La muerte de las peque?as funerarias
Ocho grandes compa?¨ªas acumulan el 21% del negocio Jos¨¦ Malga lucha por mantener su modesta empresa f¨²nebre
De peque?o, Jos¨¦ Malga jugaba entre ata¨²des. Su padre trabajaba para la Funeraria Fern¨¢ndez Molina, en Caravia (Asturias), y ¨¦l le ayudaba a transportar a los fallecidos a pie. Hoy, los allegados que no pueden asistir al velatorio mandan p¨¦sames y flores por Internet. La evoluci¨®n de las tradiciones ha favorecido a las grandes empresas con capacidad para crear tanatorios cinco estrellas que seducen a las compa?¨ªas de seguros. Hoy hay m¨¢s de 1.830 funerarias en Espa?a, seg¨²n el INE. Pero el 21% del negocio est¨¢ en manos de solo ocho de ellas, seg¨²n un estudio de 2010 de los Ministerios de Hacienda y Sanidad.
El poder de las aseguradoras
Seg¨²n los datos de Unespa, la patronal de las compa?¨ªas aseguradoras, 20 millones de espa?oles contratan un seguro de deceso. En total, el 60% de los sepelios son gestionados por una aseguradora.
En las localidades peque?as era frecuente que el agente de seguros fuese la misma persona que gestionaba la funeraria local y ofrec¨ªa ambos servicios. De hecho, as¨ª naci¨® el seguro de decesos en Espa?a. Mientras en otros pa¨ªses la p¨®liza cubre exclusivamente la cuant¨ªa del sepelio ¡ªse da dinero a la familia para que pueda costearlo¡ª, en Espa?a cubre el propio servicio. La aseguradora se encarga as¨ª de todas las gestiones.
Los lazos entre aseguradoras y funerarias se han mantenido hasta hoy y limitan la competencia en el sector. Actualmente, tres compa?¨ªas, Ocaso, Santa Luc¨ªa y Mapfre, controlan el 73% del grueso del negocio en Espa?a.
El Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero lleg¨® a elaborar un proyecto de ley que, entre otras cosas, pretend¨ªa forzar a las aseguradoras a poner a disposici¨®n del ciudadano ¡°una relaci¨®n de prestadores de servicios funerarios que garantice una efectiva libertad de elecci¨®n¡±. El texto fue aprobado en junio de 2011, pero su tramitaci¨®n qued¨® interrumpida con el cambio de Gobierno al ganar el PP las elecciones de noviembre de ese a?o.
Malga, de 66 a?os, se mud¨® al vecino y m¨¢s grande Colunga ¡ª3.600 habitantes, frente a los 500 de Caravia¡ª al cumplir la mayor¨ªa de edad, para trabajar en una sucursal de los Fern¨¢ndez Molina. Tras 12 a?os siendo la cara visible de la empresa en el pueblo, se estableci¨® por libre en 1978 como Funeraria Malga. ¡°Antes era todo m¨¢s sobrio¡±, a?ora. Cuando trabajaba con su padre, el ata¨²d descansaba en el sal¨®n de la familia junto a ¡°las lloronas¡±, que hac¨ªan lo propio. La luz era tenue y en un rinc¨®n hab¨ªa caf¨¦ y alguna botella. An¨ªs para ellas. Co?ac para ellos.
¡°Al principio, la idea de sacar al difunto de casa no gust¨® [el primer tanatorio de Espa?a se cre¨® en Barcelona, en los a?os sesenta]. Pero en cuanto las aseguradoras incluyeron el servicio de velatorio en la p¨®liza, comenz¨® a normalizarse¡±, explica Pedro Valencia, director de la ¨²nica consultor¨ªa funeraria del pa¨ªs.
La liberalizaci¨®n del sector funerario en 1996 permiti¨® a las grandes empresas comprar o gestionar las funerarias municipales y extenderse por todo el pa¨ªs. Una de las mayores, Funespa?a, tiene 466 salas velatorio distribuidas en 22 provincias. Donde no tiene presencia directa, subcontrata firmas peque?as que le cubren los servicios o compra las ya establecidas. Seis empresarios del este de Asturias, entre ellos el exjefe de Malga decidieron fusionarse en 1985 para ser m¨¢s competitivos. Invitaron a Malga a unirse a la que ser¨ªa Funerarias del Oriente, pero ¨¦l rechaz¨® la oferta. ¡°Mi negocio es parte de m¨ª, como un brazo o la cabeza. Perder el nombre ser¨ªa una decepci¨®n¡±.
