30 mafias dan trabajo en La L¨ªnea
Grupos criminales ¡®operan¡¯ con el tabaco desde Gibraltar, un millonario fraude que ¡®emplea¡¯ a una poblaci¨®n con 40% de paro
¡ª¡°Pero ??c¨®mo se llevan preso a mi marido?!, ?Si es quien le est¨¢ dando trabajo y de comer a toda La Atunara!¡±, les gritaba Elisa Isabel, la mujer de El Lolo, a los polic¨ªas mientras se lo llevaban detenido el pasado 18 de febrero.
La llamaron Operaci¨®n Poniente y se sald¨® con 18 registros y m¨¢s de una veintena de arrestados, de los que Manolo Mart¨ªnez Jim¨¦nez era uno de los cabecillas. ?l controlaba a al menos 20 personas en esa barriada pesquera que en sus tiempos trabaj¨® el at¨²n y que es tan antigua como el municipio al que pertenece, La L¨ªnea de la Concepci¨®n (C¨¢diz).
Cifras infumables
- Gibraltar, con una poblaci¨®n de 30.000 habitantes, introduce una media de 120 millones de cajetillas al a?o, seg¨²n datos de la Agencia Tributaria. Si fuese para el consumo interno, cada gibraltare?o deber¨ªa fumarse 11 paquetes al d¨ªa.
- Los impuestos sobre el tabaco suponen el 27% de la recaudaci¨®n del gobierno del Pe?¨®n, seg¨²n datos de la Agencia Tributaria. "De los 500 millones de su presupuesto anual, aproximadamente 150 provienen de los cigarrillos".
A sus 43 a?os, y sin saber leer ni escribir, El Lolo hab¨ªa montado una lucrativa empresa de contrabando de tabaco con familiares y amigos de la infancia, los mismos con los que jug¨® en ese entramado de calles endiabladas de casas bajas coloreadas que nunca oyeron ¡ªni quisieron o¨ªr¡ª hablar de un plan urban¨ªstico. Su banda sac¨® clandestinamente de Gibraltar ¡°unas 150.000 cajetillas de cigarrillos a la semana en 2014, 7,5 millones en todo el a?o¡±, seg¨²n datos de la polic¨ªa y la Agencia Tributaria.
Aquel d¨ªa los agentes tambi¨¦n fueron a por un vecino suyo, Francisco Jos¨¦ Mancilla, El Largo, pero estaba ocupado alijando hach¨ªs ¡ª¡°Muchos lo combinan¡±¡ª y se llevaron detenidas a su mujer y a su cu?ada. Tres d¨ªas m¨¢s tarde, y tras una sonada bronca familiar en la que los padres de las mujeres amenazaron a sus maridos, Mancilla y su socio (y hermano) se presentaron en el juzgado con los 30.000 euros de las fianzas de sus esposas. Billete sobre billete. Hoy est¨¢n todos los hombres presos por pertenencia a organizaci¨®n criminal, contrabando de tabaco y blanqueo de capitales.
??C¨®mo se llevan preso a mi marido, si le da de comer a toda La Atunara?!
Los contrabandistas ya no son lo que eran en La L¨ªnea. Aquella solo era una m¨¢s de las operaciones del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa contra las cerca de 30 mafias organizadas que calculan que est¨¢n operando con el tabaco entre Gibraltar y el municipio gaditano. Esta misma semana se culminaba la segunda fase de esa Operaci¨®n Poniente con otros dos detenidos. Los agentes han ascendido en la estructura piramidal de esos grupos criminales hasta llegar a ¡°los blanqueadores¡±.
Detr¨¢s del contrabando hay un blanqueo de capitales que, en este caso y rizando el rizo, vuelve a su origen, al Pe?¨®n, en forma de sociedades offshore (aprovechan ventajas fiscales), seg¨²n fuentes de la Agencia Tributaria y seg¨²n la OLAF, la Oficina Europea de Lucha Contra el Fraude, que ya en verano conclu¨ªa: ¡°Hay motivos para creer que los delitos de contrabando de tabaco y blanqueo de capitales que afectan a los intereses de la Uni¨®n Europea han sido cometidos¡± en Gibraltar.
Ya no son solo linenses los que organizan el trasiego de cajas de cigarrillos desde la colonia brit¨¢nica a los municipios colindantes. Ahora ha venido tambi¨¦n gente de fuera ¡ª¡°lituanos, b¨²lgaros, rumanos¡±, enumera un agente¡ª y de provincias lim¨ªtrofes, por ¡°el efecto llamada¡± de un negocio clandestino boyante. La Agencia Tributaria calcula que el fraude a las arcas del Estado espa?ol asciende a m¨¢s de 325 millones de euros al a?o. Una estafa a lo grande que cuenta con la simpat¨ªa hist¨®rica de una gran parte de los 63.000 habitantes del municipio porque ¡°entra dinero¡±, ¡°paga la hipoteca¡±, ¡°da trabajo¡± a miles de familias en una localidad que roza un 40% de paro y con uno de los IBI m¨¢s altos de Espa?a.
