El infierno de Lalo Garc¨ªa
El exjugador de baloncesto del F¨®rum Filat¨¦lico de Valladolid lleva 13 d¨ªas desaparecido
Con el paso de los a?os las facciones de Lalo (Gonzalo) Garc¨ªa, el exjugador de baloncesto del F¨®rum Filat¨¦lico de Valladolid, hab¨ªan perdido dureza. La edad y los disgustos hicieron que los kilos redondearan su rostro y el pelo desapareciera paulatinamente de su cabeza. No atravesaba su mejor momento, pero ven¨ªan tiempos mejores. Por fin hab¨ªa encontrado un nuevo trabajo, se le ve¨ªa animado e incluso hab¨ªa retomado la buena costumbre de hacer ejercicio f¨ªsico.? Por eso no result¨® extra?o que, el mi¨¦rcoles 4 de marzo por la tarde, se enfundara un ch¨¢ndal azul, unas deportivas blancas y saliera, sin cartera ni m¨®vil, "a dar un paseo". Lalo no regres¨®. Lleva 13 d¨ªas desaparecido.?
La madre de Lalo, Montse, denunci¨® su desaparici¨®n al d¨ªa siguiente. La Guardia Civil inici¨® entonces una batida por las inmediaciones de Arroyo de la Encomienda, un municipio?pr¨®ximo a Valladolid donde el exjugador viv¨ªa con su madre. Varias unidades caninas rastrearon sin ¨¦xito la ribera del r¨ªo Pisuerga e incluso los buzos se sumaron a la b¨²squeda. Nada. En los alrededores de la peque?a localidad de 17.000 habitantes no se hall¨® la m¨¢s m¨ªnima pista de Lalo. Pero la madeja no tard¨® en soltar el primer hilo del que poder tirar. Sobre las 22.00 del mi¨¦rcoles el exjugador fue visto en la cafeter¨ªa Carex, en Valladolid. La Polic¨ªa Nacional se hizo cargo de la investigaci¨®n y brotaron los primeros ruegos de sus familiares. "S¨®lo queremos que vuelva", implora Mike Hansen, compa?ero de equipo de Lalo y portavoz de la familia.
Las lesiones dejaron a Lalo sin baloncesto cuando ten¨ªa 30 a?os
La desaparici¨®n del exjugador, de 43 a?os, ha dejado un r¨ªo de reacciones calladas, de miradas tristes, de cabeceos. Era una figura reconocida del deporte de la Valladolid, un hombre de la casa, de los que nacen, crecen y siempre permanecen en su club. En un equipo por el que pasaron jugadores como Oscar Schmidt o Sabonis, ¨¦l era el ¨²nico que ten¨ªa su camiseta con el n¨²mero cinco retirada en la techumbre vac¨ªa del Pabell¨®n Pisuerga, una ceremonia habitual en la NBA, extra?a en Espa?a, pero que en todo caso queda reservada a los m¨¢s grandes. Las lesiones dejaron a Lalo sin baloncesto cuando solo ten¨ªa 30 a?os. Hab¨ªa debutado con 17 y en sus 13 temporadas se convirti¨® en la referencia de un club en el que los ni?os quer¨ªan ser como ¨¦l.
Los d¨ªas de gloria no se acabaron con la retirada porque Lalo se qued¨® como Director deportivo. Finalmente se incorpor¨® a la firma que en aquel entonces, el a?o 2006, era el patrocinador del club, F¨®rum Filat¨¦lico. Lalo hab¨ªa heredado la cartera de su padre, tambi¨¦n comercial de la entidad, y su buena imagen dio frutos inmediatos, las operaciones basadas en la confianza que inspiraba el capit¨¢n se acumulaban y comenz¨® a gestionar un negocio en apariencia pr¨®spero. Incluso mostraba p¨²blicamente el orgullo de haber duplicado los clientes de su padre, hasta que en Mayo de 2006 el Juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska precint¨® las oficinas de F¨®rum Filat¨¦lico y Afinsa y se llev¨® por delante los ahorros de un mont¨®n de familias, los de Lalo y un buen pedazo de su autoestima. El exjugador vivi¨® el desalojo por parte de la polic¨ªa de la sede vallisoletana de la empresa, que fue acusada de estafar a m¨¢s de 200.000 clientes en Espa?a.
Pasan los d¨ªas, el misterio no se resuelve y las nuevas informaciones que se van conociendo a cuenta gotas no arrojan demasiada luz al caso. Los familiares y amigos de Lalo se dividen entre los que creen que ha optado por empezar una nueva vida lejos de Valladolid y los que piensan que su desaparici¨®n es una mala noticia que no se cuenta con sorpresa sino como el desenlace esperado para quien lleva tantos a?os cayendo sin poder levantarse. "Se ha ido de la ciudad porque la vida le ha castigado bastante", se aferra su amigo Francisco Javier Pastor, que no quiere o¨ªr hablar de un posible suicidio.
La familia se alimenta de esperanza. Para ellos fue un cierto alivio la declaraci¨®n de un ciudadano que asegur¨® haber visto a Lalo el jueves por la ma?ana con su ch¨¢ndal azul en el centro de Valladolid. Es una informaci¨®n no oficial que la polic¨ªa no ha validado a¨²n, pero a la que se aferran los allegados del exjugador que se niegan a pensar que no volver¨¢n a ver a su padre, hijo, hermano o amigo.
Un vida llena de batacazos
Los amigos y familiares de Lalo Garc¨ªa le describen como un hombre solidario, simp¨¢tico y algo reservado que pas¨® de tener ¨¦xito, dinero y fama a perderlo todo en un pesta?eo. Los que le conocen aseguran que no ha llegado a superar el batacazo de F¨®rum Filat¨¦lico. Lalo tuvo que repetir hasta la afon¨ªa que no estaba al corriente la situaci¨®n de la empresa, que no conoc¨ªa que detr¨¢s de las operaciones que hab¨ªa firmado exist¨ªa una estafa piramidal de proporciones b¨ªblicas. Con buena parte de sus ahorros perdidos le toc¨® reiniciar su vida laboral una vez m¨¢s, pero cada d¨ªa result¨® m¨¢s complicado, tuvo que pedir ayuda de todo tipo a los m¨¢s cercanos, pelearse contra el olvido y la quiebra econ¨®mica.
El exjugador se divorci¨® en dos ocasiones y tiene dos hijos, de 13 y 8 a?os. Pas¨® muchas dificultades econ¨®micas para mantenerlos y, al estallar el caso F¨®rum, dirigi¨® todas sus fuerzas a buscar un empleo. Encontr¨® trabajo en un empresa de montajes deportivos pero la crisis econ¨®mica ense?¨® sus dientes y la entidad quebr¨®. Lalo no se amedrent¨® y sigui¨® buscando. Se traslad¨® al Pa¨ªs Vasco para ser escolta de pol¨ªticos en una empresa de seguridad. Al poco tiempo ETA abandon¨® las armas y los guardaespaldas pasaron a ser prescindibles.
Pero despu¨¦s de tantos infortunios parec¨ªa haber encontrado el sendero correcto. En diciembre de 2014, comenz¨® a trabajar en la compa?¨ªa de seguros de unos grandes almacenes. El nuevo empleo unido a la devoluci¨®n de un 10% de lo perdido en el concurso de acreedores de F¨®rum parec¨ªan un punto para iniciar la remontada pero las heridas de unos a?os tan desgraciados finalmente hab¨ªan pasado factura. El f¨ªsico, antes portentoso, ya hab¨ªa desaparecido, la admiraci¨®n que despertaba se extingu¨ªa poco a poco.
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