El sexo cuando es consentido

En 2009 el equipo de Feij¨®o tuvo un reto mayor que ganar las elecciones: qu¨¦ hacer con el candidato el d¨ªa de reflexi¨®n. Feij¨®o no ten¨ªa hijos ni mujer, ya hab¨ªa quemado a su sobrina en una campa?a anterior, y se sab¨ªa vagamente que le gustaba la noche de Vigo. Con los adversarios paseando con su familia, yendo a misa o mirando un r¨ªo, a Feij¨®o no le iban a poner de ma?ana a tomar copas con la camisa por fuera. Al final ¨¦l dijo que muchos d¨ªas sal¨ªa a correr en solitario por el parque de Castrelos. La imagen de un hombre solo en ch¨¢ndal por Castrelos, antiguo punto de venta de hero¨ªna de Vigo, no gust¨® a los estrategas, as¨ª que se le alquil¨® un amigo. Se fueron a correr los dos, no se sabe si con un pasado inventado, alguna aventura juntos que contar si un periodista se pasaba de listo. No hizo falta porque alguien repar¨® en el amigo de Feij¨®o. En un acto sectorial de apoyo al PP celebrado meses antes en el que estaba una mariscadora, un agricultor y un camionero, ¨¦l era el camionero. ¡°Su amigo Marcos¡±, dijo el Atl¨¢ntico Diario, ¡°que como se ve es un armario¡±.

Despu¨¦s de 15 d¨ªas de m¨ªtines, sonrisas y promesas, la jornada m¨¢s falsa de todas es aquella en la que los pol¨ªticos s¨®lo tienen que dedicarse a s¨ª mismos. En Pontevedra se lleg¨® a consultar a un nutricionista para saber qu¨¦ pod¨ªa desayunar un candidato (se desconoce si era nutricionista ideol¨®gico, en plan sin bacon para no alarmar a musulmanes, transg¨¦nicos tampoco, algo de la huerta, un yogur de leche gallega; un desayuno ni de izquierdas ni de derechas: un desayuno que al mediod¨ªa te obligue a comer una vaca viva). Otro, mi querido exalcalde de Sanxenxo Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Lorenzo, pas¨® el d¨ªa dando explicaciones por contestar as¨ª a la pregunta de cu¨¢l era el mejor momento para el sexo: ¡°Cuando es consentido¡±.

D¨ªa de reflexi¨®n. Como si Carmona en lugar de ser todos los madrile?os fuese Carmona

No hay d¨ªa de mayor estr¨¦s que el de reflexi¨®n: a la impostura p¨²blica hay que sumarle de repente la privada. Se tiende a pasear, leer la prensa, subir al monte, conocer a los hijos, hacer la compra o ver una ¡°agradable¡± pel¨ªcula. Todos estos actos tienen de golpe algo de extraordinario, una ins¨®lita capa marciana. Como se reviste todo de normalidad el error es doble: a la normalidad, en nota de prensa y cita con los fot¨®grafos, se le da marchamo de absurdo. Como si Carmona enloqueciese y en lugar de ser todos los madrile?os se pusiese a ser Carmona, y no encajase. Un d¨ªa un candidato dir¨¢: "Yo voy a aprovechar la ma?ana para subirme por primera vez al metro".

Tambi¨¦n hay quien da un paso al frente y lo arruina todo. El candidato Javier de Andr¨¦s, de ?lava, dijo que iba a aprovechar el s¨¢bado para arreglar unos enchufes. A Cristina Cifuentes, sin embargo, se le desplom¨® un se?or delante en el Retiro, o sea, vino Dios a verla. La candidata fue r¨¢pida al levantar al hombre, que se hab¨ªa ca¨ªdo en bicicleta. El se?or dijo ya de pie que Cifuentes se hab¨ªa ganado ¡°su voto¡±. La jornada tambi¨¦n sirve para reflexionar el sentido que tiene la campa?a electoral, el Gobierno y las leyes cuando puede uno salir al Retiro y ponerse a levantar gente para ganar las elecciones. Una vez en pie, el hombre se fue discretamente. No hubo manera de comprobar si era Marcos, el amigo de Feij¨®o. O directamente Carmona.