¡°Dinero mal venido, dinero mal gastado¡±, cuenta un contrabandista que le dec¨ªa su padre, despu¨¦s de estar toda su vida dedicado al contrabando. Pese a la advertencia, ¨¦l sigue en el negocio. Se ha ¡°preparado¡± una flota de tres motos que ¡ªdescargadas de cajetillas¡ª ¡°se quedan como galgos porque les meto 200 paquetes, unos 400 euros de inversi¨®n en cada una, y les saco 70 por viaje¡±. Como tantos otros, mantiene los contactos que le dieron sus familiares con los propietarios indios de los almacenes de Gibraltar y con los receptores de mercanc¨ªa de La L¨ªnea. Hoy ¨¦l es un padre de familia numerosa mileurista. Va y viene del Pe?¨®n varias veces al d¨ªa con una Scooter y sus dos socios mueven las otras dos. A¨²n arriesg¨¢ndose a una multa de 1.200 libras, las cuentas le salen: ¡°Esto es un modo de vida, tres viajes son 210 euros por moto¡±. Y siempre atento a los relevos de los guardias: ¡°No se puede repetir nunca con el mismo, aunque sea por educaci¨®n¡±, es la m¨¢xima.
Ha habido un ¡®efecto llamada¡¯ y se han metido grupos de Europa del Este
En La L¨ªnea, los vigilantes ¡ªguardias civiles y polic¨ªas¡ª son los m¨¢s vigilados. ¡°Lo saben todo de nosotros¡±, asegura un agente. ¡°Todos tenemos un mote, conocen los turnos, nuestros movimientos, nos siguen¡±. Hay una figura imprescindible en cada grupo. Son los aguadores o vig¨ªas, quienes avisan de los relevos y de si hay v¨ªa libre. Un puesto clave en esos portes a la carrera, a plena luz del d¨ªa, a la vista de todos y en pocos segundos: descargan las cajas de la lancha en la playa o del otro lado de la verja y corren 50 metros con ellas hasta el punto donde les esperan los motoristas, que salen como alma que lleva el diablo hasta la guarder¨ªa, la casa dispuesta ¡ªprevio pago a sus moradores¡ª para alijar ese d¨ªa la mercanc¨ªa hasta que se venda. Son tantas, que se dan casos de acudir a un domicilio por una denuncia com¨²n y encontrarse ¡°un alijo de 450.000 cigarrillos en el cuarto de ba?o¡±, dice un agente.
Detr¨¢s de los muros rosados de la mansi¨®n de El Lolo, con la puerta flanqueada por dos peque?as r¨¦plicas de los leones del Congreso, encontraron aquel d¨ªa m¨¢s de 100.000 euros en met¨¢lico, dos coches de alta gama, un equipo avanzado de transmisi¨®n, una m¨¢quina de contar dinero, aparte de 35.250 cajetillas y lanchas acabinadas en sus almacenes. Aunque su analfabetismo le obligaba a usar solo im¨¢genes y emoticonos con el tel¨¦fono, era todo un capo. Casado y con un hijo de 14 a?os que ya conduc¨ªa sin carn¨¦ y llevaba cajas de Ducal y American Legend ¡ªlas marcas que m¨¢s almacenan¡ª a otras provincias.
La nueva realidad del contrabando organizado ha sustituido a la visi¨®n casi rom¨¢ntica que muestra el grabado del siglo XIX colgado en el museo de La L¨ªnea, con las llamadas localmente ¡°matuteras¡± ¡ªllev¨¢rselo ¡°de matute¡± es llev¨¢rselo por la cara¡ª escondi¨¦ndose el tabaco en el refajo. Pero algo de aquel romanticismo queda: ¡°No se hace da?o a nadie¡±, ¡°mi abuela se tra¨ªa el az¨²car de Gibraltar¡±, ¡°mejor eso que robar¡±...
Los cabecillas de las nuevas organizaciones cuentan con un ej¨¦rcito de chavales sin oficio ni beneficio que pasan horas en el bar intentando ganarle a la m¨¢quina tragaperras y bebiendo batidos. Est¨¢n a la espera de que les suene el m¨®vil y otro colega diga las palabras m¨¢gicas: ¡°Hoy se trabaja¡±. A 10-15 euros por carrera, ¡°hay noches que descargan 100 cajas entre tres o cuatro¡±, asegura un guardia.
Gibraltar, con 30.000 habitantes, sigue dejando entrar 120 millones de cajetillas al a?o de cuyos impuestos obtienen el 27 % de sus ingresos, seg¨²n la Agencia Tributaria. ¡°Es imposible que se lo fumen, est¨¢n amparando el contrabando¡±, dice un delegado de la agencia, que ha duplicado sus esfuerzos de control en la zona. Un fraude de goteo diario, por tierra y por mar, tan persistente y tan dif¨ªcil de parar como las olas que ba?an las costas de este pueblo en los confines del sur de Europa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.