Una sociedad en busca de referentes
Podemos es fruto del desencanto, Ciudadanos es la b¨²squeda de alternativas t¨¦cnicas
El ¨²ltimo clima social de Metroscopia nos muestra una fragmentaci¨®n partidista desconocida en nuestra democracia: nunca cuatro partidos de ¨¢mbito nacional se hab¨ªan situado a tan poca distancia entre ellos. De hecho, los porcentajes est¨¢n tan cercanos, que podr¨ªamos hablar de un empate t¨¦cnico. Este escenario s¨®lo podemos comprenderlo si entendemos qu¨¦ est¨¢ pasando en nuestra sociedad en los ¨²ltimos a?os. Fruto de las m¨²ltiples crisis por las que pasa nuestro pa¨ªs, la ciudadan¨ªa se ha mostrado desconcertada y perdida. En esta situaci¨®n, los partidos tradicionales han mostrado cierta incapacidad puesto que no han logrado empatizar con el estado de ¨¢nimo de los espa?oles. Y fruto de este desconcierto, en la ciudadan¨ªa se han instalado dos deseos.
Por un lado, desde hace bastante tiempo hay instaurada una fuerte pulsi¨®n de cambio. La magnitud de la crisis econ¨®mica y sus consecuencias sociales y pol¨ªticas parecen haber configurado en el imaginario colectivo el fin de una etapa que dar¨ªa paso a nuevos actores. Estos sentimientos est¨¢n siendo canalizados en los ¨²ltimos meses a trav¨¦s de Podemos y Ciudadanos. Son dos formaciones que responden a motivaciones totalmente distintas. Mientras que el partido de Pablo Iglesias es fruto del desencanto, la formaci¨®n de Albert Rivera est¨¢ mucho m¨¢s relacionada con la b¨²squeda de alternativas t¨¦cnicas. Pero a ambos les une una conexi¨®n con el deseo ciudadano de cambio.
Por otro lado, estamos ante una ciudadan¨ªa en busca de referentes. Todos los datos sociol¨®gicos de esta legislatura han revelado una gran orfandad pol¨ªtica en nuestra sociedad. Pero no s¨®lo respecto a los partidos, sino que en muchos ¨¢mbitos cuesta encontrar en estos momentos referentes con algo de credibilidad. Y ante estas ausencias, la ciudadan¨ªa parece estar escuchando con atenci¨®n a los nuevos.
S¨®lo si entendemos estas dos motivaciones ciudadanas podemos situar en un contexto mucho m¨¢s amplio el famoso debate entre ¨¦lites y ciudadanos (o los de abajo frente a los de arriba). Una interpretaci¨®n excesivamente simplista ser¨ªa pensar que el resultado de este conflicto social es una democracia asamblearia, sin dirigentes ni partidos. Pero los datos de opini¨®n p¨²blica no dicen eso. En una reciente encuesta elaborada por Metroscopia observamos que el 75% de los espa?oles consideran necesarias a las formaciones pol¨ªticas y casi el 70% cree que sin partidos no es posible la democracia. Lo que les produce una profunda desafecci¨®n es su funcionamiento: el 70% dice estar poco o nada satisfecho. Y si echamos la vista atr¨¢s, ya en 2012 el 65% de los espa?oles consideraba que otros l¨ªderes deber¨ªan ponerse al frente de los principales partidos.
En definitiva, la enorme fragmentaci¨®n pol¨ªtica que empieza a visualizarse en nuestro pa¨ªs tiene mucho que ver con los deseos de cambio que hay en una sociedad carente de referentes s¨®lidos. La ¨²nica duda que queda en el aire es si esta divisi¨®n electoral se trasladar¨¢ al Parlamento. Nuestro sistema electoral ha generado un fuerte bipartidismo en el 60% de los distritos electorales, los cuales reparten casi el 40% de los esca?os. Por ello la implantaci¨®n territorial de los distintos partidos ser¨¢ fundamental a la hora de transformar los deseos de los espa?oles en diputados.
Ignacio Urquizu es profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid y coordinador del seminario de an¨¢lisis pol¨ªtico de Metroscopia.
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