Rita Barber¨¢, ejemplo del abandono del valenciano por el PP

Rita Barber¨¢ lleva casi un cuarto de siglo de gobierno en el Ayuntamiento de Valencia sin dar muestras de querer aprender o comunicarse en la lengua de su pueblo, aquella con la que se han escrito obras cumbre de la literatura universal como Tirant lo Blanc y que emplean 10 millones de personas. Su desconocimiento de la lengua qued¨® patente en la Crida, un acto que sirve de inicio de la fiesta de las fallas, en el que mezcl¨® palabras en castellano (¡°el fred del verano¡±) con otras inventadas e irreconocibles (¡°dejeim¡±).

Ni siquiera ante tan claro acto de desprecio por la lengua de los valencianos, el Partido Popular se ha atrevido a criticar a la alcaldesa. Su partido ha preferido calificar de ¡°an¨¦cdota¡± el esc¨¢ndalo del tradicional acto fallero. Pedir responsabilidades ¡ªpor ejemplo por parte del presidente valenciano, Alberto Fabra, que se hallaba a escasos metros de Barber¨¢ durante aquel bochornoso espect¨¢culo¡ª hubiera supuesto una pol¨ªtica que es ajena al PP: la defensa del valenciano en sus intervenciones p¨²blicas.

Por eso llam¨® gratamente la atenci¨®n el viernes que el Rey Felipe VI utilizara correctamente la lengua del Tirant lo Blanc en buena parte del discurso pronunciado en Valencia con ocasi¨®n de la entrega de la Distinci¨®n de la Generalitat que el Consell le concedi¨® por la festividad del 9 de Octubre. Don Felipe hizo un esfuerzo, a pesar de que el valenciano no es su lengua, pero se notaron sus conocimientos de la variante dialectal occidental, el catal¨¢n.

Sin embargo, no fue m¨¢s fluido el valenciano del presidente de la Generalitat, que se limit¨® a leer en esta lengua el decreto de concesi¨®n. Alberto Fabra se expresa en castellano, a pesar de proceder de una zona valencianoparlante como Castell¨®n y de haberse preocupado de recibir clases de valenciano.

Fabra ha sido el m¨¢ximo responsable del cierre de Radiotelevisi¨®n Valenciana, con la cual, como ha reiterado la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua, ¡°ha desaparecido una herramienta fundamental e imprescindible para la pervivencia¡± del valenciano, cuya promoci¨®n fue ¡°uno de los principales motivos de su creaci¨®n y existencia¡±. El primer presidente de la Generalitat del PP, Eduardo Zaplana, no se expres¨® pr¨¢cticamente nunca en valenciano.

En 1995, cuando el PP gan¨® las elecciones por primera vez, la Generalitat abandon¨® durante una d¨¦cada las reputadas encuestas de uso y conocimiento del valenciano del Servei d'Estudis i Investigaci¨® Socioling¨¹¨ªstics, instrumento imprescindible para seguir la evoluci¨®n de la lengua. De las dos ¨²nicas encuestas que se han hecho despu¨¦s (en 2005 y 2010), se deduce una fuerte ca¨ªda tanto en ¡°las capacidades de comprender y hablar la lengua como en su uso¡±, seg¨²n constata la antrop¨®loga Raquel Casesnoves, en la Revista de Llengua i Dret, en uno de los escasos estudios recientes.

Pero hay diferencias territoriales. La zona que m¨¢s ha retrocedido tanto en el uso como en las opiniones favorables a la normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica entre 1995 y 2010 es la ciudad de Valencia y su ¨¢rea metropolitana. Es decir, el ¨¢mbito de Rita Barber¨¢. Con su ins¨®lita alocuci¨®n, a base de caloret (otra palabra inventada a la que le cambi¨® adem¨¢s el g¨¦nero, pues calor es femenina en valenciano) y otros errores ling¨¹¨ªsticos, la alcaldesa de Valencia pertenece al segmento mayoritario de poblaci¨®n que se expresa en castellano en esa zona metropolitana. En 2010, la gente reconoc¨ªa hablar el castellano en casa era el 71,8%, frente al 19,8% en valenciano. Solo cinco a?os antes las proporciones eran de 67% por 24,12%.

Por ello no extra?a que un estudio de fin de grado de grado dirigido por el profesor Manuel Perucho de la Universidad de Val¨¨ncia, a partir de esas mismas encuestas tratadas con distintos m¨¦todos matem¨¢ticos, predijera que en 2050 menos de la d¨¦cima parte de la poblaci¨®n ser¨¢ valencianoparlante, de mantener la actual pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica. Algunos de los m¨¢ximos representantes pol¨ªticos que gobiernan en Valencia, por si acaso, ya han olvidado su propia lengua.