¡°Despu¨¦s de los atentados, te imaginar¨¢s c¨®mo reaccionamos¡±
Los trabajadores de la estaci¨®n de Atocha regresan nerviosos a sus puestos Retrasos y desinformaci¨®n frustran a los pasajeros tras la amenaza de bomba
Gritos. Caos. Histeria. Es lo que recuerda Pamela Castillo, de 32 a?os, todav¨ªa? nerviosa, dentro de la tienda en la que trabaja desde hace dos a?os en la estaci¨®n de Atocha. Nadie tuvo que avisarle de que la polic¨ªa estaba desalojando el lugar por una falsa amenaza de bomba la ma?ana de este viernes. Ella sola corri¨® cuando escuch¨® los gritos a las 10.00. "Segu¨ª a los dem¨¢s. Fue un instinto de supervivencia. Despu¨¦s de lo que ha pasado aqu¨ª, te imaginar¨¢s c¨®mo reaccionamos", dec¨ªa, justificando el miedo por el recuerdo de los atentados del 11 de marzo de 2004, que ocurrieron cerca de all¨ª y causaron la muerte a 192 personas.
Corri¨® como los dem¨¢s y fue una vez afuera que empez¨® a escuchar las historias: Que si un hombre ten¨ªa una bomba. Que tal vez estaba loco. Que hab¨ªa amenazado a alguien en un tren de Cercan¨ªas... A las 11:00 de la ma?ana ya se dec¨ªa que quiz¨¢s nada era cierto. Falsa alarma.
Entonces la polic¨ªa desacordonaba la zona y cientos de personas se apresuraban para llegar a sus plataformas de embarque. En la oficina de atenci¨®n al cliente que est¨¢ frente al jard¨ªn interior de la estaci¨®n se api?aban decenas de viajeros intentando conseguir informaci¨®n de sus trenes perdidos. Poco a poco se iba corriendo la voz de los nuevos horarios. Todo volv¨ªa a la normalidad, aunque a paso lento.
Pasadas las 12.00 empezaba a aparecer la informaci¨®n de los retrasos en las pantallas
Sin embargo, Mercedes Espinete, de 65 a?os, se quejaba. A las 11:15 ten¨ªa que haber llegado su nuera, que ven¨ªa desde Sevilla, pero unos minutos antes de las 12.00 todav¨ªa no sab¨ªan por qu¨¦ puerta deb¨ªan esperarla. "Los ten¨ªan retenidos en la v¨ªa hasta que cedieron el paso, pero no sabemos en cu¨¢l v¨ªa, o si ya est¨¢ aqu¨ª. Y las pantallas dicen lo mismo desde que llegamos. No nos dicen nada. Cuando pasan est¨¢s cosas al final siempre es el usuario el que paga". Estaba aliviada de que todo hubiera sido solo un susto, pero no aceptaba la falta de informaci¨®n.
En la planta de arriba, Maricarmen Gonz¨¢lez, de 69 a?os, tampoco sab¨ªa mucho de su tren. Ten¨ªa que salir a las 10:30 a M¨¢laga, pero cuando iba llegando a la estaci¨®n se encontr¨® con el desalojo. "Ni siquiera pudimos entrar, y ahora no sabemos a qu¨¦ hora salimos ni por d¨®nde". Hab¨ªa mandado a su marido a averiguar mientras ella cuidaba las maletas. Muchos como ella se sentaban rodeados de equipaje por los pasillos, esperando a que alguien les diera una respuesta concreta.
Por fin, pasadas las 12.00, empezaba a aparecer la informaci¨®n de los retrasos en las pantallas. Al menos 40 minutos en casi todos los viajes programados, aunque algunos, como el AVE que ven¨ªa de la estaci¨®n Barcelona Sants, solo sufrieron unos minutos de retraso. Toda la? experiencia se convert¨ªa en an¨¦cdota, mientras se reanudaba el servicio de metro y m¨¢s viajeros llegaban para coger sus trenes con normalidad.
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