La resaca eterna de Magaluf
La nueva normativa y los esc¨¢ndalos del a?o pasado no impiden que vuelvan las fiestas et¨ªlicas y siga la degradaci¨®n Esta temporada se esperan m¨¢s visitantes
Pasadas las diez y media de la noche, un brit¨¢nico de 58 a?os cae al vac¨ªo desde el octavo piso del edificio de apartamentos Complex, en el coraz¨®n de Magaluf. Nadie sabe qu¨¦ ha sucedido. El golpe seco se ha o¨ªdo a varios metros. La Guardia Civil entra, acordona la zona y cubre el cuerpo. Al lado de la furgoneta de la funeraria, un grupo de turistas sigue bebiendo en una terraza. Otros pasan por delante de la escena y se paran un segundo a echar un vistazo antes de entrar en un local de striptease de un callej¨®n. Es s¨¢bado 2 de mayo, fin de semana de apertura de la temporada, y los hoteles est¨¢n reci¨¦n pintados y ya al 60% de ocupaci¨®n. Llegan los primeros ingleses. Unos 2.000 jugadores de Rugby participan en un torneo de playa. Uno de ellos acaba de orinar encima de una mujer. Hay pub crawling (multitudinarias excursiones et¨ªlicas con barra libre de bar en bar), ej¨¦rcitos de tiqueteros, prostitutas, robos en la calle y barcos con fiestas de 200 personas a bordo. La vida sigue igual en Magaluf.
La debilidad del euro y la publicidad en forma de esc¨¢ndalos del a?o pasado atraer¨¢n este verano a un 10% m¨¢s de visitantes
El a?o pasado las im¨¢genes de una chica de 18 a?os haciendo felaciones a 24 tipos a cambio de un c¨®ctel de 4 euros dieron la vuelta al mundo. El esc¨¢ndalo fue monumental y el Ayuntamiento se ha pasado el invierno preparando una nueva ordenanza que regule el submundo de Punta Ballena, la calle de 400 metros donde se acumulan en verano hasta 20.000 personas (la mayor¨ªa brit¨¢nicos). Se poh¨ªben los 'pub crawling' de m¨¢s de 20 personas (que dejar¨ªan de ser rentables) o el consumo de alcohol en la calle de diez de la noche a ocho de la ma?ana. Pero de momento sigue sin entrar en vigor. Se retrasa hasta el 22 de mayo, anunci¨® el lunes el alcalde Manu Onieva (PP). Y adem¨¢s, habr¨¢ un periodo transitorio de adaptaci¨®n que puede durar todo el verano.
Historia de la ca¨ªda
- En julio de 2014 dio la vuelta al mundo un v¨ªdeo en el que se ve¨ªa a una chica irlandesa de 18 a?os practicando una felaci¨®n en serie a 24 borrachos a cambio de una copa. La pr¨¢ctica, apodada entonces 'mamading', escandaliz¨® al mundo. Pero en los pubs de Magaluf llevan utiliz¨¢ndose estas t¨¦cnicas (entre las que est¨¢n los famosos 'pub crawlings') para captar clientes desde hace 20 a?os.
- Tras el esc¨¢ndalo que supuso el descubrimiento de lo que sucede cada verano en Magaluf, llegaron los problemas legales: el jefe de la Polic¨ªa Local y dos de sus agentes fueron detenidos, acusados de falsificar pruebas y mantener, presuntamente, un trato de favor con algunos empresarios del ocio nocturno de la zona.
Llegados a este punto, nadie (comerciantes, hosteleros, vecinos o incluso polic¨ªas) cree que vaya a servir de nada ni que esta normativa mejore la zona. "Magaluf es lo que es hoy desde hace 20 a?os", explica un polic¨ªa que prefiere no revelar su nombre. Visto en perspectiva, el famoso mamading era una an¨¦cdota m¨¢s de una escalada de degradaci¨®n que alcanz¨® tambi¨¦n a la polic¨ªa local. El jefe del cuerpo y dos oficiales m¨¢s fueron detenidos y encarcelados por formar parte, presuntamente, de una trama corrupta que favorec¨ªa a determinados empresarios de la noche. El caso sigue bajo secreto de sumario y ha sembrado un clima de desconfianza total entre los empresarios y los agentes que patrullan la zona. La resaca del verano pasado se prev¨¦ interminable.
En Magaluf hay varias guerras en marcha, se?alan todos los empresarios. Primero la de los bares nocturnos por el control de las calles a trav¨¦s de sus tiqueteros. Se acusan mutuamente de corrupci¨®n, se cruzan denuncias a la polic¨ªa y se amenazan. Intentaron formar una asociaci¨®n, pero fueron incapaces de ponerse de acuerdo. La culpa de todo siempre es del vecino. Nadie se f¨ªa de nadie. La otra batalla es por el modelo de negocio: el viejo Magaluf contra el proyecto de las grandes cadenas hoteleras para elevar el perfil tur¨ªstico de la zona a cambio de la flexibilidad del Ayuntamiento. Los comerciantes creen que se permite la degradaci¨®n de la zona para que esos hoteles puedan quedarse con sus locales a precios muy bajos y convertirlo en un ¨¢rea de resorts. ¡°A estas empresas se les est¨¢n dando todo tipo de ventajas¡±, opina Jos¨¦ Tirado, presidente de Acotur. La opci¨®n del hotel con pulseritas de todo incluido, creen, seguir¨¢ creciendo y poco a poco nadie consumir¨¢ en sus pubs.
