Endogamia y/o nepotismo
¡°Lo primero y principal, es hacerse el tribunal¡±, dec¨ªa Miguel Artola
El asunto de la beca de M¨¢laga ha hecho regresar a primer plano el debate sobre la endogamia en nuestras universidades. Es una consecuencia positiva, siempre que no se confundan los t¨¦rminos. Endogamia, nepotismo, clientelismo ideol¨®gico, pueden ser considerados como tres c¨ªrculos secantes, pero sus centros no coinciden, siendo por ello ¨²til establecer algunas distinciones.
La endogamia contempla el reclutamiento preferente, y a veces casi exclusivo, de quienes ingresan en un cuerpo a partir de aquellos que ya forman parte del mismo. No es la Universidad donde el fen¨®meno es m¨¢s acusado. La palma se la lleva aqu¨ª la carrera diplom¨¢tica, donde la reiteraci¨®n de determinados apellidos recuerda, por lo menos formalmente, a una competici¨®n de caballos pura sangre en el hip¨®dromo. No parece tampoco que los resultados sean brillantes, m¨¢s all¨¢ de la fijaci¨®n de un estilo, como no son brillantes para la Universidad. Y menos ahora, con recursos escasos, en cuyo caso se acent¨²an las actitudes defensivas, orientadas ante todo a garantizar la propia supervivencia.
A la vista de los ensayos que se han sucedido, la ¨²nica v¨ªa de reforma abierta pasa por la actuaci¨®n de amplias comisiones ¡ªintegradas o no en una instituci¨®n propia, nunca privada¡ª, en el marco de las cuales, con plena responsabilidad personal de quien eval¨²a, ¨²nicamente intervenga la capacidad docente e investigadora previamente demostrada por juez y concursante. Para juzgar, por sorteo, sin designaci¨®n, y sin un anonimato que como se ha podido ver en la Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad y Acreditaci¨®n (ANECA), es cauce para el funcionamiento secreto, y por tanto impune, de influencias desde los centros de poder constituidos (ministro, facultad, colegas). Lo esencial es colocarse en las ant¨ªpodas de la f¨®rmula de siempre que recordaba Miguel Artola: ¡°Lo primero y principal, es hacerse el tribunal¡±. Ese mal uso que puede prevalecer con cinco vocales, con siete, tras la habilitaci¨®n en la comisi¨®n de Universidad, o en el curso de la misma, por muchos baremos y cl¨¢usulas formales, tantas veces acordados a la medida del pre-elegido, y que repintan de objetividad al fraude.
La formaci¨®n posgrado en el extranjero resulta fundamental, pero tambi¨¦n aqu¨ª con la cl¨¢usula de cautela de distanciamiento y n¨²mero para la designaci¨®n de viajeros. De otro modo, como en la ¨ªnsula de nuestros pecados, los elegidos del Se?or se encaraman en la meritocracia, pudiendo luego exhibir avales del tipo: ¡°X, joven muy brillante, que me lleg¨® por recomendaci¨®n de mi amigo¡¡±. Son esas escaleras, la del clientelismo ideol¨®gico, con la vecina del nepotismo, las que resulta preciso derribar, tanto en la Universidad como en otros ¨¢mbitos culturales (en estos con protagonismo dual, y primac¨ªa PP). ?C¨®mo? Objetivando los procedimientos de selecci¨®n. No se har¨¢.
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