El c¨¢ncer que a¨²n bombardea el Rif
ONG marroqu¨ªes reclaman a Espa?a y Francia que reparen los da?os de las armas
La orden, escrita a mano, est¨¢ datada en Melilla un 22 de marzo de 1925. La firma un comandante espa?ol para autorizar el lanzamiento de 100 bombas C-5 sobre el paso fronterizo de Larbaa En Taourirt. Figura en el ensayo Armas qu¨ªmicas de destrucci¨®n masiva sobre el Rif, del jurista Mimoun Charqi, donde se recogen media docena de trabajos cient¨ªficos de expertos de varios pa¨ªses para documentar el da?o que a¨²n hoy, 90 a?os despu¨¦s, sufren muchos descendientes de las miles de v¨ªctimas de aquella sangrienta guerra. Casi el 80% de los adultos y el 50% de los ni?os enfermos de c¨¢ncer atendidos a¨²n hoy en el hospital de oncolog¨ªa de Rabat proceden de la misma zona del Rif donde la aviaci¨®n del Ej¨¦rcito espa?ol estren¨® mundialmente el mort¨ªfero uso del gas mostaza.
La guerra del Rif se desarroll¨® entre 1924 y 1927 en varias provincias del norte de ?frica como consecuencia del conocido episodio del desastre de Annual, la batalla en la que se estima que murieron unos 13.000 soldados espa?oles y que marc¨® en julio de 1921, seg¨²n el pol¨ªtico Indalecio Prieto, uno de los periodos m¨¢s agudos de la decadencia de Espa?a.
Los rife?os marroqu¨ªes, al principio solo unos 3.000, respondieron as¨ª con la luego copiada guerra de guerrillas por El Che o Ho Chi Minh, al despliegue de 26.000 soldados espa?oles y a los m¨¢s de 700.000 uniformados franceses frente a la rebeli¨®n comandada por el m¨ªtico Mohamed Abdelkrim El Khattabi.
El rey espa?ol Alfonso XIII estaba enardecido: ¡°Dej¨¦monos de vanas consideraciones humanitarias porque con la ayuda del m¨¢s da?ino de los gases salvaremos mucha vida. Lo importante es exterminarlos como enemigos, como se hace con las malas bestias¡±. La frase tambi¨¦n figura en el trabajo que acaba de publicar en Marruecos el profesor Charqi, que recopila una serie de estudios gen¨¦ticos americanos, japoneses, ingleses e italianos que relacionan el c¨¢ncer con el uso de armas qu¨ªmicas como las lanzadas por primera vez durante la guerra del Rif: gas mostaza (iperita), fosgeno, difosgeno y cloropicina.
La Asociaci¨®n para la Defensa de las V¨ªctimas del Gas T¨®xico en el Rif, presidida por Rachid Raha, con cinco familiares con c¨¢ncer, ha montado para este s¨¢bado en Nador un encuentro coloquio entre varios expertos y v¨ªctimas para debatir sobre las consecuencias para la salud a¨²n hoy de aquel da?ino experimento. El colectivo aprovechar¨¢ la cita para manifestarse y reclamar a las autoridades de Marruecos, Espa?a y Francia un hospital de oncolog¨ªa asentado en la zona de Nador, la provincia m¨¢s perjudicada por el c¨¢ncer en todo el pa¨ªs. Han redactado sendas cartas para enviar a los jefes de Estado de Espa?a, Felipe VI, y Francia, Fran?ois Hollande, ¡°para que reconozcan este crimen contra la humanidad¡± y acepten alg¨²n tipo de reparaci¨®n en forma de infraestructura, como el citado centro sanitario u otro tipo de obras para una regi¨®n muy marginada.
La precisi¨®n de las v¨ªctimas que pudo causar aquel in¨¦dito despliegue de las armas qu¨ªmicas por una aviaci¨®n militar es pr¨¢cticamente imposible. Ya no queda ninguna directa viva, como tampoco ning¨²n responsable directo de aquella masacre. Entonces fueron miles los muertos y damnificados por lo que llamaron sin saber qu¨¦ era ¡°el veneno¡± (Arhach). Primero se quedaban ciegos, luego no pod¨ªan respirar y mor¨ªan. Tambi¨¦n se contamin¨® el agua de algunos r¨ªos y el medioambiente.
Los espa?oles ten¨ªan ¨®rdenes de apuntar, sobre todo los d¨ªas de buen clima, con sol y sin viento, contra los zocos cuando hubiera mercado, para causar m¨¢s bajas civiles. Tambi¨¦n hubo soldados espa?oles afectados, especialmente por accidentes, en la F¨¢brica Nacional de Productos Qu¨ªmicos, en La Mara?osa, con la asistencia del qu¨ªmico alem¨¢n Hugo Stoltzenberg, que luego fue premiado con la nacionalizaci¨®n espa?ola.
Primero se quedaban ciegos, luego no pod¨ªan respirar y mor¨ªan
Los ¨²ltimos datos de enfermos de c¨¢ncer descendientes de aquellas v¨ªctimas directas se remontan en el caso de los adultos a 1999 y a 1995 en el de los ni?os atendidos en el ¨²nico hospital oncol¨®gico y la Casa del Porvenir de Rabat. No ha sido posible actualizarlos. El Gobierno marroqu¨ª no quiere molestar a Espa?a y el pasado 23 de diciembre, su ministra delegada de Asuntos Exteriores, Mbarka Bouaida, se escabull¨® de una pregunta del diputado socialista de la oposici¨®n, Abdelhak Amghar, aludiendo al especial buen momento entre los dos pa¨ªses y a una posible soluci¨®n negociada. La ministra no ha podido ser localizada por este peri¨®dico. Y en la Embajada de Espa?a, tras consultar en Madrid, desconocen esa eventualidad.
Lo que s¨ª est¨¢ demostrado es que Espa?a estaba encendida y humillada por el fracaso de Annual, que el ej¨¦rcito lleg¨® a disponer de hasta ocho aeropuertos en esa ¨¢rea y algunos investigadores calculan que alrededor de 127 bombarderos pudieron arrojar hasta 1.680 de esas bombas qu¨ªmicas diarias, prohibidas expresamente un a?o despu¨¦s por el Protocolo de Ginebra. El profesor Charqi alega que ya antes de esa firma otros tratados internacionales, como el de Versalles, exig¨ªan que no se manejaran ese tipo de armas de destrucci¨®n masivas.
No hay trabajos fiables sobre las consecuencias de la guerra del Rif, y menos en Marruecos, donde este episodio tampoco es conveniente ni estudiarlo ni airearlo, porque esas cinco provincias del norte del pa¨ªs siguen siendo ahora un espacio relegado, que reclama su propia autonom¨ªa con aires de independencia cuando a¨²n no est¨¢ nada resuelto el futuro del ocupado S¨¢hara Occidental.
La charla con los historiadores termina en el caf¨¦ La Rive, en la plaza Pietri de Rabat, y el due?o del local, el rife?o Ben Rachid Mohamed el Amine, se acerca. Su madre, F¨¢tima, acaba de fallecer de c¨¢ncer y su hermana Naima, y su hermano Abdeladim, han contra¨ªdo la misma lacra.
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