas de camiones y autom¨®viles particulares con matr¨ªculas de Portugal.
Antonio mira al suelo y dice: ¡°Los pol¨ªticos se llenan los bolsillos mientras nosotros tenemos que salir de nuestro pa¨ªs para trabajar¡±. Su mujer asiente. Los dos siguieron su viaje a Niza por la temida ruta de los portugueses, que este s¨¢bado volvi¨® a convertirse en carretera de la muerte.
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