Sida: Del miedo a la inconsciencia
Los j¨®venes han perdido el respeto al VIH. La falta de educaci¨®n sexual y los avances m¨¦dicos han provocado un aumento de las conductas de riesgo
¡°?C¨®mo me est¨¢ pasando esto a m¨ª?¡±, se pregunta una y otra vez Sergio. ¡°Tengo conocimiento sobre el tema, soy un t¨ªo responsable y no me he comportado como un loco¡±. Se sent¨ªa inmune, pero inesperadamente se contagi¨®. Tiene 22 a?os y hace poco m¨¢s de una semana empez¨® a tratarse con antirretrovirales. Su exnovio le fue infiel y acabaron los dos infectados con el VIH. ¡°No me esperaba que me tocase¡±, repite el joven. ¡°Ahora la gente no se preocupa tanto por esto¡±, admite. ¡°Tratan la enfermedad como si fuese algo que no les puede pasar a ellos. Y luego, cuando lo tienen, se llevan las manos a la cabeza¡±.
A Ram¨®n Coello le confirmaron que ten¨ªa el retrovirus en su cuerpo en 1987, poco despu¨¦s de que su novia diera positivo. Tampoco se lo esperaba. ¡°Sent¨ª miedo; pensaba que en un par de a?os me iba a morir¡±, a?ade este hombre de 58 a?os. M¨¢s de tres d¨¦cadas han pasado entre el contagio de Ram¨®n y el de Sergio, pero los casos de VIH en Espa?a (3.278 personas en 2013, seg¨²n el Ministerio de Sanidad) se mantienen por encima de la media de la Uni¨®n Europea. En los ochenta, el miedo rodeaba al virus; en la actualidad, la inconsciencia es el principal motivo de contagio.
Ram¨®n Coello lleva casi tres d¨¦cadas infectado: ¡°No esperaba sobrevivir¡±
¡°La gente mor¨ªa a tu alrededor y parec¨ªa que no hab¨ªa manera de pararlo¡±, contin¨²a su relato Coello. ¡°Ahora poca gente se muere debido al virus y existe multitud de informaci¨®n al respecto, pero mucha gente la ignora¡±. Sergio no fue plenamente consciente de que estaba infectado hasta que tuvo que ir a recoger unos medicamentos que le van a acompa?ar de por vida. ¡°Cada mes debes ir a recoger la tanda de pastillas¡±, explica el joven, que combina dos comprimidos al d¨ªa. ¡°Esa primera vez, me di cuenta de que todo era verdad¡±. Coello, por su parte, toma una diaria de color naranja: la Atripla, una combinaci¨®n de tres antirretrovirales: efavirenz, emtricitabina, tenofovir. Su primer tratamiento, en cambio, consist¨ªa en un c¨®ctel de 15 productos.
El primer contagio oficial de VIH se diagnostic¨® en 1980 en San Francisco (Estados Unidos). Un a?o despu¨¦s apareci¨® en Espa?a, en Barcelona. ¡°Nos dec¨ªan que ten¨ªamos una esperanza de vida que pod¨ªa oscilar entre los dos y los diez a?os¡±, contin¨²a Coello. El VIH era un virus emergente, feroz y peligroso. Poco despu¨¦s de que Coello supiera su diagn¨®stico, empez¨® a comercializarse en Espa?a el AZT, el primer antirretroviral que dio muestras de aplacar la letalidad del virus. Su pareja no aguant¨® el tiempo suficiente. ¡°Cuando muri¨®, pens¨¦ que poco despu¨¦s me tocar¨ªa a m¨ª¡±.
Los avances han convertido al
VIH en una enfermedad cr¨®nica
Coello ha vivido en su cuerpo casi todos avances que se han realizado con respecto al virus. ¡°Nunca imagin¨¦ que iba a poder controlar la enfermedad¡±, asegura. Las primeras combinaciones que tomaba le provocaban graves alteraciones f¨ªsicas. ¡°Na¨²seas, problemas estomacales, dolores... La medicina ha hecho que la vida de una persona infectada sea m¨¢s f¨¢cil. Y actualmente, es una enfermedad cr¨®nica controlada, pero que nadie se equivoque, esto no es como tomar una pastilla para la tensi¨®n¡±, avisa. Se refiere a la potencia de la medicaci¨®n que toma y a los efectos secundarios de la misma que, aunque menores que los primeros tratamientos, tambi¨¦n pueden afectar al h¨ªgado, alterar el sue?o, provocar erupciones cut¨¢neas o acumulaciones de grasas dependiendo del paciente. ¡°Al principio te dejan tirado. Est¨¢s cansado, desganado y un poco hecho polvo¡±, resume Sergio sobre sus primeras tomas. ¡°Luego parece que todo mejora¡±.
