Aumentan las trampas para ahuyentar al ciclista del monte
Un hombre queda parapl¨¦jico al chocar con una piedra puesta en un camino
Manuel Fern¨¢ndez, de 57 a?os, sali¨® la pasada primavera a hacer una ruta en bicicleta con amigos por el monte, entre las localidades de Bue?o y Palomar (Asturias). Iba el primero en una bajada no muy pronunciada con la vista fija en el suelo. No quer¨ªa tropezar con ramas ni piedras. No mir¨® al frente. Aunque si lo hubiera hecho quiz¨¢s tampoco se habr¨ªa percatado del trozo de alambre de espino, colgado entre dos ¨¢rboles, al que se estaba acercando peligrosamente.
El golpe en la cara fue inevitable. Fern¨¢ndez cay¨® de espaldas. Abri¨® los ojos y vio entonces el trozo de cable balance¨¢ndose sobre su cabeza. Hab¨ªa topado con una de las numerosas trampas que en los ¨²ltimos a?os est¨¢n proliferando en los montes espa?oles, seg¨²n distintos colectivos de ciclistas y motoristas consultados para este reportaje. Algunas, como el alambre que desfigur¨® el rostro de Fern¨¢ndez, no son intencionadas, se deben a una imprudencia. Pastores, por ejemplo, que colocan lindes improvisadas para que no se disperse su ganado. Pero muchas otras las ponen cazadores, ganaderos o propietarios de fincas para ahuyentar a ciclistas y motoristas de los caminos porque les resultan molestos.
Fern¨¢ndez estuvo a punto de perder medio labio. El corte, de la nariz a la comisura de la boca, fue aparatoso y profundo. Tuvo suerte. No le golpe¨® en el cuello. ¡°Fui consciente en todo momento. No me explicaba por qu¨¦ me hab¨ªa ca¨ªdo pero s¨ª que notaba un golpe en el labio. Pens¨¦ que me hab¨ªa arrancado la dentadura y lo primero que hice fue preguntarle a uno de mis compa?eros si conservaba los dientes¡±, recuerda Fern¨¢ndez.
V¨ªdeo del accidente de un motorista con un cable atado entre dos ¨¢rboles.
¡°Algunos de los obst¨¢culos son accidentales, los colocan sin saber que pueden ser peligrosos, pero otros est¨¢n hechos a mala leche¡±, explica V¨ªctor Tarodo, vicepresidente de la Asociaci¨®n Internacional de Bicicleta de Monta?a (Imba, en sus siglas en ingl¨¦s). Fern¨¢ndez sinti¨® el alambre de espino, pero Diego no tuvo tanta suerte. Hace escasos meses una enorme piedra colocada en medio del camino, en un cambio de rasante, le dej¨® parapl¨¦jico. El juzgado n¨²mero 6 de Vigo ha abierto diligencias para investigar el caso, con cuatro personas imputadas.
¡°La piedra contra la que choc¨® Diego no la puso una sola persona, ese peso no lo mueven entre tres hombres¡±, asegura Tarodo, que alerta de que esta pr¨¢ctica est¨¢ aumentando sobre todo en Galicia. La Guardia Civil ha abierto una investigaci¨®n por varias trampas en los montes de Verducido (Pontevedra).
Es incre¨ªble que haya personas capaces de colocar un alambre, sabiendo que eso mata
?ngel Viladoms
Diego y Manuel son las v¨ªctimas peor paradas tras su encuentro con una de estas trampas, pero otros ciclistas que han visto c¨®mo unos enormes pinchos clavados en tablones de madera reventaban las ruedas de su bicicleta al pasar, sin verlos, por encima.
Los ciclistas no son el ¨²nico colectivo que sufre esta pr¨¢ctica. Tambi¨¦n lo hacen los motoristas, para los que puede resultar m¨¢s mort¨ªfera. ¡°Es incre¨ªble que haya personas capaces de colocar un alambre, sabiendo que eso mata¡±, exclama ?ngel Viladoms, presidente de la Real Federaci¨®n Motociclista de Espa?a. Viladoms se?ala que los responsables son individuos aislados que se proponen ¡°hacer da?o de verdad¡±.
Mientras los culpables esconden sus trampas bajo la hojarasca del monte, Fern¨¢ndez procura olvidar el accidente que casi le hace perder el labio. Tard¨® solo 15 d¨ªas en volver a subir a su bicicleta, pero ahora siempre mira al frente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.