No hay cambio sin riesgo
Ciudadanos ha visto la posibilidad de dar un buen mordisco al PP con un discurso de centro liberal
2015 est¨¢ destinado a ser el a?o electoral m¨¢s importante desde 1982. Las distintas alternancias entre PSOE y PP han sido m¨¢s o menos conflictivas y desabridas, pero nunca estuvo en cuesti¨®n el r¨¦gimen surgido de la Transici¨®n. La crisis econ¨®mica ha fracturado la sociedad y ha cambiado la pir¨¢mide social al romper la utop¨ªa de que casi todos ¨¦ramos clase media.
Las tramas sist¨¦micas de corrupci¨®n han puesto en evidencia la promiscuidad entre pol¨ªtica y dinero, han roto el v¨ªnculo de confianza con la ciudadan¨ªa y han puesto de relieve la ineficacia del sistema institucional a la hora de combatirlas. No son casos aislados de personas que faltan a su deber, son redes organizadas que penetran y se extienden en partidos e instituciones (ya sea G¨¹rtel y B¨¢rcenas, los ERE andaluces, o la trama del pujolismo, para poner tres ejemplos sonados).
Y el soberanismo catal¨¢n ha abierto la fractura territorial. En estas circunstancias, ser¨ªa razonable que el carrusel electoral que ahora empieza condujera a que las nuevas Cortes surgidas de la ¨²ltima cita del a?o, las elecciones generales, tuvieran un car¨¢cter semiconstituyente. Es decir, que, sin la fantas¨ªa infantil de volver a empezar ¡ªla huella del pasado es profunda¡ª, se emprendiera una reforma de la Constituci¨®n y una renovaci¨®n de la cultura pol¨ªtica: falta independencia, responsabilidad y empat¨ªa.
Fueron el soberanismo catal¨¢n y Podemos los que desempolvaron la m¨ªtica consigna del cambio. Y todos, salvo el PP, la han hecho suya. Cada cual la decanta a su manera: la dimensi¨®n virtuosa (el cambio sensato, dice Ciudadanos), la psicol¨®gica (el cambio seguro, dice el PSOE), el reparto del poder (Podemos) y la rotura institucional (los soberanistas). La aparici¨®n de nuevos actores y la crisis del bipartidismo abre una campa?a tan larga como incierta.
La formaci¨®n ha visto la posibilidad de dar un buen mordisco al PP con un discurso de centro liberal
La irrupci¨®n de Ciudadanos en la pol¨ªtica espa?ola despierta nuevas fantas¨ªas. Nacido en Catalu?a alrededor de un tema ¡ªla cuesti¨®n ling¨¹¨ªstica¡ª ha visto la posibilidad de dar un buen mordisco al PP con un discurso de centro liberal, sin lastre del pasado. El PP ha olido la amenaza, y ha respondido con una consigna pat¨¦tica: citarles siempre por su nombre catal¨¢n, el anticatalanismo es un capital al que la derecha no renuncia nunca. A su vez, el salto de Ciudadanos ha sido visto como una posibilidad de salvar el statu quo frente a Podemos, y ya se le presenta como potencial socio de una coalici¨®n de Gobierno con el PP y el PSOE. Algunos apelan al cambio para asegurarse de que no cambie nada.
Con el PP parapetado en el inmovilismo, decidido a resistir aglutinando el voto conservador, para los dem¨¢s partidos ser¨¢ decisiva la credibilidad que cada cual sea capaz de dar a su apuesta por el cambio. Ciudadanos y Podemos, cada cual desde su sitio, llegan ligeros de hipotecas. Pero nos deben todav¨ªa sus ideas. El PSOE tiene que renovar su casa, para que su cambio seguro no sea una burla. Sin olvidar que no hay cambio sin riesgo.
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