Madrid afirma que el sacrificio de ¡®Exc¨¢libur¡¯ fue lo ¡°mejor posible¡±
La Direcci¨®n General de Ordenaci¨®n argumenta que no se pod¨ªa descartar el contagio del perro de Teresa Romero
!['Exc¨¢libur', el perro de Teresa Romero y Javier Lim¨®n.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VMAGY3HPDQYUS4PO7YDUEHD7Z4.jpg?auth=2d7d049fe99af14f3b325ea28a7b23a96900e96b3e75d4ca3370ebd4deb55e90&width=414)
La Direcci¨®n General de Ordenaci¨®n de la Comunidad de Madrid ha enviado una carta a la Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas en la que justifica la decisi¨®n de sacrificar a Exc¨¢libur, el perro de Teresa Romero, la mujer que se contagi¨® de ¨¦bola mientras cuidaba del misionero Manuel Garc¨ªa Viejo. Su conclusi¨®n es que ¡°no fue una decisi¨®n autom¨¢tica, sino una medida tomada como la mejor posible para proteger la salud p¨²blica¡±.
Dicho departamento empieza repasando el conocimiento que hay actualmente sobre el ¨¦bola en perros y otras mascotas. Admite que hay ¡°muchas lagunas¡±, pero apela al ¨²nico trabajo realizado ¨Cuno en Gab¨®n despu¨¦s de un brote en 2001-2002 de ¨¦bola que hizo un equipo liderado por Lo?s Alella en 2005, y que se public¨® la revista del Centro Nacional de Informaci¨®n en Biotecnolog¨ªa (Ncbi) de EE UU-- en el que se estudiaron los perros de las localidades afectadas. En aquel trabajo se encontr¨® que hasta un 25% de los animales presentaban anticuerpos contra el virus, lo que quiere decir, por lo menos, que han estado expuestos al pat¨®geno. ¡°Aunque el estudio no encontr¨® el virus en los animales los autores emitieron la hip¨®tesis de que los perros pod¨ªan transportar el virus sin mostrar s¨ªntomas¡±, dice la carta. Esto se ha demostrado en caballos, cobayas y cabras, por ejemplo. ¡°Tampoco se ha determinado si los perros pueden excretar el virus, la carga viral [cantidad de virus] en esas excreciones y el tiempo que permanecen en ellas¡±. A falta de contestar estas preguntas, la conclusi¨®n es que ¡°no puede descartarse el riesgo de transmisi¨®n del ¨¦bola de perros a humanos¡±. Esta decisi¨®n obedece al llamado ¡°principio de precauci¨®n¡±: tomar la mejor medida para el colectivo en base a las certezas que hay evitando riesgos innecesarios.
Esta falta de conocimiento ya habr¨ªa bastado para decidir el sacrificio de Exc¨¢libur. Pero, adem¨¢s, hubo otro de peso. ¡°El deseo de las autoridades era poner al perro en cuarentena y confirmar si estaba infectado¡±, contin¨²a el relato. Pero esto no pudo llevarse a cabo. ¡°Por desgracia, no hay ning¨²n laboratorio veterinario en Espa?a con el nivel de bioseguridad 4 [el m¨¢ximo exigido para manejar los microorganismos m¨¢s peligrosos]¡±. Ello afecta no solo a las instalaciones, sino a personal entrenado para manejar a estos animales potencialmente infecciosos. La direcci¨®n general cita las recomendaciones al respecto del Centro de Control de Enfermedades de EE UU como argumento de solvencia en este asunto.
Por ¨²ltimo, en su carta de descargo, la comunidad compara este caso con otro similar, el del perro de una de las enfermeras de Dallas (Texas) la cual tambi¨¦n se infect¨® al tratar a un enfermo. Y se?ala dos diferencias clave. La primera, relacionada con lo que se ha explicado anteriormente, que ¡°Estados Unidos s¨ª tiene los suficientes medios para mantener al animal en cuarentena¡±. La segunda, de tipo epidemiol¨®gico, es que el perro de la enfermera estadounidense estuvo menos tiempo con su due?a cuando esta ya ten¨ªa s¨ªntomas (dos d¨ªas en el caso de Dallas, cinco en el de Romero), y, adem¨¢s, esos dos d¨ªas fueron los primeros de la infecci¨®n, por lo que la carga viral era menor que en el caso de Romero, cuya infecci¨®n tuvo cinco d¨ªas de evoluci¨®n hasta que se separ¨® del animal.
La sociedad estadounidense de infecciosas no hace ning¨²n comentario a esta carta, pero remite a informaciones anteriores en las que el CDC afirma que ¡°hasta la fecha, no ha habido ning¨²n informe de que perros o gatos hayan enfermado o hayan transmitido el ¨¦bola¡±. Aunque eso tampoco es raro ya que, hasta este brote, los anteriores fueron peque?os y duraron poco, por lo que salvo ese estudio de Lo?s Alella de 2005, nadie se ha molestado en estudiar este aspecto. En ¨¦l lo m¨¢s lejos que va el autor es a decir que, quiz¨¢, los perros u otras mascotas expliquen casos en que el virus ha reaparecido en zonas donde estaba erradicado en personas.
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