¡°Inolvidable es que un enfermo condenado se salve¡±
El jefe de enfermedades infecciosas de la Paz, que dirigi¨® el equipo que atendi¨® a Teresa Romero, dice que la crisis del ¨¦bola fue un tsunami
Debe satisfacer ver la cara alegre del curado... Cuando m¨¢s satisfecho me siento es cuando soy capaz de cambiar la vida de alguien, liber¨¢ndolo de la enfermedad, que en el fondo es una esclavitud.
?Alg¨²n momento en particular que retenga como inolvidable? En el verano del 96, con la llegada de los tratamientos antirretrovirales. Es inolvidable encontrar un tratamiento que hace que pacientes condenados a muerte se recuperen. No los hemos podido curar, pero han podido llevar una buena vida. Esto quedar¨¢ grabado para siempre en todos los que nos hemos dedicado a tratar pacientes con VIH.
?C¨®mo ser¨ªa aquella alegr¨ªa para los pacientes! Para ellos fue complejo. Le puedo contar muchos casos, pero hubo gente que, al conocer su enfermedad, se hab¨ªa dedicado a tirar de la visa: le quedaba poco tiempo de vida y no pagar¨ªan. De repente tuvieron que replantearse completamente toda la situaci¨®n.
?Es absoluta la esperanza de curaci¨®n? No, de curaci¨®n no. Lo que podemos ofrecer hoy a un paciente seropositivo es que va a llevar pr¨¢cticamente una vida normal, con una esperanza de vida muy similar a la del no infectado... No tengo ninguna duda de que algunos pacientes m¨¢s se curar¨¢n, pero tengo muchas dudas sobre si podremos tener un tratamiento generalizado con el que poder curar a muchos m¨¢s pacientes.
La crisis del ¨¦bola fue un tsunami de tres meses que nos arrastr¨® a todos
?C¨®mo es su actitud ante el conocimiento del dolor ajeno? Un m¨¦dico es un m¨¦dico, no es un amigo, hermano o padre. El paciente tiene que sentir que te pones en su lugar, pero no puedes realizar una actividad profesional continuada si ¡°te lo llevas a casa¡±.
?C¨®mo anima a alguien con un dolor que viene de una infecci¨®n que alguien le contagi¨®? En el VIH lo primero es que el paciente no se sienta juzgado en ning¨²n momento. En 30 a?os de epidemia pr¨¢cticamente no hemos avanzado en la cuesti¨®n del estigma, en la consideraci¨®n social y el rechazo hacia el paciente. Con el VIH lo que intentamos es liberar al paciente de la esclavitud de la enfermedad, eso es lo m¨¢s importante.
Que no se sienta juzgado. ?Ni compadecido? Los pacientes comunican su enfermedad a un n¨²mero reducido de personas, viven m¨¢s el miedo al rechazo que el miedo a la compasi¨®n. Yo lo que m¨¢s veo en mi consulta es el miedo al rechazo.
?C¨®mo se sinti¨® ante la curaci¨®n de Teresa Romero, la persona que padeci¨® ¨¦bola? Aliviad¨ªsimo. Cay¨® en mi ¨¢rea de responsabilidad del hospital, fue un tsunami de tres meses que nos arrastr¨® a todos. Est¨¢bamos sobrepasados por los acontecimientos, pero los profesionales sanitarios tenemos que intentar practicar la mejor medicina que podamos y dar lo mejor que tenemos.
?C¨®mo se prepara un m¨¦dico para el fracaso? El dolor m¨¢s profundo se produce cuando alguien muere por algo f¨¢cilmente evitable, por el error de no administrar un tratamiento simple. Cuando llevas tiempo ejerciendo ante enfermedades complejas te das cuenta de que tienes que intentar hacerlo mejor, pero cuando las cosas no van bien no siempre es porque no se haya hecho el esfuerzo adecuado. Con el tiempo aprendes que tu capacidad tambi¨¦n es limitada.
?C¨®mo le ha hecho como persona esta relaci¨®n con la alegr¨ªa y el dolor? Ja, ja, ja. ?No s¨¦! Estar en contacto con el dolor te pone en tu sitio para discernir qu¨¦ es importante y qu¨¦ no. La salud es una cuesti¨®n fundamental que te hace valorar muchas cosas.
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