Las razones de Ana Mato
?Qu¨¦ palabras pondr¨ªa Quino en un imaginario bocadillo que sale de la mente de Mafalda al saber que Ana Mato ya no es m¨¢s ministra de Sanidad?
A ver.
Lo primero que desear¨ªa leer son las p¨¢ginas del auto del juez Ruz, en el que se menciona a Jes¨²s Sep¨²lveda y a su esposa, en los a?os locos de la G¨¹rtel.
Aunque Rajoy ha dicho que el juez se limita a citarla al final de la resoluci¨®n, es m¨¢s cierto que son diecisiete las p¨¢ginas dedicadas a Sep¨²lveda y a Mato, con unos grandes cuadros donde aparecen viajes y regalos de la trama.
Luego Mafalda se preguntar¨ªa qu¨¦ es eso de part¨ªcipe en un delito a t¨ªtulo lucrativo, eso que Rajoy parece decirnos que no es nada malo porque Ana Mato, como dice el art¨ªculo 122 del C¨®digo Penal, ignoraba que los regalos tuvieran origen delictivo.
Pero he aqu¨ª que al leer el art¨ªculo completo, se topar¨ªa con esta definici¨®n: "El que por t¨ªtulo lucrativo hubiere participado de los efectos de un delito o falta, est¨¢ obligado a la restituci¨®n de la cosa o al resarcimiento del da?o hasta la cuant¨ªa de su participaci¨®n".
Mafalda dir¨ªa: ?Y le parece poca cosa al presidente del Gobierno?
Porque, por alguna raz¨®n la ha convencido de que era mejor dejar el cargo.
Pero, ?pod¨ªa ignorar Ana Mato todo sobre los regalos? El que fuera su marido, Jes¨²s Sep¨²lveda, era uno de los primeros amigos del alma de Francisco Correa. Y ella dirigi¨® campa?as electorales del PP.
Quiz¨¢ la respuesta sea que aunque esa ignorancia es poco veros¨ªmil, el art¨ªculo 122 es el lazo que ha permitido a Ruz y a las fiscales dejar constancia de que no se han tragado la historieta.
Pero tambi¨¦n hay que tener en cuenta otra cosa.
Y es el asunto siguiente: ?Qu¨¦ implicaba para el juez Ruz plantearse su imputaci¨®n?
La respuesta es de orden procesal. Ana Mato era ministra y es diputada. Por tanto, una causa que le afecte debe tramitarse en el Tribunal Supremo. El juez Ruz hubiese tenido que elevar al Supremo una exposici¨®n razonada para que fuera este tribunal el que hiciera la investigaci¨®n.
Pero el juez, y las dos fiscales, Concha Sabadell y Concha Nicol¨¢s, encontraron otra f¨®rmula.
Pod¨ªan incluir a Ana Mato como part¨ªcipe a t¨ªtulo lucrativo. Es decir: usufructu¨® d¨¢divas (regalos, viajes) producto de una actividad il¨ªcita. Es lo que pide el fiscal Horrach para la infanta Cristina en el caso N¨®os.
Esto suena a la Capone.
Bueno a la manera que utilizaron los federales para trincar al en¨¦migo p¨²blico n¨²mero uno en Chicago.
No ten¨ªan pruebas para cogerle por sus asesinatos.
Lo cogieron porque dos tesoreros de Capone cantaron la gallina sobre su conducta de evasi¨®n fiscal.
Y ya llegamos al final.
Ana Mato ha convivido con indicios de la trama G¨¹rtel e informes policiales sobre los regalos desde hace mucho tiempo ya. Incluso desde antes de ser nombrada ministra.
Y como ministra de Sanidad, desde los recortes sociales hasta la crisis del ¨¦bola, no lo ha hecho bien. Ah¨ª est¨¢ su mala valoraci¨®n en los sondeos aunque no sea un excepci¨®n en este Gobierno..
Mafalda sacaria, a trav¨¦s de uno de sus bocadillos, las siguientes conclusiones.
Resulta que ha dejado de ser ministra de Sanidad por unas razones (las d¨¢divas) que, en realidad, debieron haber impedido, por prudencia, su acceso al Gobierno.
Y no ha dimitido por las razones que justificar¨ªan su salida.
Es decir, su mala gesti¨®n.
En realidad, no sabemos sus razones ni las que llevaron a Rajoy a persuadirla en La Moncloa sobre la necesidad de abandonar el gobierno. Las podemos imaginar sin esfuerzo.
?Culpa del juez Ruz por escoger la fecha de su auto de conclusi¨®n de la pieza G¨¹rtel 1999-2005!
?El d¨ªa antes de la comparecencia de Rajoy para proponer un plan anticorrupci¨®n!
?C¨®mo acudir al Congreso con Ana Mato como ministra de Sanidad sentada en el banco azul?
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