El saber ya no cabe en el campus
En la era de Internet la Universidad ha perdido el monopolio del conocimiento. Los estudiantes y el mercado exigen un modelo m¨¢s flexible
Aprendi¨® a programar buscando informaci¨®n en Internet y con algo de ayuda de su padre, tambi¨¦n programador. ¡°Lo hice con tutoriales; ensayo y error y ech¨¢ndole muchas horas¡±. En clase, se aburr¨ªa. A los 12 a?os, Luis Iv¨¢n Cuende cre¨® un sistema operativo de software libre, a los 15 gan¨® un premio al mejor hacker europeo menor de edad. Con 19, monta empresas tecnol¨®gicas, ha publicado un libro ¡ªTengo 18 a?os y ni estudio ni trabajo¡ª, da conferencias por todo el mundo y ha sido asesor especial de la vicepresidenta de la Comisi¨®n Europea. Y no piensa estudiar una carrera. ¡°Simplemente, creo que no aporta nada a mi m¨¦todo de aprendizaje, porque aunque no est¨¦ en la universidad yo aprendo todos los d¨ªas¡±, explica.
Siempre ha habido mentes m¨¢s despiertas, que sobresalen por cualquier raz¨®n, y siempre ha habido autodidactas. Pero en el mundo de Internet, el joven Cuende representa algo m¨¢s. Es la personificaci¨®n de los augurios de algunos expertos que aseguran que la democratizaci¨®n del conocimiento a trav¨¦s de la Red terminar¨¢ haciendo de las carreras universitarias algo innecesario.
Otros, la mayor¨ªa, no van tan lejos: ¡°El valor de la Universidad no es solo transmitir conocimientos, se trata de formar a personas, su identidad, su capacidad cr¨ªtica y anal¨ªtica¡±, dice Roger Chao, profesor de la Universidad de Hong Kong y asesor de la ONU. Pero casi todos admiten que la educaci¨®n superior est¨¢ ante un cambio radical y que los campus han de adaptarse a las necesidades de los alumnos y no al rev¨¦s, como ocurr¨ªa hasta ahora.
Algunos expertos creen que la Red har¨¢ de las carreras algo innecesario
Hablan de un mundo en el que se multiplicar¨¢n las posibilidades: desde los cursos masivos gratuitos por Internet entre los que se podr¨¢ ir picoteando (hoy, una asignatura de Harvard, el pr¨®ximo semestre otra de la Carlos III) hasta titulaciones online, presenciales y, sobre todo, mixtas. Dicen que se romper¨¢n los cors¨¦s de carreras cerradas y las estructuras cl¨¢sicas de facultades con saberes separados, y que buena parte del trabajo de la Universidad consistir¨¢ en certificar los conocimientos que alguien puede haber adquirido de mil maneras y fuentes.
¡°El valor del t¨ªtulo ser¨¢ incierto. Lo que es seguro es que tener una educaci¨®n universitaria deber¨¢ suponer habilidad para manejar el cambio, la colaboraci¨®n, la sobrecarga de informaci¨®n y la incertidumbre¡±, dice la profesora de la Universidad de Duke (EE UU) Cathy Davidson. Y a?ade: ¡°Eso requiere una fusi¨®n de disciplinas: filosof¨ªa, f¨ªsica, historia, inform¨¢tica, antropolog¨ªa, ingenier¨ªa... En los desaf¨ªos del mundo real, est¨¢ cada vez menos claro donde termina una disciplina y comienza otra¡±.
Est¨¢ pasando algo parecido a lo que ocurre en los medios de comunicaci¨®n, un sector en el que las nuevas tecnolog¨ªas han multiplicado la oferta, ejemplifica el profesor de la Pompeu Fabra Carlos Scolari. ¡°Oferta gratis y de pago, m¨¢s corta y m¨¢s larga, presencial, online... Los estudiantes tendr¨¢n una dieta m¨¢s variada, igual que con los medios, que entramos en Twitter, luego vemos el peri¨®dico, escuchamos la radio, vamos a Youtube...¡±. La Pompeu Fabra encarg¨® a Scolari un estudio para Dise?ar la Universidad del futuro (as¨ª se titula el trabajo). ¡°La crisis econ¨®mica, en este contexto, es solo un condimento m¨¢s a una crisis existencial de la instituci¨®n tradicionalmente dedicada a la formaci¨®n superior¡±, dice el texto.
Seg¨²n esta idea, la Universidad espa?ola tiene que lidiar con este reto a la vez que con los recortes y con problemas pendientes como los que se han tratado en esta serie de reportajes: endogamia, falta de incentivos, de rendici¨®n de cuentas... A¨²n as¨ª, se est¨¢n haciendo avances. Se multiplican las iniciativas (muchas veces desperdigadas) de utilizaci¨®n de videoconferencias, plataformas de docencia virtual, herramientas de trabajo colaborativo, de software libre, asignaturas h¨ªbridas con clases virtuales y seminarios presenciales. Hay universidades, como la Jaume I de Castell¨®n, que tienen en sus estatutos promocionar el uso de la tecnolog¨ªa.
Los t¨ªtulos 'online' se antojan necesarios ante el aumento de universitarios
Pero no parece suficiente. No solo porque el retraso en la parte pedag¨®gica es muy grande, seg¨²n Scolari. Ni por casos como el de Luis Iv¨¢n Cuende. Las costuras del modelo cl¨¢sico se est¨¢n saltando y las evidencias m¨¢s claras est¨¢n en el auge de la educaci¨®n online. El n¨²mero de alumnos de los campus presenciales (sin contar los m¨¢steres) descendi¨® un 12% en la ¨²ltima d¨¦cada (en 177.000, hasta quedarse en 1,21 millones); sin embargo, a pesar de la bajada de 2013, en las no presenciales creci¨® el 15% (hasta 198.000).