De hecho, ese el motivo por el que se invent¨® el famoso pub crawling, sostiene el empresario ingl¨¦s John Daly. Era la ¨²nica manera de sacar los turistas de los hoteles y ofrecerles una barra libre en cuatro o cinco pubs por unos 25 euros. En el s¨®tano de su club de striptease, junto a su socio Paul Smith (promotor de la fiesta de la empresa Carnage en la que se grab¨® el famoso v¨ªdeo del a?o pasado), denuncia la corrupci¨®n policial y el hostigamiento orquestado del que son v¨ªctimas. ¡°Nosotros no somos perfectos. Nos hemos equivocado a veces. Lo del a?o pasado no estuvo bien, de acuerdo. Pero soy el ¨²nico aqu¨ª que tiene contratados a sus trabajadores, pago los impuestos y tengo todas las licencias. ?Por qu¨¦ me hacen solo a m¨ª la vida imposible?¡±, se queja. Justo en ese momento, el encargado le hace subir, donde la polic¨ªa pide la licencia del local y denuncia a sus tiqueteros, que como en el resto de bares de la calle, no llevan el chaleco pertinente. ¡°?Lo ves? Solo vienen a m¨ª¡±, dice delante del polic¨ªa, que desde hace un rato tiene el coche aparcado frente a su local.
Todo sigue igual. En la apertura de temporada ya hubo ¡®pub crawling¡®, peleas, 'party boats' y prostituci¨®n
Su guerra viene de lejos. John Daly y su socio aportaron el a?o pasado a la Fiscal¨ªa un v¨ªdeo en el que se ve a un polic¨ªa local colocando una bolsa de coca¨ªna en un sof¨¢ de su bar. En la imagen se observa c¨®mo el agente va a buscar al perro y le hace rastrear la droga. El hallazgo, nunca se hizo constar en el acta. Solo se trataba de un ejercicio de intimidaci¨®n, cree Daly. Pero el polic¨ªa tuvo la mala suerte de que las c¨¢maras de seguridad le grabaran mientras lo hac¨ªa, as¨ª que aleg¨® que era un simple entrenamiento canino. Tras su detenci¨®n, vuelve a patrullar por Magaluf.
Ante la creciente vigilancia policial, muchos intentan trasladar sus fiestas al mar. Y aunque el lunes el alcalde asegur¨® que se tramita una nueva normativa para aplicarles las mismas leyes que en tierra firme (aforo, licencia para vender alcochol, horario...), este fin de semana ya han zarpado unos cuatro barcos (party boats) desde la playa de Magaluf. Pueden subir unas 250 personas, hay barra libre antes, durante y despu¨¦s del trayecto de dos horas. Y se promete mucho sexo. Solo hay que ver algunos de los v¨ªdeos que hay en Youtube. Cada pasaje cuesta 60 euros. Para venderlos, los tiqueteros de la principal empresa organizadora de estos cruceros disponen de una suerte de argumentario. Para los chicos sugiere esta t¨¢ctica: ¡°Insiste en que se organizan juegos sexuales a bordo del barco y se les garantiza alg¨²n obsequio a cambio de que se involucren. ?La gente tiene sexo a bordo cada semana! La primera cosa que el DJ dir¨¢ es que los ba?os est¨¢n solo para follar¡±. Para las mujeres, el argumento es m¨¢s florido: ¡°No hay presi¨®n para participar en los juegos sexuales, mirar es muy divertido¡±. Adem¨¢s, prosigue el documento, ¡°los delfines suelen seguir al barco, se podr¨¢ nadar con ellos¡±. Si en plena venta aparece la polic¨ªa, exigen que no se revele el nombre de la empresa. ¡°Vender tiquets es ilegal en Magaluf, as¨ª que no dejes que te atrape la polic¨ªa. Si lo hacen, no los dirijas a nosotros. Pero no hemos tenido un problema con ellos en 5 a?os, as¨ª que no te preocupes¡±.
Las presas son siempre las mismas. El 95% de los visitantes de esta playa son brit¨¢nicos procedentes del norte de Inglaterrra (Manchester, Leeds, Sheffield, Liverpool). Magaluf es para este segmento poblacional un lugar vacacional perfecto al alcance de sus posibilidades, que no son tantas. Por 400 euros pueden pasar una semana de diversi¨®n sin l¨ªmite, con vuelo y hotel incluidos. Los esc¨¢ndalos del a?o pasado, lejos de disuadirles, han generado un efecto llamada. Y la debilidad del euro frente a la libra es un buen est¨ªmulo. Seg¨²n las reservas de varios hoteles, este a?o se espera que su presencia aumente alrededor de un 10%. Una periodista del Daily Star desplazada para cubrir el primer fin de semana de la temporada lo describe as¨ª: "Ellos preferir¨ªan ir a Ibiza, pero esto es lo que se pueden permitir".
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