Un reino `medieval?
La buena noticia es que con la presentaci¨®n de los escritos de defensa ya estamos m¨¢s cerca del juicio oral, uno de los grandes espect¨¢culos medi¨¢ticos internacionales cuya fecha de celebraci¨®n probable se puede anotar para comienzos de 2016.
La propuesta de citar a 689 testigos por parte de la defensa de Diego Torres es la representaci¨®n simb¨®lica, u on¨ªrica, si se quiere, de ese espect¨¢culo. Ni aqu¨ª ni en ning¨²n otro pa¨ªs ser¨ªa posible. Y la reducci¨®n radical de ese n¨²mero que seguramente resolver¨¢ la Audiencia Provincial de Palma no supondr¨¢ limitar el derecho de defensa.
En su escrito, el abogado Manuel Gonz¨¢lez Peeters hace un esfuerzo tit¨¢nico para justificar la citaci¨®n de tal n¨²mero de testigos y aporta un material documental que contin¨²a ilustrando lo que ya ha plasmado a lo largo de la instrucci¨®n. A saber, que no puede haber actividades presuntamente delictivas cuando todo lo que se hizo estaba visado y supervisado por la Casa de Su Majestad el Rey. En otros t¨¦rminos, se escuda en la Corona.
El material que aporta, sobre todo correos electr¨®nicos, muchos de ellos in¨¦ditos, indica, ciertamente, que el conocimiento de la Casa del Rey acerca de los movimientos de I?aki Urdangar¨ªn era puntual, y que el secretario de las infantas, Carlos Garc¨ªa Revenga, que encabeza el palmar¨¦s entre los destinatarios, era una especie de comisario pol¨ªtico que segu¨ªa los detalles m¨¢s nimios.
Los personajes se mueven a sus anchas en un reino medieval entre influencias y posesiones. Y esto nos remite al problema central y es, para utilizar una expresi¨®n b¨ªblica que viene al caso, el pecado original de todo el tinglado.
El pecado es ¨¦ste: desde el punto de partida todo el proyecto de I?aki Urdangar¨ªn solo pod¨ªa asumir las caracter¨ªsticas que finalmente tuvo. Una empresa de relaciones p¨²blicas donde el valor a?adido que ¨¦l aportaba era el de ser consorte de la infanta Cristina y yerno del rey Juan Carlos.
Urdangar¨ªn era, al desposar a la infanta, un jugador de balonmano de clase media acomodada. No era ni un hombre de negocios ni ten¨ªa fortuna. Carec¨ªa de patrimonio para garantizar a la infanta una vida de princesa.
El rey Juan Carlos, sin embargo, no quer¨ªa renunciar al deseo de que su hija llevara una vida de princesa y si para conseguirlo hab¨ªa que colaborar con su yerno pues manos a la obra.
Los correos electr¨®nicos arrojan luz sobre el destino inevitable de la empresa de relaciones p¨²blicas, por no decir tr¨¢fico de influencias, que mont¨® Urdangar¨ªn. Y sobre la mano que le ech¨® el rey Juan Carlos.
Un correo de fecha 10 de septiembre de 2004, tras una conversaci¨®n telef¨®nica, deja constancia de ello. All¨ª, Urdangar¨ªn le pide ayuda al rey para hacer gestiones ante algunas personalidades como Bernie Ecclestone, Ernesto Bertarelli, Joseph Blatter, Jacques Rogge.
Y sobre todo ante Bernard Arnault, propietario del grupo franc¨¦s de art¨ªculos de lujo LVMH, para que participe como patrocinador del Valencia Summit los d¨ªas 27, 28 y 29 de octubre de 2004.
¡°Quiz¨¢ con un impulso del Se?or, el tiempo no correr¨ªa tanto y el Sr. Arnaud [sic] decide con rapidez¡Si le parece oportuno el tema, quedo a la espera de sus comentarios y plan de acci¨®n¡±.
Esa mediaci¨®n tuvo lugar.
El Rey habl¨® con Joseph Blatter de la FIFA y est¨¦ envi¨® a Fedor Radmann; con Bertarelli de la America's Cup, quien despach¨® al director del su equipo, Patrick Magyar, y a su Director de Relaciones Institucionales, David Gallego. Otro tanto ocurri¨® con Jacques Rogge del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI), quien acord¨® con Juan A. Samaranch que fuese ¨¦l quien asistiera, y con Ecclestone de F¨®rmula 1, quien no pudo asistir. Finalmente, el Rey habl¨® con Arnault, quien despu¨¦s de analizar la propuesta de patrocinio decidi¨® aceptar y envi¨® como representantes a su directora de marketing Christine Belanger y a Jaime de Marichalar.
Bien.
Vayamos a la propuesta de testigos.
La defensa de Torres propone, por ejemplo, la declaraci¨®n del rey Felipe VI, de Juan Carlos I y de Do?a Sof¨ªa.
El Rey goza de inviolabilidad. Y los testigos tienen obligaci¨®n de decir verdad bajo advertencia de que pueden cometer delito de falso testimonio si no lo hacen. Por eso, seg¨²n el art¨ªculo 411 de la ley de Enjuiciamiento Criminal, el Rey, la Reina, sus respectivos consortes, el Pr¨ªncipe Heredero y los Regentes del Reino quedan exentos de prestar declaraci¨®n.
Pero el art¨ªculo 412.2 establece que "los otros miembros de la familia real estar¨¢n exentos tambi¨¦n de concurrir al llamamiento del juez, pero no de declarar, pudiendo hacerlo por escrito".
Por tanto, las declaraciones testificales de Juan Carlos I y de Do?a Sof¨ªa, los "otros miembros de la familia real", para utilizar la definici¨®n de la ley, no parecen estar por encima del juicio oral.
Comentarios
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.