La gran mayor¨ªa de estos estudiantes est¨¢n en la p¨²blica, la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia (UNED), pero las privadas est¨¢n explotando el fil¨®n, con cinco campus virtuales, cuatro de ellos creados en los ¨²ltimos ocho a?os. Adem¨¢s, las 47 universidades p¨²blicas presenciales ofrecen 30 grados online o semipresenciales; y las 24 privadas, 45.
No se trata solo de cu¨¢ntos, sino de qui¨¦nes son. ¡°Hay cada vez alumnos m¨¢s j¨®venes, de 18 o 19 a?os¡±, cuenta Mili Jim¨¦nez, profesora de Historia del centro de la UNED en C¨¢diz. ¡°Muchos lo hacen porque el precio es m¨¢s barato y porque as¨ª pueden estudiar lo que quieren sin desplazarse. Pero cada vez m¨¢s es que est¨¢n hastiados de los horarios, de tener que ir a remolque de lo que el profesor mande¡±. La docente explica, por ejemplo, que su clase presencial semanal se puede seguir en directo o ver m¨¢s tarde a trav¨¦s de Internet. La cifra es peque?a, pero muestra la tendencia: en la UNED, los estudiantes de primer ciclo menores de 21 a?os han pasado en los ¨²ltimos cinco cursos de ser el 2,7% al 4,6% (son 7.090); en la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), del 1,7% al 3,2%.
"El valor de la Universidad", rebaten otros, "es formar personas cr¨ªticas"
En la UOC (una universidad at¨ªpica, h¨ªbrido p¨²blico-privado creado por la Generalitat de Catalu?a en 1994) es donde estudia Psicolog¨ªa Sonia Ju¨¢rez, de 25 a?os, desde los 19. La libertad de horarios le ha permitido en este tiempo compatibilizarlo con el trabajo, mudarse varias veces (de Barcelona a Baleares y vuelta y, ahora, a Las Palmas) o dejar alg¨²n semestre en blanco si surg¨ªa otra prioridad. ¡°Es mucho esfuerzo, pero la ense?anza es buena, al menos aqu¨ª. Tienes que hacer debates, muchos trabajos...¡±. Despu¨¦s de la carrera, quiere un m¨¢ster presencial, ¡°para probar las dos experiencias¡±, dice. En realidad, el camino suele ser a la inversa, pues el posgrado es el gran mercado para la ense?anza a distancia. La demanda de m¨¢steres online ha crecido un 300% en los ¨²ltimos dos a?os, y el 17% de todos los matriculados de estas titulaciones son alumnos virtuales.
A la oferta de t¨ªtulos oficiales hay que sumarle la fiebre de los MOOC (cursos masivos en l¨ªnea). Cualquier persona en cualquier parte del mundo se puede inscribir y seguir el curso (normalmente equivalente a una asignatura) a trav¨¦s de clases grabadas, bibliograf¨ªa o podcasts, haciendo trabajos e interactuando con compa?eros. En general, solo hay que pagar algo si el alumno quiere un certificado de asistencia.
Espa?a es uno de los pa¨ªses europeos m¨¢s activos en la oferta de MOOC. La Carlos III y la Aut¨®noma de Madrid, por ejemplo, forman parte de la plataforma EdX, creada por Harvard y el Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts en 2012 para este tipo de formatos. Entonces, muchos se apresuraron a declarar el final de la Universidad. Pero, pasado el tiempo, la opini¨®n m¨¢s extendida es la de la convivencia. ¡°Lo m¨¢s interesante es la comunidad de aprendizaje que se crea, algunos momentos de inteligencia colectiva¡±, dice Scolari.
La Universidad online ha sido se?alada por muchos especialistas como imprescindible para sostener los costes del imparable aumento de universitarios en todo el mundo: son unos 152 millones y podr¨ªan ser m¨¢s del doble en 2030, seg¨²n la Comisi¨®n Europea. Pero expertos como Albert Sangr¨¢, director del eLearn Center de la UOC, no se cansan de advertir que una buena ense?anza virtual, aunque pueda ahorrar algunos costes, no es gratis, requiere muchos profesores y tutores a los que hay que pagar. ¡°La educaci¨®n en l¨ªnea debe sostener los costes vinculados a su exigencia de calidad como son la elaboraci¨®n de los recursos de aprendizaje, el acompa?amiento y gu¨ªa de un profesor especialista, el proceso de evaluaci¨®n continua, y la infraestructura tecnol¨®gica¡±, escrib¨ªa Sangr¨¢ en 2013.
Los que s¨ª ganan todav¨ªa m¨¢s fuerza en ese contexto de ruptura tecnol¨®gica son los argumentos a favor de la especializaci¨®n de los campus que se han presentado a lo largo de esta serie de reportajes para hacer rendir m¨¢s el dinero invertido y ganar en calidad. ¡°Hay demasiadas universidades intentando hacer lo mismo. Se trata de diferenciar la oferta de acuerdo con las diferentes fortalezas de cada uno¡±, dice la rectora de la Universidad de Manchester Nancy Rothwell. Investigaci¨®n o formaci¨®n; online o presencial; de ¨¢mbito local o concentrados en captar alumnos extranjeros (con muchas titulaciones en ingl¨¦s); humanidades o ciencias... Las posibilidades son enormes.
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