Los j¨®venes saben poco de sexo y del virus. La educaci¨®n sexual es clave
Mario acaba de cumplir 18 a?os. A lo largo de su vida, ha practicado sexo con unos 300 hombres. Cuando sale, casi todos los fines de semana, liga. Tiene una media de tres relaciones sexuales semanales; unas 156 al a?o. En muchos de esos encuentros reconoce que no utiliz¨® preservativo. Hace poco m¨¢s de un a?o se hizo la prueba. Dio positivo. ¡°A mucha gente le da el calent¨®n y en un momento dado, les da igual hacerlo a pelo¡±, apunta Sergio. Ambos pertenecen al colectivo en el que m¨¢s han aumentado las infecciones de VIH en 2013: hombres, j¨®venes y homosexuales. La incidencia de la enfermedade en este grupo ha aumentado diez puntos en los ¨²ltimos cinco a?os. Adem¨¢s, uno de cada cuatro nuevos diagn¨®sticos del a?o pasado afect¨® a gais menores de 30 a?os.
Las relaciones heterosexuales de riesgo representaron el 28,5% de los nuevos casos. Y el 15% de todos los positivos afectaron a mujeres. ¡°Cuando eres joven no valoras la posibilidad de contagiarte¡±, opina Mar¨ªa. ¡°Consideras que es algo que les pasa a otros: a personas con unas caracter¨ªsticas determinadas [prostitutas, personas muy promiscuas o drogodependientes]. Y si es algo que crees que no te puede suceder a ti, ?para qu¨¦ protegerte?¡±. Ella se infect¨® del VIH con 27 a?os. Estaba viendo a un chico y decidieron dejar de usar preservativo. ¡°?Est¨¢s sano¡±, le pregunt¨® ella. ¡°S¨ª¡±, contest¨® ¨¦l. O no sab¨ªa que ten¨ªa el virus o no se lo dijo.
Casi la mitad de las personas infectadas el a?o pasado (46,6%) presentaron indicios de diagn¨®stico tard¨ªo. Es decir, que aunque llevaban tiempo infectados no se hab¨ªan hecho pruebas. En total, se calcula que en Espa?a hay entre 130.000 y 160.000 personas con VIH, seg¨²n Sanidad; una quinta parte de ellas lo ignora.
¡°Tengo pareja y un hijo. Tanto ellos como la mayor¨ªa de personas de mi entorno lo saben¡±, dice Coello. ¡°En general, las reacciones de la gente siempre han sido normales, aunque a veces me he arrepentido de hab¨¦rselo dicho a alguien¡±, a?ade. Sergio solo se lo ha comentado a su familia y a amigos que, como ¨¦l, son positivos. ¡°He tenido mucho apoyo del colectivo, pero creo que el mundo, en general, no te acepta del todo¡±. Desde Creaci¨®n Positiva constatan que sigue existiendo un tab¨² y cierto estigma relacionado con el virus. ¡°No se normaliza nada¡±, dice Montse Pineda, coordinadora del ¨¢rea pol¨ªtica de la asociaci¨®n, ¡°ni las relaciones sexuales, ni la responsabilidad al respecto, ni la importancia de hacerse la prueba, ni la posibilidad de contraer la enfermedad¡±.
¡°?C¨®mo me est¨¢ pasando esto a m¨ª?¡±, se pregunta una
y otra vez Sergio
El sexo fue la principal v¨ªa de contagio, de ah¨ª que la necesidad de educaci¨®n afectiva y sexual sea uno de los mantras m¨¢s repetidos por asociaciones y afectados. ¡°En el curr¨ªculo escolar no existe la educaci¨®n sexual y como consecuencia, los j¨®venes saben poco de sexo y del virus¡±, opina Reyes Velayos, presidenta de Apoyo Positivo, asociaci¨®n que forma parte de la plataforma CESIDA. ¡°Se deja en manos de las familias este tipo de formaci¨®n y, bien por verg¨¹enza o por desconocimiento, no se acaba de explicar¡±, a?ade.
Como le sucedi¨® a Sergio, nadie espera que le toque algo as¨ª. Coello lo resume en una frase: ¡°Esa lejan¨ªa refleja que la sociedad espa?ola, en general, todav¨ªa no sabe c¨®mo enfrentarse al VIH. Ha pasado bastante tiempo del inicio de la pandemia; es hora de que aprenda¡±.
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