A prisi¨®n por gastar 800 euros hace siete a?os con una tarjeta robada
Con una pena de dos a?os y cuatro meses, deben entrar en la c¨¢rcel antes del mi¨¦rcoles Una de las condenadas tiene 28 a?os. La otra, 24 y un hijo de dos
Madrid, 13 de agosto de 2008. Tres chicas de 16, 18 y 21 a?os pasan el rato en un parque. Un hombre se acerca y les pregunta: "?Quer¨¦is compraros algo?". No le conocen de nada. Dudan, pero finalmente, seg¨²n su relato, le siguen hasta El Corte Ingl¨¦s sin imaginar que terminar¨ªan en el calabozo y dos de ellas, las mayores de edad, con una condena a 2 a?os, 4 meses y 16 d¨ªas de c¨¢rcel por un delito continuado de estafa y otro de falsedad en documento mercantil.
En el centro comercial gastaron 857 euros en 30 minutos. Pagaron con la visa oro de una mujer a la que tampoco conoc¨ªan, pero de la que el hombre ten¨ªa incluso su carn¨¦ de identidad. Las chicas cuentan que entonces pensaron que se trataba de una travesura que, como mucho, terminar¨ªa con la devoluci¨®n del dinero y una reprimenda de sus padres. No se les pasaba por la cabeza una condena de c¨¢rcel. Pero Ainhoa Vald¨¦s e Irene Garc¨ªa tienen hasta este mi¨¦rcoles para entrar en prisi¨®n si antes no reciben el indulto.
Desde su detenci¨®n hasta ahora han pasado casi siete a?os. "Un sinvivir", describen ambas. La Audiencia de Madrid ha confirmado la pena y el Ministerio de Justicia les ha denegado su primera solicitud de indulto. Con las l¨¢grimas a punto de brotar y continuas pausas para calmarse, las dos admiten sin matices que lo que hicieron estuvo mal y que tienen que recibir un castigo. "Pero no la c¨¢rcel".
No la c¨¢rcel, explican ellas, porque no tienen antecedentes penales, ya han pagado las indemnizaciones y multas, no han vuelto a delinquir y, sobre todo, porque ahora tienen un empleo estable. Ainhoa, que hoy tiene 28 a?os, trabaja en una gran cadena de ropa y cuenta que est¨¢ a punto de ascender a encargada de almac¨¦n. Irene, que pronto cumplir¨¢ 25, es cocinera en un restaurante, tiene un hijo de dos a?os y una pareja que no encuentra trabajo.
"No hemos ido a robar un banco. Fuimos a comprar tonter¨ªas, sin pensarlo. Hoy no se me ocurrir¨ªa hacer algo as¨ª", comenta Ainhoa. Su padre, muy afectado, no entiende que su hija tenga que estar entre rejas, mientras "esos de las tarjetas opacas siguen tan a gusto por ah¨ª". Ainhoa lleg¨® a ingresar en prisi¨®n en diciembre de 2012, pero la dejaron en libertad tres meses despu¨¦s, en espera de la respuesta del primer indulto. Irene, que entonces acababa de dar a luz, no lleg¨® a entrar en la c¨¢rcel. "Yo comet¨ª un error en 30 minutos. Nunca hab¨ªa hecho algo as¨ª y nunca lo he vuelto a hacer", relata mientras su peque?o, impaciente, intenta jugar con ella. "La Pantoja se ha llevado medio Marbella y va a prisi¨®n el mismo tiempo que yo. Que alguien venga y me lo explique".
En El Corte Ingl¨¦s se gastaron con la tarjeta robada 109 euros en un perfume de Chanel, otros 118 en reproductores de MP3 y 630 en m¨®viles. El cuarto pago, un port¨¢til encargado por el hombre que las hab¨ªa llevado hasta all¨ª, sali¨® denegado. Se pusieron nerviosas. Las pillaron y el hombre huy¨® con los objetos. Nunca fue detenido.
El abogado present¨® un recurso de apelaci¨®n para que se suspenda provisionalmente la ejecuci¨®n de la pena
La due?a de la tarjeta declar¨® que no sab¨ªa c¨®mo se la hab¨ªan quitado. La m¨¢s joven ¡ªque hab¨ªa firmado los resguardos de las compras porque era la que m¨¢s se parec¨ªa a la propietaria de la visa oro¡ª no fue juzgada por ser menor de edad. Ainhoa e Irene alegaron que nunca firmaron nada. Pero el juez considera en la sentencia que "el delito es extensivo a ellas en concepto de coautoras".
Las chicas cuestionan la defensa de la abogada de oficio que les asignaron en un primer momento. Aseguran que ni siquiera les explic¨® c¨®mo pedir el indulto en el Ministerio de Justicia y que, por ello, no incluyeron argumentos jur¨ªdicos como s¨ª han hecho en el segundo intento. "Fuimos solas al ministerio y alguien de la cola nos dijo qu¨¦ ten¨ªamos que poner", cuentan ahora. La respuesta: denegado. El Consejo de Ministros tom¨® la decisi¨®n en abril de 2014, un mes antes del controvertido indulto a un guardia civil que hab¨ªa sido condenado por grabar con el m¨®vil una agresi¨®n sexual.
El hombre huy¨® con los art¨ªculos comprados con la tarjeta de cr¨¦dito. Nunca m¨¢s lo han vuelto a ver?
Juan Miguel L¨®pez, el letrado de pago que hoy las representa, niega que se trate de un delito de estafa continuada. "Si voy a un local y enga?o para comprar algo, eso es una estafa. Si voy a un local y despu¨¦s a otro y a otro, eso es una estafa continuada, que agrava la pena. Ellas compraron en tres departamentos distintos, s¨ª, pero en el mismo local y en media hora. Y ni siquiera se hicieron con los objetos; incluso podr¨ªa ser tentativa de estafa y se pod¨ªa haber luchado por sustituir la pena de prisi¨®n por una multa". El abogado cree que se pudo haber buscado otra f¨®rmula: "No tienen antecedentes y est¨¢n insertadas en la sociedad. En este caso, lejos de buscar un efecto rehabilitador, la pena se convierte en un elemento de desestructuraci¨®n y hasta de represalia".
Ainhoa e Irene dependen ahora de la Audiencia de Madrid, donde han presentado un recurso para suspender la ejecuci¨®n de la pena hasta que el ministerio responda a su segunda solicitud de indulto.
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