Para no perder a los clientes que eleg¨ªan velar a su ser querido en un tanatorio, Malga construy¨® uno en 2004, tras la ¨²ltima l¨ªnea de chal¨¦s del pueblo, junto a la muebler¨ªa que ya ten¨ªa. Amarillo por dentro y por fuera, sin ventanas, con un cristal opaco que esconde el coche f¨²nebre a los clientes de la tienda de muebles, el local est¨¢ a 17 minutos de la iglesia.
¡°Era el ¨²nico tanatorio del pueblo, todos iban all¨ª¡±, recuerda Isabel, una vecina. Malga alcanz¨®, seg¨²n sus estimaciones, los 80 servicios por a?o de los que ¨¦l ganaba 1.000 euros como m¨ªnimo por cada uno. En 2009, Funerarias del Oriente ¡ªla que quiso integrar a Malga y pertenece hoy al mayor grupo de la regi¨®n¡ª mont¨® un tanatorio en Colunga y los clientes de Malga cayeron a 20 al a?o. Frente a las grandes estructuras donde se puede velar, celebrar el funeral e incinerar al fenecido, las microempresas (el 91%) se ven en la tesitura de ¡°vender, integrarse o cerrar¡±, dice Pedro Valencia.
Las microempresas deben cerrar, vender o integrarse El consultor Pedro Valencia
¡°Funeraria Malga, el ¨²ltimo techo de tu vida¡±, dice un paraguas. ¡°?T¨² sigue fumando!, Funeraria Malga te est¨¢ esperando¡±, se lee en un mechero. Es la publicidad con la que el empresario intenta combatir el descenso de clientes. La mejor propaganda se la dan, sin embargo, sus vecinos. ¡°Malga se encarg¨® de todo el papeleo al morir mi padre. Incluso despu¨¦s del entierro, cuando hab¨ªa que arreglar la herencia del bar¡±, afirma Paco Fern¨¢ndez, amigo del funerario. El bar al que se refiere es el que hoy regenta y en el que Juan Gonz¨¢lez, 63 a?os, se bebe un caf¨¦ y explica: ¡°Tengo el seguro con NorteHispana, para que el d¨ªa de ma?ana llamen a Malga¡±.
El 60% de los fallecidos en 2010 ten¨ªa una p¨®liza de decesos. ¡°Las grandes aseguradoras trabajan con Funerarias del Oriente. Yo tengo contacto con las peque?as y m¨¢s j¨®venes¡±, se lamenta Malga, que presta sobre todo, servicios a particulares. El estrecho v¨ªnculo entre las funerarias y las aseguradoras es un asunto clave para explicar la desigual competencia que existe en el sector. Las tres aseguradoras que controlan el 73% del grueso del negocio en Espa?a, Ocaso, Santa Luc¨ªa y Mapfre, han ido adquiriendo muchas funerarias peque?as hasta convertirse en propietarias de grandes grupos. Ocaso es due?a del grupo Servisa, Santa Luc¨ªa de Albia y Mapfre de Funespa?a.
Conozco a los familiares del difunto. S¨¦ lo que necesitan Jos¨¦ Mar¨ªa Malga
A dos kil¨®metros del tanatorio de Malga, construido sobre una casa de indianos (t¨ªpica de Asturias) el local de la competencia cuenta con dos salas velatorio, interiores forrados en madera, sof¨¢s de cuero y unas impactantes vistas a la cordillera del Sueve.
La tendencia es, cada vez m¨¢s, rendir culto a la vida en lugar de a la muerte. ¡°Queremos ser funerarios del siglo XXI¡±, afirma Funeraria Gijonesa, que est¨¢ modernizando las salas m¨¢s antiguas ¡ªde 1993¡ª del tanatorio que tiene en Gij¨®n, el m¨¢s grande de Asturias. La nueva decoraci¨®n: muebles de corte recto, tonos suaves en las paredes y, sobre todo, mucha luz.
Malga opina, sin embargo, que ¨¦l ofrece algo mejor: ¡°Cuando recojo un difunto, conozco a los allegados y s¨¦ la atenci¨®n que necesitan¡±. Defender un servicio sin intermediarios y m¨¢s familiar es otro de los motivos que este empresario esgrime para no rendirse a las grandes compa?¨ªas.
La ¨²ltima raz¨®n para resistir es su familia. El mayor de sus tres hijos, Rub¨¦n, continuar¨¢ el negocio. El heredero difiere, sin embargo, del sentimiento de su padre: ¡°Esto es una empresa, no te puedes implicar. Conoces a la gente y la cercan¨ªa conlleva una p¨¦rdida de profesionalidad¡±. Pero Malga no se deja disuadir y ya tiene la vista puesta en su nieto, Hugo: ¡°Es muy trabajador. Con 10 a?itos, ya limpia los ata¨²des¡±.
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